Los cinco golpes de Severo Moto
Habr¨ªa que preguntarse si Severo Moto es una amenaza para la seguridad del Estado espa?ol o simplemente un personaje inc¨®modo al que conviene tener lo m¨¢s lejos posible. Informes confidenciales del servicio secreto definen a este ciudadano, de 65 a?os y apariencia bondadosa, como un pertinaz golpista, inductor o colaborador en cinco intentos de golpe de Estado contra el r¨¦gimen del presidente Teodoro Obiang en Guinea Ecuatorial. Actualmente, Moto est¨¢ preso en la c¨¢rcel de Navalcarnero como presunto organizador de un transporte de armas "de guerra" a Guinea perpetrado en marzo pasado.
Visto as¨ª su expediente, no cabr¨ªan dudas acerca de su peligrosidad si no fuera porque este hombre, extremadamente cat¨®lico, de misa dominical y rezo diario, autoproclamado hace a?os presidente del Gobierno ecuatoriano en el exilio, carece de medios econ¨®micos. Reside en un modesto inmueble en la localidad toledana de Fuensalida (Toledo), vive de las ayudas que le proporcionan sus cuatro hijos y emplea algunas horas del d¨ªa en sacar a pasear por el parque a alguno de sus siete nietos. Parece existir una distancia sideral entre el abuelo Moto y el recalcitrante golpista. ?Estamos ante un individuo incre¨ªblemente astuto o ante un hombre f¨¢cilmente manipulable por arribistas y servicios secretos? El periodista Manu Leguineche lleg¨® a definirle como "un p¨¦simo conspirador, un poco gordo y bien vestido para el arquetipo". Severo Moto, que comenz¨® su carrera profesional como periodista radiof¨®nico y colabor¨® en tiempos con Radio Nacional de Espa?a y la agencia Efe, acostumbra a llevar traje y corbata en todas sus intervenciones p¨²blicas. Viste as¨ª incluso cuando conspira; actividad que, vistos sus antecedentes, es harto frecuente.
La polic¨ªa espa?ola niega su participaci¨®n en la investigaci¨®n que llev¨® a Moto a la c¨¢rcel: "Eso es cosa del CNI"
"Para explicar mejor c¨®mo vive mi padre, que miren en la nevera de su casa", dice Esther, una de sus hijas
Tampoco se entiende del todo su reciente carrera conspirativa sin precisar antes que Guinea Ecuatorial se ha convertido en una potencia petrolera en ?frica y ha pasado de ser un pa¨ªs pobre y casi olvidado a transformarse en un lugar donde se abren interesantes oportunidades para hacer negocio.
El abuelo Moto sal¨ªa de su domicilio el pasado 14 de abril hacia las nueve de la noche cuando fue detenido por agentes de la Comisar¨ªa de Informaci¨®n de la Polic¨ªa, acusado de haber dirigido una operaci¨®n de transporte de armas a Guinea un mes antes. Las intervenciones telef¨®nicas desvelaban, seg¨²n el auto del juez que lo envi¨® a prisi¨®n, su participaci¨®n activa en colaboraci¨®n con Francisco Rosell¨®, un empresario espa?ol que habr¨ªa recibido promesas de futuras concesiones econ¨®micas si el presidente Obiang era derrocado y Severo Moto acced¨ªa al poder. El suceso parec¨ªa indicar que Moto estaba preparando su en¨¦simo golpe.
Los hechos estaban siendo investigados desde hac¨ªa casi dos a?os por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) espa?ol y agentes de la Comisar¨ªa de Informaci¨®n de la Polic¨ªa, aunque fuentes de ¨¦sta niegan toda participaci¨®n en el asunto: "Nos hemos limitado a detenerle por orden del juez. Esto son cosas del CNI. No tenemos nada que ver con esa investigaci¨®n".
Los detalles del caso resultan tan pintorescos como para dudar de si se estaba produciendo un intento real de golpe de Estado o se trataba de una de esas conspiraciones de cafeter¨ªa que no llevan a ninguna parte. Rosell¨®, el empresario que financiaba el presunto env¨ªo de armas, resulta ser un modesto promotor inmobiliario sin demasiada suerte, a la vista de las dificultades por las que atraviesa su empresa. Adquiere un veh¨ªculo de segunda mano, sin matr¨ªcula, que es necesario transportar en una gr¨²a hacia el puerto de Sagunto (Valencia) para su embarque hasta Guinea Ecuatorial. La polic¨ªa, advertida por el CNI, interviene el veh¨ªculo, en cuyo maletero encuentra un fusil ametrallador Cetme, una escopeta M¨¢user, una pistola Colt, 33 cartuchos y un cargador de pistola. El informe no detalla que los cartuchos son incompatibles con unas armas demasiado viejas. La nota oficial que califica este hallazgo como "arsenal de guerra" parece algo m¨¢s que exagerada.
El incidente en cuesti¨®n se produce el pasado 5 de marzo y carece de repercusi¨®n informativa, as¨ª como un suceso posterior. Dicho coche deb¨ªa ser recogido por un ciudadano guineano, Saturnino Nkogo, que es detenido por la polic¨ªa guineana y muere en comisar¨ªa en extra?as circunstancias durante la noche del 12 al 13 de marzo. Hab¨ªa pasado una semana.
Durante esos d¨ªas, Severo Moto estaba a la espera de la decisi¨®n que adoptara el Tribunal Supremo sobre su caso. Era su ¨²ltima oportunidad de eludir una orden de extradici¨®n y ser expulsado de Espa?a (seg¨²n su abogado, el Gobierno espa?ol hab¨ªa negociado un posible destino para ¨¦l en Canad¨¢, Irlanda, Noruega, Malta o Chipre). El Consejo de Ministros hab¨ªa tomado la decisi¨®n de retirarle la condici¨®n de asilado pol¨ªtico el 30 de diciembre de 2005 y, tras un recurso de su abogado, la ratific¨® el 17 de marzo de 2006. El caso estaba pendiente de una ¨²ltima sentencia del Tribunal Supremo. Quiere ello decir que Severo Moto, sobre quien pesa una amenaza seria de expulsi¨®n de Espa?a por sus presuntas actividades golpistas, que se sabe vigilado y amenazado (su hermano fue apu?alado un a?o antes), habr¨ªa vuelto a la actividad golpista en un momento tan delicado: la peor decisi¨®n en el momento m¨¢s inoportuno.
Los hechos posteriores son especialmente significativos. El 27 de marzo de 2008, el Tribunal Supremo espa?ol anula la decisi¨®n del Consejo de Ministros de retirar el asilo pol¨ªtico a Severo Moto, por carecer de fundamento. El Supremo considera que Moto no pone en riesgo la seguridad nacional ni est¨¢ suficientemente acreditada su condici¨®n de golpista, una vez le¨ªdos los informes del CNI y de la polic¨ªa. La sentencia se notifica el 4 de abril. D¨ªas despu¨¦s, la polic¨ªa detiene a Moto por el incidente del coche y el d¨ªa 16 ingresa en la c¨¢rcel.
Hay un dato m¨¢s: Guinea Ecuatorial vive estos d¨ªas una campa?a electoral que culmina hoy, bendecida por el Gobierno espa?ol y por el Partido Popular. El ingreso en prisi¨®n significa dejar a Moto fuera de la circulaci¨®n durante estas fechas.
Tanto el PSOE como el PP han elogiado discretamente la apertura democr¨¢tica que est¨¢ iniciando el r¨¦gimen de Obiang, quien en su ¨²ltima visita a Espa?a (noviembre de 2006) fue recibido por Zapatero, por Rajoy y por el Rey. Los esfuerzos espa?oles por intensificar las relaciones econ¨®micas con Guinea Ecuatorial, al amparo de su descubierta riqueza petrolera, son evidentes. En los ¨²ltimos tiempos se han producido visitas oficiales, tanto de miembros del Gobierno como de destacados dirigentes del Partido Popular (caso de Gustavo de Ar¨ªstegui, portavoz de Exteriores de dicho partido); se est¨¢n fomentando todo tipo de intercambios (por ejemplo, la formaci¨®n de jueces guineanos en Espa?a) y se ha desvanecido toda cr¨ªtica al r¨¦gimen de Obiang por parte de los dos grandes partidos.
Todos esos esfuerzos de acercamiento encuentran una piedra en el camino: Severo Moto, su Gobierno en el exilio y su propensi¨®n a la conspiraci¨®n. A nadie se le oculta que Teodoro Obiang ha pedido varias veces su cabeza.
De las cuatro intentonas de golpe detalladas en un informe del CNI (la quinta es este ¨²ltimo suceso del coche con armas descubierto en Sagunto), quiz¨¢ la m¨¢s seria es la protagonizada entre febrero y marzo de 2004 por una serie de personajes, entre los que se encontraba un traficante de armas liban¨¦s, un reconocido mercenario y Mark Thatcher, hijo de Margaret Thatcher, la ex primera ministra brit¨¢nica. En aquella ocasi¨®n fueron reclutados 70 mercenarios con su correspondiente armamento, los cuales fueron detenidos en Zimbabue. Severo Moto coincidi¨® con algunos de los instigadores en un hotel de Canarias el 7 de marzo de 2004, e incluso particip¨® en un viaje en un avi¨®n bimotor con direcci¨®n a Bamako (Mal¨ª). Aquel intento de golpe tuvo una amplia repercusi¨®n internacional y dej¨® una pregunta sin respuesta: ?qu¨¦ hac¨ªan dos fragatas espa?olas desplazadas a las cercan¨ªas de Guinea Ecuatorial en esas fechas? El entonces ministro espa?ol de Defensa, Federico Trillo, eludi¨® toda repuesta aludiendo a un viaje rutinario de los buques hacia Canarias.
Sin embargo, del informe enviado por el CNI al Tribunal Supremo se desprende que el servicio secreto espa?ol vigilaba muy de cerca los movimientos de Severo Moto y de algunos de los conspiradores: conoc¨ªa su alojamiento en un hotel de la localidad canaria de San Bartolom¨¦ de Tirajana, fotografi¨® el bimotor en el que se realiz¨® tan extra?o viaje y contaba con datos detallados de todos los movimientos de estos personajes. Pero en aquella ocasi¨®n, y a pesar de tan documentada informaci¨®n, las autoridades espa?olas no detuvieron a Severo Moto. ?Por qu¨¦ entonces no se le detuvo y ahora s¨ª? El Tribunal Supremo, cuando estudia toda esta documentaci¨®n a?os despu¨¦s, concluye que Severo Moto tuvo un papel muy secundario y que eran otros los que planificaban y financiaban la intentona. El Tribunal Supremo viene a considerar a Severo Moto como un personaje a quien todo aquel que planea un golpe en Guinea busca como coartada. Es decir, un hombre f¨¢cilmente manipulable.
Y esa interpretaci¨®n no est¨¢ muy alejada de la realidad, seg¨²n cuantas personas de su entorno han sido consultadas. Para ello hay que situar en su exacta dimensi¨®n la capacidad real del denominado Gobierno de Guinea Ecuatorial en el exilio. Moto es su presidente. Est¨¢ formado por varios vicepresidentes y ministros, todos ellos residentes en Espa?a. Pero el citado Gobierno carece de local. Tampoco lo tiene el Partido del Progreso (PP) que lidera Moto, de ideolog¨ªa moderada. Las siglas no responden a una casualidad: corresponden a un tiempo en el que el l¨ªder guineano manten¨ªa buenas relaciones con Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y acud¨ªa con frecuencia a sus m¨ªtines y actos p¨²blicos.
Tanto el denominado Gobierno en el exilio como sus correligionarios se re¨²nen en domicilios o en cafeter¨ªas. A veces acuden a tertulias organizadas (como las del Club Col¨®n de Madrid) por la numerosa colonia guineana en Madrid. En dichas citas se habla frecuentemente de las mil y una formas de acabar con el r¨¦gimen de Obiang. "Cada d¨ªa le proponen varios golpes de Estado y a todos dice que s¨ª", confiesa una persona pr¨®xima a Severo Moto, que reconoce que su entorno est¨¢ muy contaminado y Moto es una persona extremadamente ingenua.
Sin embargo, Severo Moto es una personalidad apreciada por la colonia guineana en Espa?a. Hombre muy religioso, no dispone de coche ni de medios econ¨®micos. Vive del dinero que le aportan sus cuatro hijos (tres mujeres y un var¨®n). Al d¨ªa siguiente de su detenci¨®n, la polic¨ªa estuvo un par de horas registrando su domicilio. Seg¨²n manifiesta su hija Esther, s¨®lo se llevaron su ordenador. "Para explicar mejor c¨®mo vive mi padre, que miren la nevera de su casa y ver¨¢n c¨®mo vive, pero no s¨¦ si a alguien le conviene saber eso".
El gui¨®n no parece veros¨ªmil: un dirigente opositor sin dinero y amenazado de expulsi¨®n se asocia con un empresario arruinado para enviar dos fusiles antiguos con cartuchos inservibles con la intenci¨®n de derrocar a un dictador que lleva 29 a?os en el poder, dirige una potencia petrolera y est¨¢ celebrando una campa?a electoral con la bendici¨®n de Espa?a.
Cuando Obiang celebra un mitin, empresas e instituciones conceden d¨ªa libre a los trabajadores. Cuando lo hacen otros candidatos, no hay fiesta que valga. El dictador puede estar tranquilo estos d¨ªas: Moto no puede molestarle y Espa?a calla. -
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.