El empate entre dos Bolivias
Para Evo Morales, el refer¨¦ndum sobre la autonom¨ªa en Santa Cruz ha sido un intento ilegal, por parte de una oligarqu¨ªa privilegiada y racista, de desbaratar sus esfuerzos para "refundar" Bolivia como una rep¨²blica socialista y plurinacional. Para los dirigentes electos de Santa Cruz ha sido un medio democr¨¢tico de impedir que Morales imponga una autocracia socialista de estilo venezolano. Tardaremos varios d¨ªas en conocer la participaci¨®n y el resultado exacto de estos comicios extraoficiales. Pero seguramente no han alterado el empate estrat¨¦gico entre estas dos visiones rivales sobre el futuro de Bolivia.
A los partidarios de Morales les gusta pensar que su elecci¨®n en diciembre de 2005, con el 53% de los votos, equivali¨® a una revoluci¨®n ind¨ªgena. Su victoria lleg¨® despu¨¦s de que las movilizaciones callejeras derrocaran a dos presidentes. Como en la Venezuela de Hugo Ch¨¢vez, pensaron que una Asamblea Constituyente y la nacionalizaci¨®n de la industria del gas y el petr¨®leo eran la ruta hacia la imposici¨®n de un "socialismo del siglo XXI".
Pero Bolivia no es Venezuela. La pol¨ªtica de confrontaci¨®n de Morales no ha servido m¨¢s que para ahondar sus divisiones geogr¨¢ficas. El occidente andino, pobre e ind¨ªgena, sigue apoyando a Morales. Las tierras bajas de oriente, m¨¢s pr¨®speras y capitalistas, siguen enfrentadas a ¨¦l. Y en esa oposici¨®n se le han unido Cochabamba y Sucre.
La divisi¨®n pol¨ªtica de Bolivia hizo que, a diferencia de Ch¨¢vez, Morales no consiguiera obtener una mayor¨ªa de dos tercios en su Asamblea Constitucional. Su Movimiento Al Socialismo recurri¨® a diversos trucos: aprob¨® el texto de la nueva constituci¨®n en una sesi¨®n ad hoc celebrada en una academia militar, a la que no pudieron acudir los delegados de la oposici¨®n porque se lo impidi¨® una turba en el exterior. La reacci¨®n de los opositores fue convocar el refer¨¦ndum celebrado el domingo, que est¨¢ previsto que se repita en otros departamentos.
Morales ha hecho un llamamiento al di¨¢logo. Pero ninguno de los dos lados conf¨ªa en el otro. La verdadera medida de c¨®mo valore el Gobierno la votaci¨®n de Santa Cruz ser¨¢ que fije o no una fecha para un refer¨¦ndum nacional sobre la nueva constituci¨®n. Quiz¨¢ calcule que podr¨ªa ganar ese refer¨¦ndum por un margen estrecho. De esa forma bloquear¨ªa los intentos de los departamentos orientales de recuperar una proporci¨®n mayor de los ingresos del gas y consolidar¨ªa el control de Morales sobre el aparato judicial y el Congreso.
?Cu¨¢l ser¨ªa la reacci¨®n de la oposici¨®n? Las amenazas de secesi¨®n son amenazas vac¨ªas. El Gobierno cuenta con el apoyo de los vecinos Brasil, Argentina y Paraguay. Pero, aunque es posible que la oposici¨®n no tenga suficiente margen de maniobra, el tiempo est¨¢ de su parte. Bolivia se parece a Venezuela en un aspecto: su Gobierno socialista es muy incompetente. Pese al auge de las materias primas y el enorme aumento del gasto p¨²blico, la econom¨ªa no creci¨® el a?o pasado m¨¢s que un 4,6%, por debajo de la media latinoamericana. La tasa de inflaci¨®n ha subido al 13%. El Gobierno carece de administradores capacitados. Las inversiones privadas pr¨¢cticamente se han secado.
Para invertir estas tendencias ser¨¢ preciso que terminen las tensiones pol¨ªticas y se produzca un gran pacto entre Morales y sus adversarios. No parece que ninguna de las dos partes est¨¦ a¨²n dispuesta a ello.
Michael Reid es el editor de la secci¨®n de Las Am¨¦ricas de The Economist. Su libro El continente olvidado: la lucha por el alma de Am¨¦rica Latina ser¨¢ publicado en Espa?a en junio por Editorial Belacqva. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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