La voz recuperada de Mo Yan
Los novelistas siempre tratan de alejarse de la pol¨ªtica, pero la novela en s¨ª gira en torno a la pol¨ªtica. A los novelistas les preocupa tanto el destino del hombre que suelen perder de vista su propio destino. Y ah¨ª radica su tragedia".
Con esta cita del l¨ªder y dictador sovi¨¦tico Josef Stalin, abre Mo Yan, uno de los escritores actuales chinos m¨¢s prominentes, su libro Las baladas del ajo (Kailas). No es una elecci¨®n fruto del azar. Mo Yan navega con tranquilidad sobre las aguas torturadas de su propia vida cuando habla de c¨®mo ha llegado a publicar diez novelas, ocho de las cuales han sido traducidas a otros idiomas a pesar del desconocimiento que a¨²n reina en Occidente sobre la literatura china. Porque, quiz¨¢, para ¨¦l, el destino del hombre es tambi¨¦n el suyo, y qu¨¦ mejor manera de contarlo que a trav¨¦s de su tierra, Gaomi, un pobre condado de la provincia costera de Shandong, que le vio nacer un d¨ªa de febrero de 1955 y ha sido la principal fuente de inspiraci¨®n de sus obras.
"Ten¨ªa tantas cosas que contar... Hay que imaginar a una persona forzada a no hablar durante 20 a?os, que puede contar todo lo que ha visto"
"El realismo m¨¢gico activ¨® mis experiencias acumuladas en el pasado. Hab¨ªa muchas similitudes entre la vida en mi pueblo y la de sus libros"
"A¨²n hay cosas que no se pueden plasmar de forma directa, pero un buen escritor sabe encontrar la mejor manera para narrar lo que quiere decir"
El resultado es un rico abanico de novelas, que mezclan la agitada historia de la China del ¨²ltimo siglo con los ritos y tradiciones de las zonas rurales y el alma del pueblo chino, mediante un lenguaje realista, m¨¢gico, descriptivo, humanista y sat¨ªrico, que se ha visto influido, seg¨²n reconoce, por autores occidentales como Tolst¨®i, Faulkner o Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez.
Entre sus libros m¨¢s conocidos, figuran, adem¨¢s de Las baladas del ajo (un retrato de la China rural, ambientado en los primeros a?os del proceso de reforma puesto en marcha por Deng Xiaoping a finales de 1978); Sorgo rojo (El Aleph, 2002), con cuya adaptaci¨®n el director de cine Zhang Yimou gan¨® el Oso de Oro en Berl¨ªn en 1988; Grandes pechos amplias caderas (Kailas, 2007) -prohibido en China-, donde pasa revista a la historia china del siglo XX a trav¨¦s de la vida de una mujer, y La rep¨²blica del vino, en el que satiriza la corrupci¨®n gubernamental y la obsesi¨®n de su pa¨ªs por la comida y el alcohol. Las tres primeras han sido traducidas al espa?ol.
Sentado en un cl¨¢sico sof¨¢, en el llamado bar de los escritores del hotel Raffles de Pek¨ªn, rodeado de fotos en blanco y negro de los l¨ªderes de la revoluci¨®n, Mo Yan rompe el silencio y comienza a contar su vida de forma pausada, como corresponde al alias que adopt¨® cuando empez¨® a escribir estando en el Ej¨¦rcito.
"Mo Yan no es mi verdadero nombre, yo me llamo Guan Moye. Eleg¨ª ese apodo, que significa No hables, en recuerdo a los a?os en los que no pod¨ªa dirigir la palabra a nadie", explica mientras hurga en su infancia. "Eran los tiempos turbulentos de la Revoluci¨®n Cultural (19661976), en los que hab¨ªa conflictos entre la gente de mi pueblo todos los d¨ªas. Mi padre era agricultor, pero mi familia ten¨ªa una posici¨®n desahogada, y ten¨ªa miedo de que dijera algo inconveniente y trajera la desgracia a los m¨ªos. As¨ª que me dijo que no hablara y que aparentara ser mudo".
El silencio y el aislamiento fueron el alimento diario de aquel ni?o, el menor de cuatro hermanos, que se vio obligado a dejar el colegio cuando estaba en primaria. "Mis recuerdos est¨¢n repletos de soledad y hambre. La d¨¦cada de 1960 fue muy dif¨ªcil en China. Pasaba todo el d¨ªa en el campo cuidando de las vacas y las ovejas, mientras los chicos de mi edad estudiaban y jugaban en el colegio. Hab¨ªa veces que no ve¨ªa a nadie en todo el d¨ªa".
Cuando ten¨ªa 18 a?os, el joven Mo entr¨® a trabajar en una f¨¢brica. La mitad del tiempo era obrero, y la otra mitad, campesino. Hasta que, en 1976, intent¨® entrar en el Ej¨¦rcito. "Era la mejor forma de tener una buena vida. Pero hab¨ªa un l¨ªmite de edad, as¨ª que mi familia cambi¨® mi fecha de nacimiento, y puso un a?o menos. Entonces, hacer esto era muy f¨¢cil, ya que no ten¨ªa partida de nacimiento. Por eso alguna gente piensa que nac¨ª en 1956".
Tras la muerte de Mao, en septiembre de 1976, y la consolidaci¨®n de Deng Xiaoping en el poder, en 1979, el Gobierno relaj¨® los fuertes controles sobre la creaci¨®n literaria, y comenzaron a surgir las primeras obras sobre las pesadillas de la Revoluci¨®n Cultural. Fue la llamada "literatura de los heridos". La escritura floreci¨® en esos a?os, dando cabida a un amplio espectro de temas sociales, que inclu¨ªan desde la corrupci¨®n oficial a cuestiones feministas.
Fue en esa ¨¦poca, en 1981, cuando Mo Yan public¨® su primera novela, Lluvia en una noche de primavera. Despu¨¦s vino una docena de novelas cortas. "Pero no era f¨¢cil. Los oficiales en el cuartel me criticaban porque escrib¨ªa en lugar de hacer mi trabajo. As¨ª que en 1984 entr¨¦ en la Escuela de Arte y Literatura del Ej¨¦rcito". Desde ese momento, pudo vivir de la literatura.
Mo asegura que, como a otros escritores de la ¨¦poca, antes y durante la Revoluci¨®n Cultural, el discurso oficial -"los buenos eran perfectos y los malos no ten¨ªan nada bueno"- afect¨® profundamente a su pensamiento. "Pero, en la vida real, no hay una l¨ªnea que separe a unos de otros, y m¨¢s tarde cambi¨¦ mi forma de pensar. Fue una transformaci¨®n dr¨¢stica".
El r¨¢bano transparente fue su primer libro de ¨¦xito, y el segundo, Sorgo rojo. Este ¨²ltimo le permiti¨® consolidar su posici¨®n como autor. En 1996, public¨® Grandes pechos amplias caderas, donde relata desde los ¨²ltimos tiempos de la dinast¨ªa Qing (1644-1911) hasta la ¨¦poca posmao¨ªsta a trav¨¦s de la historia de una mujer que tiene ocho ni?as antes de lograr el deseado var¨®n, todos fuera del matrimonio. Una obra monumental, brutal y realista, en la que enaltece la abnegaci¨®n y la fuerza de la mujer, pero que fue prohibida en China por dos razones, seg¨²n cuenta su autor.
En primer lugar, porque se separ¨® de la doctrina oficial, que dictaba que "todo lo que hab¨ªa hecho el Partido Comunista era perfecto, sin ning¨²n error, y lo que hab¨ªa hecho el Kuomintang [el partido nacionalista de Chiang Kai-shek, que perdi¨® la guerra civil contra los comunistas de Mao Zedong] era malvado". En segundo lugar, porque describi¨® "de forma atrevida y directa el cuerpo humano".
Para Mo Yan, hacerse escritor "fue una idea sencilla". Simplemente, quer¨ªa cambiar de forma de vida porque no ten¨ªa futuro en el Ej¨¦rcito. "Una vez, un vecino de mi pueblo que hab¨ªa estudiado en la universidad me dijo que conoc¨ªa a un escritor que pod¨ªa permitirse comer tres veces al d¨ªa jiaozi [una especie de raviolis muy apreciados en China]. Esto era algo inimaginable para un ni?o de pueblo. Y yo ten¨ªa tantas cosas que contar... Hay que imaginar a una persona forzada a no hablar durante 20 a?os, que de repente puede contar todo lo que ha visto y experimentado. ?ste ha sido el verdadero poder detr¨¢s de mi escritura".
Mo Yan asegura que la literatura latinoamericana de los a?os ochenta, en especial el colombiano Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, ha tenido una gran influencia en su obra. "El realismo m¨¢gico activ¨® mis experiencias acumuladas en el pasado. Hab¨ªa muchas similitudes entre la vida en mi pueblo y la de sus libros. En mi pueblo no hab¨ªa luces por la noche, y, cuando abr¨ªas la ventana, pod¨ªas ver las hogueras brillando en el campo en la oscuridad. Mis recuerdos de infancia est¨¢n plagados de fantasmas. Mis abuelos me contaban tambi¨¦n muchos cuentos de esp¨ªritus. Despu¨¦s me di cuenta de que no deb¨ªa copiar el estilo de Garc¨ªa M¨¢rquez. Lo m¨¢s importante que aprend¨ª de ¨¦l fue su esp¨ªritu innovador".
Mo asegura que encontr¨® su propio estilo a partir de 1985, un estilo que define como "realista", y que utiliza estructuras narrativas complejas, cargadas de simbolog¨ªa, con profusi¨®n de personajes e historias largas. "Pero mi realismo es diferente del utilizado en el pasado en China", insiste; aquel realismo socialista, idealizador de la vida rural, que marc¨® los a?os del mao¨ªsmo, y que, seg¨²n remarca, "no dec¨ªa la verdad"; "aquel que describ¨ªa al Kuomintang como al diablo y al Partido Comunista como a un dios". "Mi realismo habla de la gente normal. Presento al lector todo tipo de caracteres, personajes con los que no ha tenido contacto nunca, situados en un ambiente especial, en el que se puede respirar el olor y o¨ªr los sonidos de la vida rural".
El escritor desgrana su existencia poco a poco, mientras sorbe con calma un zumo de naranja. Y cuando se le pregunta cu¨¢ntos libros ha vendido, afirma que lo desconoce. "Unos dos millones, creo. Pero no lo s¨¦. En cuanto publicas un libro en China, al d¨ªa siguiente llegan las copias piratas".
Dice que la novela de la que se siente m¨¢s orgulloso es la ¨²ltima, La vida y la muerte me est¨¢n desgastando, publicada en 2006. "La mayor¨ªa de mis libros utilizan un estilo copiado de Occidente. ?ste tiene mi propio estilo, he roto con esas influencias".
Asegura que los autores chinos se diferencian de los occidentales en que representan la psicolog¨ªa de los caracteres mediante su lenguaje y sus actos, mientras que los extranjeros describen directamente la psicolog¨ªa del personaje. Entre sus autores extranjeros preferidos, cita tambi¨¦n a Ernest Hemingway, G¨¹nter Grass y el japon¨¦s Yasunari Kawabata. Y entre los chinos, a Lu Xun y la novelista actual Wang Anyi.
Afirma Mo Yan que de las mil novelas largas que se publican cada a?o en China, menos de veinte son buenas. Pero su lectura consiste b¨¢sicamente en obras occidentales traducidas al chino. A ello dedica la mayor parte de su tiempo, adem¨¢s de ver la televisi¨®n, porque desde que acab¨® el ¨²ltimo libro no ha escrito una palabra. Cuando se ponga de nuevo a la tarea, lo har¨¢ en esas horas en que el d¨ªa llega a su fin. "Entre las nueve y las doce de la noche, cuando hay m¨¢s tranquilidad y no suena el tel¨¦fono". Y no utilizar¨¢ el ordenador, porque le cansa la vista y es m¨¢s lento. "Lo emple¨¦ durante cinco a?os, pero ahora utilizo el bol¨ªgrafo".
Mo Yan, que tiene una hija de 27 a?os, afirma que no tiene ning¨²n pasatiempo, pero le gusta el teatro y de vez en cuando viaja al extranjero. Cuando No hables habla, emite un cierto halo de tristeza. Quiz¨¢ cicatriz de la dura infancia que ha marcado su obra. "Cuando ten¨ªa cinco a?os [durante el gran salto adelante, el fallido movimiento de industrializaci¨®n rural lanzado por Mao Zedong, y que origin¨® grandes hambrunas y la muerte de millones de personas], los ni?os de mi pueblo ten¨ªan el vientre hinchado como en ?frica. Los ¨¢rboles eran blancos porque nos hab¨ªamos comido la corteza". S¨®lo cuando se ha catado la amargura, se es capaz de escribir, defiende.
Mo Yan, que en alguna ocasi¨®n ha sido mencionado como posible candidato al Premio Nobel de Literatura, cree que a¨²n est¨¢ lejos el d¨ªa en que este galard¨®n caiga en manos de un autor chino
[Gao Xinjiang, que lo recibi¨® en 2000, tiene nacionalidad francesa desde 1998]. "Quiz¨¢ dentro de cien a?os", dice lac¨®nico. "Es un premio occidental, es dif¨ªcil para los extranjeros comprender la literatura china. Adem¨¢s, es compleja de traducir a otros idiomas". Pero cuando analiza por qu¨¦ los autores chinos son mucho menos conocidos fuera de sus fronteras que los japoneses, como Yukio Mishima, Yasunari Kawabata o Haruki Murakami, se muestra duro: "No han sido lo suficientemente buenos. La literatura china reciente comienza a ser literatura real en la d¨¦cada de 1980. Entre 1949 [fecha de creaci¨®n de la Rep¨²blica Popular por Mao Zedong] y 1979, estuvo cargada de pol¨ªtica".
?Significa eso que los autores chinos pueden escribir hoy lo que quieran? "A¨²n hay cosas que no se pueden plasmar de forma directa, pero la situaci¨®n es mucho mejor que en el pasado. Un buen escritor sabe encontrar la mejor manera para contar lo que quiere decir". -
Las baladas del ajo. Mo Yan. Traducci¨®n de Carlos Oss¨¦s. Kailas. Madrid, 2008. 489 p¨¢ginas. 19,90 euros. Grandes pechos amplias caderas. Mo Yan. Traducci¨®n de Mariano Peyrou. Kailas. Madrid, 2007. 840 p¨¢ginas. 22,90 euros.
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