La importancia del color
En Barcelona, cada cosa tiene su lugar y el Bar?a en la de todos. Vean si no lo que ocurre con las manifestaciones.
Si uno sale a protestar, pongamos por caso, contra una ley controvertida -o contra el imperio yanqui-, el recorrido saldr¨¢ de plaza de la Universitat, tomar¨¢ por Pelai hasta la plaza de Catalunya; y de all¨ª, por Fontanella, bajar¨¢ por la Via Laietana, hasta la plaza de Sant Jaume. En otra modalidad, la multitud avanzar¨¢ por La Rambla y, cruzando el paseo de Colom, llegar¨¢ hasta el Gobierno Civil, en el Pla del Palau. Incluso, trat¨¢ndose de asuntos m¨¢s institucionales, la cosa discurrir¨¢ paseo de Gr¨¤cia arriba, hasta llegar a la plaza del L¨¢piz -en la Diagonal-, lugar de disoluci¨®n de muchos disturbios a finales de los a?os setenta.
- En este ranking, el Portal del ?ngel ocupa la posici¨®n m¨¢s modesta. Indefectiblemente, las procesiones c¨ªvicas que circulan por aqu¨ª son de peque?o formato y suelen terminar frente a la catedral. De modo que esta calle es uno de los term¨®metros sociol¨®gicos m¨¢s fiables de la ciudad. Sabido lo cual, una tarde me dispuse a seguir la manifestaci¨®n que -por la libertad del T¨ªbet y contra el secuestro de la segunda autoridad religiosa del pa¨ªs- atravesaba en ese momento el Portal del ?ngel.
- Abr¨ªan la marcha media docena de monjes, que recitaban ininterrumpidamente el nombre de "su santidad el Dalai Lama", entre los gritos -mayormente de jolgorio- que profer¨ªa el turisteo congregado. Detr¨¢s, un centenar de personas ondeaban la alegre bandera del T¨ªbet que -como desvel¨® hace unos d¨ªas la prensa- tambi¨¦n se fabrica en China. Por si no se acuerdan, es un estandarte formado por dos leones enfrentados sobre un tri¨¢ngulo blanco; todo recortado por un sol dorado y por unos rayos azulgrana (un dise?o que ha contribuido al ¨¦xito de la causa tibetana en Occidente). De esa guisa, un centenar de personas parecen una multitud, llaman la atenci¨®n y dan color a la calle.
- Ignoro si estoy con los tibetanos o con los chinos. Los imperios suelen ser de trato desagradable, pero tampoco quisiera que volviera ahora la teocracia mon¨¢stica.
No obstante, a juzgar por el escaso inter¨¦s que despert¨® este asunto entre la ciudadan¨ªa, podr¨ªamos concluir diciendo que la ¨²nica beneficiaria volvi¨® a ser la Barcelona tur¨ªstica; capaz de hacer que una manifestaci¨®n pro derechos humanos se parezca al pase de las cinco de un parque tem¨¢tico cualquiera. ?La de fotos que se hicieron ese d¨ªa!
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