Posesi¨®n / previsi¨®n
"La otra ma?ana, un par de gafas de segunda mano fueron vendidas por 16.830 d¨®lares y casi ninguno de los presentes en la abarrotada sala de subastas pareci¨® asombrarse". De este modo comentaba Terry Trucco en 1988 en The New York Times la subasta de los objetos personales de Elton John, vendidos d¨ªas antes en Sotheby's, Nueva York, "un tenderete de garaje para la alta sociedad".
Entonces, en plena bonanza econ¨®mica, con todo el futuro por delante -creyeron-, la inversi¨®n en obras de arte o en objetos para fetichistas acomodados era una noticia habitual, si bien ten¨ªa una significaci¨®n muy distinta de algunos de los comentarios que hoy se generan en torno a las ventas millonarias de obras de arte. O, para ser m¨¢s precisos, de ciertas obras, dado que ya no son Van Gogh o Matisse los que aparecen con m¨¢s frecuencia entre los hits de precios: los primeros lugares suelen estar ocupados por artistas de la generaci¨®n posterior a la Segunda Guerra Mundial.
?Qu¨¦ ha ocurrido despu¨¦s de ese otro 11-S cuyas consecuencias estamos viviendo ahora, sumergidos en una recesi¨®n mundial? ?Qui¨¦nes son esos nuevos compradores en potencia, los nuevos ricos y poderosos tantas veces citados, que vienen de pa¨ªses en un momento conocidos como segundo mundo y ahora en plena efervescencia econ¨®mica, consumidores reci¨¦n estrenados y entusiastas, de arte tambi¨¦n, a juzgar por las noticias que llegan desde Shanghai o Mosc¨²? La pregunta no es s¨®lo qui¨¦n tiene el dinero, sino en qu¨¦ lo gasta quien lo tiene y por qu¨¦ es ese su objeto de deseo... o de inversi¨®n.
?Tiene quince millones de euros disponibles? Piense por un momento en qu¨¦ los invertir¨ªa si hubiera pagado las hipotecas y tuviera una segunda vivienda con jard¨ªn ingl¨¦s en la Liguria y un coche extra y un velero, o hasta una casa en Londres y otra en Par¨ªs o Z¨²rich, si se despertara cada ma?ana con un Warhol de la primera ¨¦poca colgado en su alcoba, enfrente de la cama, incapaz de verlo de tan visto y desayunara con un Picasso.
Aunque lo m¨¢s curioso es c¨®mo la respuesta a estas preguntas no suele encontrarse ahora entre las p¨¢ginas de econom¨ªa, sino en las de cultura, tal vez porque en los momentos de crisis, cuando el dinero se tambalea en la bolsa y el ladrillo se derrumba, hay que apostar por valores alternativos. Todo el mundo lo sabe: se tiende a invertir m¨¢s en arte cuando bajan la bolsa o el d¨®lar, como probar¨ªa la crisis de 1973: bajan las divisas, sube la inversi¨®n en los artistas consagrados.
De modo que tampoco es nada nuevo lo que est¨¢ ocurriendo en el momento actual. M¨¢s curioso que las cifras que alcanzan los nuevos grandes maestros -quiz¨¢s porque los viejos Matisse o Van Gogh salen poco a la venta- parece tratar de entender por qu¨¦ Bacon gusta m¨¢s que Rothko, d¨®nde y desde d¨®nde se origina el prestigio, los nuevos prestigios. Para contestar a ese misterio habr¨¢ que esperar a que la crisis pase y las posesiones como inversi¨®n vuelvan a circular. Y para eso queda un buen rato, dicen.
Babelia
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