El arte espa?ol pone paz en Sicilia
Una exposici¨®n del Cervantes escenifica en Palermo la acci¨®n cultural exterior con la presencia de Molina y Caffarel
En mitad del ruido diplom¨¢tico, Palermo parec¨ªa ayer ajena al altercado que ha puesto de u?as al Gobierno espa?ol y al italiano por culpa de la inmigraci¨®n. Resultaba c¨®mico escuchar los vivas a Espa?a que exclamaban las autoridades sicilianas, con la que est¨¢ cayendo entre Roma y Madrid. Pero era su manera de celebrar el haberse convertido en los anfitriones de la mayor exposici¨®n internacional organizada hasta ahora por el Instituto Cervantes. Arte Espa?ol 1957-2007 se abri¨® ayer en el reci¨¦n restaurado Palacio Santa Elia, que dedica 2.000 metros cuadrados a la obra de 68 artistas fundamentales en la historia contempor¨¢nea -de Picasso, Mir¨®, Bu?uel y Dal¨ª al Equipo Cr¨®nica, Arroyo o Cristina Iglesias- y que ha costado 400.000 euros.
Molina: "El ministerio tiene vocaci¨®n nacional e internacional"
La muestra exhibe obras de 68 artistas, desde Picasso a Arroyo
La capital de la isla a la que la presencia espa?ola marc¨® durante dos siglos fue un b¨¢lsamo de paz para las autoridades presentes. Los carteles conmemorativos de los edificios en los que se celebra la victoria de Garibaldi sobre la "tiran¨ªa borb¨®nica" dieron paso a los puentes culturales. Y a otras cosas. Porque en lo que se convirti¨® Sicilia ayer tambi¨¦n fue en escenario de alguna batalla curiosa: la de la acci¨®n cultural exterior. Es la pol¨ªtica prioritaria en la agenda del ministro de Cultura, C¨¦sar Antonio Molina, pero levanta sus perspicacias en el ¨¢rea de Asuntos Exteriores y en el propio Instituto Cervantes porque consideran que roza muchas de sus competencias.
El caso es que all¨ª estaban todos por varias partes. Desde el ministro a Carmen Caffarel, actual directora del Cervantes, hasta varios de los responsables de los 15 museos que han prestado obras para el macroevento, con Manuel Borja-Villel, director del Reina Sof¨ªa, a la cabeza.
Tampoco faltaba Jos¨¦ Jim¨¦nez, director general de Bellas Artes, o los directores salientes de la ¨¦poca Molina en el Cervantes -Jos¨¦ Luis Canido, que fue responsable de relaciones culturales- y los entrantes de la ¨¦poca Caffarel, como Rufino S¨¢nchez, sustituto de Canido. Nadie se quiso perder ayer la inauguraci¨®n del acontecimiento m¨¢s ambicioso del Cervantes en el exterior.
Se trataba de colgarse bien las medallas. Caffarel empez¨® primero: "Me siento orgullosa de haber sido la promotora de la exposici¨®n m¨¢s grande sobre arte espa?ol del ¨²ltimo medio siglo. Con esta muestra fortalecemos el papel del Instituto Cervantes, que no s¨®lo tiene como objetivo ense?ar nuestra lengua, sino tambi¨¦n la cultura espa?ola por el mundo", asegur¨® la directora.
Pero Molina dej¨® claro de d¨®nde hab¨ªa partido la iniciativa. Mientras, Caffarel se daba aire muy estilosa con un abanico verde: "?sta es la muestra m¨¢s importante del Cervantes hasta ahora", asegur¨®. Y record¨® c¨®mo el mismo d¨ªa que Zapatero le llam¨® para ofrecerle ser ministro de Cultura, se encontraba reunido con Demetrio Paparoni, el comisario de la muestra, para prepararla. "Agradezco a la directora que la haya llevado a buen t¨¦rmino".
Era, adem¨¢s, la primera vez que ambos se juntaban en una mesa para presentar algo desde que Molina se hubiese quejado en una entrevista publicada en EL PA?S de que Caffarel estaba haciendo cambios en el organigrama del Cervantes que ¨¦l no aprobaba. Luego visitaron la exposici¨®n cada uno por su cuenta y tambi¨¦n atendieron a los medios por separado, aunque despu¨¦s se sentaron en la misma mesa a comer con las autoridades locales.
El ministro aprovech¨® para quitar hierro al altercado diplom¨¢tico de la semana: "Espa?a e Italia son dos grandes pa¨ªses. Estoy aqu¨ª para demostrar que nuestros v¨ªnculos se encuentran en pleno florecimiento". En cuanto a los cambios del Cervantes, asegur¨®: "Cualquier director tiene derecho a hacer su propio equipo y trabajar con su gente". Casi al tiempo, Caffarel respond¨ªa por qu¨¦ cre¨ªa que algunos de esos cambios le hab¨ªan irritado: "No lo s¨¦. Nunca he hablado por boca de alguien que no fuera yo. De todas formas, yo miro siempre hacia delante".
Pero si alguien pensaba que Molina iba a desistir en su estrategia exterior, el miembro del Gobierno remarc¨®: "El Ministerio de Cultura tiene vocaci¨®n nacional e internacional. Me vanaglorio de haber sido director del Cervantes, haber abierto 25 nuevos centros y haber organizado dos congresos internacionales de la Lengua. Esta instituci¨®n siempre tendr¨¢ en m¨ª a un valedor".
Para la vocaci¨®n internacional, Molina ha puesto ya la maquinaria promocional en marcha. Y anunci¨® m¨¢s bombardeos medi¨¢ticos: "Est¨¢ a punto de aparecer el n¨²mero 1 de la revista Luces de la Cultura, en la que daremos cuenta de todo lo que hace el ministerio. Hay un dossier extenso dedicado a todo lo que hemos puesto en marcha este a?o". Algunos ya van a empezar a contar los cromos. Ya corren las apuestas para ver si la revista supera el autobombo del n¨²mero cero, que tanto impacto ha causado por lo siguiente: de las 45 fotos publicadas, Molina aparec¨ªa en 14. ?Alguien da m¨¢s?
Las pol¨¦micas etiquetas
No es muy habitual que una exposici¨®n de arte espa?ol sea comisariada por alguien de otro pa¨ªs. Por eso, Demetrio Paparoni, cr¨ªtico y profesor de la Universidad de Catania, se siente muy orgulloso de su trabajo con la muestra Arte espa?ol 1957-2007. Aunque para algunos, los conceptos que ha utilizado para calificar a los artistas de la muestra son un tanto extra?os. Paparoni divide a los creadores en varios grupos: los del existencialismo barroco, los del quijotismo tr¨¢gico, la abstracci¨®n simb¨®lico-formal, el misticismo pagano o el tenebrismo hisp¨¢nico...
?No se ha pasado un pel¨ªn con las etiquetas? "No creo. No es una visi¨®n pesimista la que he sacado de la muestra. Es optimista. Me ha impresionado la actitud ante la muerte que tienen estos artistas. Para ellos, morir no tiene sentido si no has hecho nada en tu vida v¨¢lido para los dem¨¢s. No es una visi¨®n tenebrosa, es extraordinariamente generosa", comenta Paparoni.
En su tremenda inmersi¨®n dentro del arte contempor¨¢neo espa?ol, el comisario ha detectado algo tan envidiable como preocupante. "Hay algo magn¨ªfico, los artistas est¨¢n apoyados incondicionalmente por sus instituciones y museos. Participan en eventos porque se les encargan obras, pero cuando les llaman del extranjero y les dicen que no hay encargos, no van. Esto hace que su mundo sea demasiado cerrado y autorreferencial".
Babelia
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