Artistas
?Cu¨¢nta langosta hay que comer para llevar las lentejas a casa! Eso sol¨ªa decirse entre los periodistas econ¨®micos, que antes, y supongo que tambi¨¦n hoy, eran agasajados por las empresas con op¨ªparos "almuerzos informativos". S¨¦ de qu¨¦ hablo: sufr¨ª mi primer c¨®lico nefr¨ªtico despu¨¦s de ingerir una langosta gigantesca, financiada por Catalana de Gas. La industria de la restauraci¨®n se ha desarrollado mucho en estos a?os. Los grandes cocineros son artistas y estrellas medi¨¢ticas, e intuyo que los informadores seguimos frecuentando sus establecimientos, pagando unas veces, por la cara otras. Es interesante, en cualquier caso, seguir la feroz pol¨¦mica entre los genios de los fogones. E ilustrativo. Todas las expresiones creativas pueden ser disfrutadas gratis, o pagando poco. Las letras, la m¨²sica, incluso el teatro o la ¨®pera, son f¨¢cilmente reproducibles. El acceso es bastante abierto. Cualquier aficionado puede juzgar al artista por su obra. Todo es accesible, menos la alta cocina.
Dudo que exista un lector que desconozca a Ferran Adri¨¤. Pero me pregunto cu¨¢ntos han probado uno de sus platos o han gozado de una cena en El Bulli. Lo mismo vale para Santamar¨ªa, Arzak, Berasategui y dem¨¢s popes. Echando cuentas entre el salario medio espa?ol y los precios de sus restaurantes, se deduce que la inmensa mayor¨ªa s¨®lo puede captar la parte te¨®rica del asunto.
Ayer, en televisi¨®n, radio y prensa, el apasionante debate entre nouvelle cuisine y cocina tradicional ocup¨® el mismo espacio, o m¨¢s, que las agresiones xen¨®fobas en Sur¨¢frica o Italia. Eso tiene varias explicaciones posibles. La primera, que es un negocio que mueve mucho dinero y merece la m¨¢xima atenci¨®n. La segunda, que Espa?a va mejor que nunca, que muchos frecuentan los templos de la comida y que el mileurismo y la precariedad constituyen fen¨®menos marginales. La tercera, que los periodistas seguimos trajinando mucha langosta (y hablando de quien nos la paga) para llevar las lentejas a casa.
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