Misi¨®n, devolver el sonido a la m¨²sica
Peter Gabriel apadrina un movimiento que persigue y defiende la calidadde las grabaciones en la era del MP3
Large, por su parte, se mostraba abatido ante la dificultad de sacar al mercado nuevos artistas y fantaseaba con la posibilidad de convertir los estudios del ex l¨ªder de Genesis en algo m¨¢s que un capricho para bandas millonarias.
A?o y medio despu¨¦s, ambos est¨¢n sentados en el estudio principal de Real World, flanqueando a Peter Gabriel, que luce aspecto de monje tibetano y voz de locutor de radio. Han congregado en este id¨ªlico paraje, a las afueras de la ciudad balneario de Bath, a un grupo selecto de medios y clientes de la firma para presentar en sociedad el Music Club, un proyecto con vocaci¨®n innovadora dentro del campo de la edici¨®n y distribuci¨®n musical. Este club es al consumo contempor¨¢neo de m¨²sica lo que el slow food a los h¨¢bitos gastron¨®micos modernos.
Se trata de una comunidad online a la que se accede previo pago de una cuota -mensual, semestral o anual (esta ¨²ltima es de 50 euros)-. Ese canon permite la posibilidad de descargarse en alta calidad -sin compresi¨®n ni dem¨¢s marranadas y en un m¨¢ximo de 10 minutos- un ¨¢lbum al mes. Los artistas ser¨¢n seleccionados por Gabriel y grabar¨¢n sus discos en los estudios Real World. "Al final del mes durante el cual los socios del club pueden descargarse el disco", nos comenta Heiken, "el artista recibe el master del ¨¢lbum y es libre de llevarlo adonde quiera. Bowers and Wilkins no es una editora discogr¨¢fica y el se?or Gabriel tampoco es un empresario al uso, as¨ª que, simplemente, nos dedicamos a ofrecer m¨²sica nueva e interesante a un precio razonable y con una calidad nunca vista hasta la fecha en la Red".
Con m¨¢s de 40 a?os de antig¨¹edad y un volumen actual de negocio de m¨¢s de 150 millones de euros al a?o, Bowers and Wilkins naci¨® de la obsesi¨®n de un amante de la m¨²sica cl¨¢sica por la calidad del sonido, que un buen d¨ªa decidi¨® fabricar ¨¦l mismo unos altavoces ante la posibilidad de hallar unos que hicieran justicia a la magia de la m¨²sica que amaba.
Lo que parec¨ªa un capricho artesanal se convirti¨® en empresa gracias a que una de sus primeras clientas dej¨® toda su herencia al fundador de la firma, con la ¨²nica condici¨®n de que dedicara el dinero s¨®lo a la producci¨®n de altavoces. Hoy esos productos tratan de negociar una realidad adversa, aunque, seg¨²n tendencias apuntadas recientemente, tal vez estemos a punto de vivir un renacimiento de la alta fidelidad. "El sonido de las compresiones me deprime", comenta Gabriel. "Pasas horas y horas grabando gran m¨²sica y despu¨¦s la gente la escucha de manera cutre. Algunos podr¨¢n ver en este proyecto una manera m¨¢s o menos revolucionaria de editar m¨²sica a trav¨¦s de la Red, yo veo grandes artistas desconocidos presentados en el mejor envoltorio posible: la calidad del sonido".
Lanzado a la Red el pasado jueves, Music Club aspira a crear durante este a?o adaptaciones regionales de su oferta, as¨ª como la extensi¨®n del concepto club de sibaritas musicales al universo offline. "Las posibilidades de crecimiento son infinitas, pero ¨¦sa no es nuestra obsesi¨®n. Jam¨¢s tendremos un cat¨¢logo de siete millones de canciones, pero s¨ª podemos tener 12 grandes discos al a?o", apunta Heiken. Gabriel asiente, mientras que el dj y productor Adrian Sherwood, famoso por su trabajo con Depeche Mode o Sinead O'Connor y parte activa del proyecto, sentencia: "Odio los MP3. Deber¨ªan prohibirlos".
Primeros lanzamientos
Entre los primeros artistas lanzados por el exclusivo club del sonido destaca Little Axe, proyecto del veterano Scout McDonald, n¨®mada de la m¨²sica que aspira a redefinir las leyes del blues con su disco para esta sociedad. Lo hace con el ¨ªmpetu de alguien que es capaz de afrontar un concierto ante dos docenas de periodistas atar¨¢xicos como si fuera su presentaci¨®n en el Madison Square Garden. "De aqu¨ª a unos meses, os hartar¨¦is de escuchar sus temas en la radio. Pero ahora son nuestros", as¨ª presentaba Peter Gabriel a Mondo Cane, banda de pop brit¨¢nico cuyo disco ser¨¢ el tercer lanzamiento del club y en cuyas filas se encuentra el hijo de Ron Wood, de los Rolling Stones.El ex miembro de Genesis,consciente de que es gancho comercial, pero sin resignarse a perder su perfil de visionario musical para convertirse en hombre anuncio, insiste en las bondades musicales de los proyectos presentados. "Seremos lo m¨¢s ecl¨¦cticos posibles y escucharemos todo lo que nos llegue. Si viene Adrian Sherwood con un grupo de Etiop¨ªa, le daremos una oportunidad. Bueno, ya lo hemos hecho. El grupo de llama Dub Colossus".
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