Dram¨¢tica paliza a ?lvaro Montes
Fueron unos momentos de intenso dramatismo. El rejoneador ?lvaro Montes recibi¨® una monumental paliza en su primer toro de la que result¨® con desgarro de la oreja derecha y contusiones m¨²ltiples. Es lo menos que le pudo ocurrir al rejoneador dada la espectacularidad de la cogida.
Todo ocurri¨® en el tercio de banderillas. Montes montaba a lomos de su caballo Lupito, experto en piruetas (vueltas completas sobre s¨ª mismo) en la cara de los toros. Intent¨® adornarse el caballero con una nueva pirueta tras colocar un tercer arp¨®n, no calcul¨® adecuadamente la distancia, y toro y caballo se encontraron de frente. El equino perdi¨® el equilibrio y qued¨® a merced de su enemigo. Afortunadamente, el toro lo empal¨® en lugar de empitonarlo y lo volte¨® sobre la arena mientras Montes sal¨ªa despedido con violencia. Mientras el caballo se pon¨ªa en pie con celeridad y hu¨ªa ileso del lugar de los hechos, el rejoneador qued¨® a merced del toro, que le propin¨® una dram¨¢tica paliza en unos instantes que parecieron eternos hasta que las cuadrillas pudieron auxiliarlo. Finalmente, Montes se levant¨® con la cara ensangrentada, dolorido y desmadejado, aunque se neg¨® a ser trasladado a la enfermer¨ªa. La plaza hab¨ªa quedado consternada y estall¨® en una prolongada ovaci¨®n cuando el rejoneador sali¨® de nuevo al ruedo para matar al toro.
Tassara / Montes, Caetano, Moura, Hern¨¢ndez
Toros despuntados para rejoneo de Flores Tassara, mansos y descastados.
?lvaro Montes: rej¨®n, cuatro descabellos -aviso- y un descabello (ovaci¨®n); pinchazo y rej¨®n muy trasero (oreja).
Moura Caetano: cinco pinchazos, rej¨®n bajo y tres descabellos (silencio); rej¨®n (ovaci¨®n).
Joao Moura: cuatro pinchazos y bajonazo (ovaci¨®n); tres pinchazos, rej¨®n atravesado y un descabello (silencio).
Leonardo Hern¨¢ndez: pinchazo y bajonazo (petici¨®n y dos vueltas); rej¨®n y cuatro descabellos (oreja).
Plaza de Las Ventas. 24 de mayo. 17? corrida de San Isidro. Lleno.
Por lo dem¨¢s, la tarde fue espesa en lo art¨ªstico. Primero, por culpa de los toros, excesivamente descastados. Segundo, porque los se?ores rejoneadores, en general, est¨¢n m¨¢s pendientes del p¨²blico que de hacer las cosas bien. Ni uno de los actuantes clav¨® al estribo y todos fallaron con estr¨¦pito a la hora de matar. Ciertamente, el rejoneo cada vez se parece menos a un espect¨¢culo taurino y m¨¢s a un n¨²mero de circo.
Y hubo un tercer culpable: el presidente. Hizo dejaci¨®n de sus funciones en todos los tercios y permiti¨® que los rejoneadores decidieran hasta el momento de la salida de los toros y se gan¨® una gran bronca por negar la oreja a Leonardo Hern¨¢ndez, que el p¨²blico solicit¨® mayoritariamente. Por cierto, por primera vez en la historia de esta plaza se corrieron ocho toros con el fin de evitar las denostadas colleras en la que dos rejoneadores lidian al alim¨®n a un toro. Y fue un festejo largo y escasamente divertido.
?lvaro Montes bastante tuvo con la cogida, pero parece m¨¢s preocupado por los brindis y los aplausos que por clavar como mandan los c¨¢nones. Sus toros, como todos los dem¨¢s, no colaboraron, pero ¨¦l no destac¨® en ning¨²n tercio. Muy sobrio y superficial el portugu¨¦s Moura Caetano, que no dijo nada. Entusiasta y entregado el joven Joao Moura, que encandil¨® a los tendidos con su arraigado sentido del temple y capacidad de riesgo, aunque fall¨® a la hora de matar. Y muy motivado Leonardo Hern¨¢ndez, que destac¨® en las banderillas a su primero, y se gan¨® el favor del respetable en el incidente presidencial. Sali¨® a por todas en el ¨²ltimo y alcanz¨® un merecido triunfo.
Babelia
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