Pitorreo
La guasa repetitiva de Rodolfo Chikilicuatre nos represent¨® en el Festival de Eurovisi¨®n, convertido desde hace algunos a?os en un escenario en el que los pa¨ªses participantes muestran simpat¨ªa, m¨¢s o menos sincera, a sus vecinos geogr¨¢ficos. Es un concurso de tonadillas, por lo general pegadizas, en busca del ¨¦xito comercial. Pero lo contemplan millones de espectadores desde Kirkintilloch al puerto de Haifa, y desde Osetia del Norte al Pla de Lluch: una realidad m¨¢s globalizada hoy en d¨ªa, y un tanto trivial.
Es precisamente ese car¨¢cter intrascendente el que permite el pitorreo, la burla o la chanza, que no otra cosa viene a ser el chiki-chiki del estrafalario Rodolfo con el crusa¨ªto que bailan en la c¨¢rcel y en la escuela, y que bailan la madre del cantante y su abuela. Claro que no acabamos de distinguir si el pitorreo del destartalado trovador que utiliza gafas sin lentes tiene a los ritmos calientes caribe?os y sensuales -reggaeton y perreo incluidos- como destinatarios; o si la chanza se la dedica al mismo festival, o a quienes quemamos el tiempo de nuestro descanso esperando re¨ªr el resultado de la votaci¨®n eurovisiva en el Principado de Andorra. Carece la cuesti¨®n de mayor importancia.
Porque la guasa y el pitorreo no son una exclusiva de Chikilicuatre. La bula jocosa est¨¢ por doquier. Sin ir m¨¢s lejos y sin dejar el escenario p¨²blico, el mun¨ªcipe encargado del Urbanismo en la enladrillada poblaci¨®n de Oropesa indic¨® ese otro d¨ªa que el gobierno de la Generalitat bailaba el crusa¨ªto y el maiquelyason con los Ayuntamientos, gobernados por el PP, de Cabanes y Oropesa. Indic¨® el edil, tambi¨¦n del PP, que la actuaci¨®n de la Generalitat, de su mismo partido, actuaba con pitorreo en el asunto del proyecto del parque tem¨¢tico Mundo Ilusi¨®n y la macrourbanizaci¨®n proyectada en su entorno; o al rev¨¦s, pues en esto de los proyectos ilusionantes o fantasiosos en torno al ladrillo se desconoce el orden de prioridades: lo mismo pueden ir precedidos del breikindance de intereses privados y no generales, que del robocop del gasto, a cargo del erario p¨²blico, en estudios de viabilidad de fantasiosos proyectos; proyectos que no son viables en el ¨¢mbito econ¨®mico, social o medioambiental: ninguna empresa privada se ha interesado por el reino fant¨¢stico de la magia de Mundo Ilusi¨®n. Y es que, a lo peor, el proyecto tiene para las empresas privadas menos inter¨¦s que lirismo, ternura y musicalidad tiene la estramb¨®tica balada con que Rodolfo Chikilicuatre nos represent¨® en Belgrado. Tampoco tiene mayor importancia. Aunque ah¨ª tienen ustedes, y tenemos todos, el crusa¨ªto o aparente guasa y pitorreo cruzados entre miembros de una agrupaci¨®n musical, el PP Castell¨®n-Valencia, que suelen tocar casi siempre la misma melod¨ªa.
Era con todo el pitorreo del edil responsable del cemento de Oropesa un crusa¨ªto dom¨¦stico: en las filas conservadoras privan los compases de esta provincia frente a la otra, y la satrap¨ªa del caudillo provincianista a¨²n mira de soslayo a un gobierno auton¨®mico valenciano que est¨¢ en otra provincia. Pero otros crusa¨ªtos, con tener su chanza, son mucho m¨¢s preocupantes y los bailan por donde Rajoy y Aguirre, Gallard¨®n y Mayor Oreja, Camps y Ripoll. Es un chiki-chiki de velatorio y muertos que se ponen a bailar como en la eurovisiva canci¨®n de Rodolfo Chikilicuatre. Es la chanza y el pitorreo de una derecha desunida donde Fabra es de Fabra y su condado, y el lucero del alba del firmamento: no es la derecha centrada, sensata, moderna y unida que se necesita en la oposici¨®n y en el gobierno; el necesario y posible partido conservador que no tenemos.
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