Viaje al coraz¨®n de oro de la gente buena

"He cruzado el oc¨¦ano en busca de un coraz¨®n de oro. / He estado en mi mente. / Es una l¨ªnea tan fina / la que mantiene en la b¨²squeda de un coraz¨®n de oro. / Y me estoy haciendo viejo" (Heart of gold, Neil Young). Un buen d¨ªa, el fot¨®grafo F¨¦lix Curto (Salamanca, 1967) se encontr¨® por casualidad con la comunidad menonita de M¨¦xico, el pa¨ªs en el que reside desde hace ocho a?os, y cay¨® rendido ante el anacronismo de una vida lenta, antigua, sin autom¨®viles, sin electricidad. Sin progreso.

El resultado de este viaje al pasado en pleno siglo XXI es un conjunto de 10 fotograf¨ªas recientes realizadas por el artista en sus visitas a comunidades menonitas en Am¨¦rica, que se exhiben desde el 27 de mayo en la galer¨ªa madrile?a La F¨¢brica. Unas im¨¢genes que transmiten la fascinaci¨®n de Curto por la vida de una "gente buena". "S¨ª", dice el artista. "Todav¨ªa existe algo puro, salvaje y aut¨¦ntico que no es virtual y que toca la fibra del ser humano". Actualmente existen comunidades menonitas en 82 pa¨ªses, que superan el 1,5 millones de miembros.

Este trabajo, que Curto ha querido bautizar con el t¨ªtulo de una de las canciones m¨¢s emblem¨¢ticas de Neil Young, es, explica, una especie de "banda sonora particular", pero en im¨¢genes. Son momentos que parecen fotogramas, que no se agotan en un instante congelado: algo ha sucedido antes o est¨¢ a punto de suceder.

No son fotos robadas: "Yo no hago una foto y me voy", dice Curto. Prefiere hablar mejor de sus fotograf¨ªas como un encuentro, como un lugar para la identificaci¨®n con el otro.

Una de las im¨¢genes de la exposici¨®n, el retrato de un hombre que bien podr¨ªa haber salido de un western protagonizado por Sam Shepard, ha ganado el ¨²ltimo premio de fotograf¨ªa contempor¨¢nea Pilar Citoler (que lleva el nombre de la presidenta del Patronato del Museo Reina Sof¨ªa). Es fruto de la convivencia de Curto con integrantes de esta comunidad en Guatrach¨¦, en la Pampa argentina.

La velocidad no se lleva bien con Curto, que sigue usando la Nikkon 801 AF de 35 mil¨ªmetros que le regal¨® su madre hace casi 20 a?os. Trabaja sin tr¨ªpode, sin asistente y s¨®lo toma una fotograf¨ªa de cada situaci¨®n.

Como el viajero que va captando im¨¢genes a lo largo de una carretera. No tienen que ser perfectas: "Cuando quieres acotar todo, se pierde la magia". Por eso se resiste a pasarse a una c¨¢mara digital. "Es importante saber que tienes un rollo y s¨®lo 24 o 36 posibilidades. Si tienes 1.500, tu ojo pierde el respeto cuando tienes una cosa tan potente".

Curiosamente, al otro lado del Atl¨¢ntico -la galer¨ªa OMR gestiona su obra-, Curto es m¨¢s conocido como escultor que como fot¨®grafo.