El poder de los cl¨¢sicos

"Mi carrera es una inc¨®gnita", dijo Malcolm Scarpa en una ocasi¨®n. Hay que creerle. Artistas como ¨¦l quedan pocos. Una pena. Es producto de otra ¨¦poca, como su m¨²sica, y, de hecho, se dir¨ªa que, a su aire, vive completamente alejado del mundo real, a solas con sus canciones, instalado en un hermoso romanticismo de manual que encaja poco y mal en estos tiempos veloces de la era tecnol¨®gica. Un detalle significativo: en el rinconcito digital dedicado al m¨²sico madrile?o en la red de My Space se advierte que Scarpa "no usa Internet", por lo que es el responsable de Hall of Fame Records, el sello valenciano que ha editado la mayor parte de sus discos, el encargado de mantener vivo este sitio. Tal vez por esa man¨ªa de ir a lo suyo, reivindicando siempre a los cl¨¢sicos (The Kinks, Beach Boys o Hank Williams) y huyendo del espejismo absurdo de las modas, Malcolm Scarpa es, salvo para un pu?adito de fieles, un perfecto y eterno desconocido. Y eso que atesora m¨¢s de una decena de ¨¢lbumes (el m¨¢s reciente se titula El traje vac¨ªo) repletos de jugosas joyitas de pop preciosista trufado de swing, country o folk. En su ¨²ltima andadura, por cierto, le acompa?an algunos m¨²sicos ligados al jazz y el blues como H¨¦ctor Oliveira o Tony Heimer. Todo muy cl¨¢sico, genuino y personal.