A reclamar, al maestro armero
El coste econ¨®mico de afrontar los desaf¨ªos del cambio clim¨¢tico es mucho menor que el de la inacci¨®n y la pasividad de los gobiernos ante un fen¨®meno que est¨¢ agravando la extinci¨®n de especies, la escasez de agua, la proliferaci¨®n de enfermedades y los impactos sobre la agricultura y el turismo, entre otros efectos da?inos en el ¨¢mbito planetario.
Estas advertencias est¨¢n contenidas en innumerables documentos de instancias internacionales, como el estudio Perspectivas ambientales para 2030, elaborado por la OCDE (Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico), el Informe Stern, elaborado por el prestigioso economista brit¨¢nico Nicholas Stern en octubre de 2006 y los sucesivos informes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Clim¨¢tico de la Naciones Unidas. Cada nuevo informe agrava las previsiones del anterior, y todos coinciden en hacer un firme llamamiento para la reducci¨®n de las emisiones, modificando radicalmente las pol¨ªticas energ¨¦ticas, de transporte y sobre el territorio.
Los sectores sociales m¨¢s d¨¦biles y empobrecidos van a ser los primeros perjudicados
El reciente informe del Instituto Espa?ol de Oceanograf¨ªa estima la subida del nivel del Mediterr¨¢neo en 50 cent¨ªmetros para los pr¨®ximos 50 a?os. Las costas bajas valencianas entrar¨ªan en crisis al desaparecer las playas que sustentan el turismo e importantes recursos agr¨ªcolas, como las huertas litorales de La Vega Baja y l'Horta de Valencia, dos enclaves de nuestro territorio que deber¨ªan ser estrictamente protegidos en su calidad de reservas alimentarias.
Nadie en su sano juicio deber¨ªa pensar que escapar¨¢ a las consecuencias de estas dr¨¢sticas y veloces modificaciones del clima. Las econom¨ªas de los pa¨ªses pobres van a ser, a medio y largo plazo, las que sufran con m¨¢s virulencia los desequilibrios ambientales, como ya est¨¢n sufriendo las consecuencias de las guerras, por la apropiaci¨®n (el robo deber¨ªamos decir) de los recursos naturales y energ¨¦ticos. La inestabilidad econ¨®mica, la inseguridad y el incremento de las migraciones, tambi¨¦n van a pasar factura, y no peque?a, a las econom¨ªas del mundo desarrollado.
Si el cambio clim¨¢tico no es el ¨²nico problema del mundo, sin lugar a dudas es uno de los m¨¢s graves, sobre el que urge actuar, modificando profundamente, y por este orden, las pol¨ªticas de los gobiernos, las formas de producir de las empresas y los malos h¨¢bitos de la ciudadan¨ªa.
Sin lugar a dudas, las orientaciones econ¨®micas de los gobiernos, a trav¨¦s de sus presupuestos e inversiones, son un claro indicador del grado de implicaci¨®n en el cumplimiento de objetivos inherentes a la reducci¨®n de emisiones y la protecci¨®n del territorio. Frente a energ¨ªas sucias urge la implantaci¨®n de energ¨ªas renovables; frente a despilfarro energ¨¦tico, ahorro y eficiencia; frente a la carretera, ferrocarril para desplazar mercanc¨ªas y personas; frente a la proliferaci¨®n del veh¨ªculo privado, transporte p¨²blico; frente a la destrucci¨®n del territorio, preservaci¨®n del suelo y los ecosistemas agrarios y naturales, como los incalculables tesoros que son. Estos son los objetivos b¨¢sicos que pocos gobiernos afrontan con decisi¨®n, y algunos, como el Gobierno valenciano, ignoran irresponsablemente.
Los presupuestos de la Generalitat valenciana para 2008 ha sido una nueva ocasi¨®n perdida para poner los recursos p¨²blicos econ¨®micos al servicio de afrontar este grave problema. Alejados de este objetivo, los presupuestos son continuistas en lo ambiental, es decir, in¨²tiles y da?inos para mitigar el cambio clim¨¢tico y sus destructivos efectos sobre la econom¨ªa, la sociedad y el territorio valencianos, expuesto a sufrir sus graves consecuencias.
Reinciden en las cuantiosas inversiones en carreteras frente a las raqu¨ªticas en ferrocarril. M¨¢s coches, m¨¢s emisiones, m¨¢s cemento y asfalto, m¨¢s destrucci¨®n del territorio, abundando en un modelo depredador y desfasado. ?se es su modelo. Sin estrategia que los coarte, sin recursos econ¨®micos para mitigar las consecuencias de los cambios en el clima. Nada que ver con el publicitado combate contra el cambio clim¨¢tico. La foto de Camps con Rajendra Pachauli presidente del IPCC y Premio Nobel de la Paz, queda en eso, una foto para acompa?ar el titular de turno y seguir a lo suyo, la grandeza del asfalto.
Adaptar nuestro medio natural y nuestros sectores productivos a los efectos de la modificaci¨®n del clima, y a la escasez y carest¨ªa del petr¨®leo, deber¨ªa constituir uno de los ejes econ¨®micos claves para un Gobierno responsable. Mirar m¨¢s all¨¢ de su corto mandato, del espejismo de los grandes eventos como la F¨®rmula 1, y de las grandes obras p¨²blicas limitadas a las nuevas autov¨ªas proyectadas y los macro edificios contenedores culturales de lujo.
El modelo de cemento y ladrillo, de un crecimiento exponencial en la ocupaci¨®n de suelo est¨¢ agotado, y est¨¢ arrastrando en su ca¨ªda, como consecuencia inmediata, al empleo precario que gener¨®. Lo que queda son sectores industriales en riesgo de crisis, abandonados a su suerte, que requieren, no es nada nuevo, pol¨ªticas industriales modernas, en sinton¨ªa con los retos ambientales actualmente planteados.
Ninguna medida de calado se encamina por este sendero. Al contrario. Los poderes p¨²blicos valencianos, en manos del Partido Popular, solo reaccionan ante el negocio rentable y el beneficio privado r¨¢pido. Aun a sabiendas de que as¨ª ahondan en las causas del problema, asientan las bases de profundas crisis venideras, donde los sectores sociales m¨¢s d¨¦biles y empobrecidos van a ser los primeros perjudicados. Pero esto poco importa al presidente Camps y su entorno, el empobrecimiento, ba?ados en glamour como est¨¢n, no va con ellos y para cuando la crisis apriete de verdad, la ciudadan¨ªa, a reclamar al maestro armero.
Joan Mart¨ªnez y Antoni Montesinos. De la secretar¨ªa de Medi Ambient i Salut Laboral de CCOOPV.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.