Sin ganas de fiesta en Manhi?a
La vacuna todav¨ªa es imperfecta y la enfermedad causa un mill¨®n de muertos al a?o
Los ni?os juegan a f¨²tbol con frutas de maracuy¨¢, verdes, redondas como pelotas de tenis, en la Avenida 18 que lleva al Centro de Investigaciones de la Salud de Manhi?a, una tranquila poblaci¨®n de 35.000 habitantes, de calles anchas, asfaltadas y no, atravesadas por la carretera nacional que lleva a Maputo, la capital de Mozambique, a 75 kil¨®metros direcci¨®n Sur. Han recibido con otros tres centros africanos, el Premio Pr¨ªncipe de Asturias a la Cooperaci¨®n. Pero ayer, a las diez de la ma?ana, dos horas antes de que el galard¨®n se hiciera oficial, nadie parec¨ªa estar de celebraciones, sino todo lo contrario. Reuniones de personal, visitas de m¨¦dicos de Portugal, de representantes de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), videoconferencias programadas, llamadas urgentes...
El Centro de Investigaciones de Salud de Manhi?a, el CISM, pintado de teja azul y blanca, re¨²ne a una cuarentena de investigadores del total de 270 personas que all¨ª trabajan en diferentes tareas. Bajo la direcci¨®n t¨¦cnica del catedr¨¢tico de la Salud P¨²blica de la Universidad de Barcelona, Pedro Alonso, es m¨¢s conocido por los balances relacionados con la malaria (contra la que se prepara la fase final de una vacuna, cuyas pruebas se iniciar¨¢n este a?o), pero es uno de los bastiones contra las enfermedades m¨¢s letales, no s¨®lo del continente africano sino del mundo entero: VIH-sida, tuberculosis, diarrea infantil, enfermedades pulmonares. El paisaje es verde y frondoso desde lo alto de la Avenida 18, con el r¨ªo Inkomati al fondo. Aunque es precisamente la r¨ªa, la productora de mosquitos transmisores de malaria, la primera causa de mortalidad infantil en el ¨¢rea. Seguido de neumon¨ªa. Seguido de malnutrici¨®n.
Los logros del Ministerio de Salud de Mozambique, de la Facultad de Medicina, de la Fundaci¨®n Clinic de Barcelona y de la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional, los principales fundadores y donantes, adornan los flancos de la entrada del centro. No es d¨ªa de celebraciones, no se abren botellas de champa?a. "Tampoco ha sido un d¨ªa normal, ha habido muchas llamadas de periodistas, ha sido un d¨ªa dedica a la comunicaci¨®n de la importancia del premio", explica Ariel Nhacolo, coordinador del CISM. La comunicaci¨®n se hizo por videoconferencia, a mediod¨ªa, con el equipo de apoyo de Barcelona, integrado por unas 10 personas, con Pedro Alonso al frente, en un lado, y el equipo de Manhi?a, al otro. "Estamos muy satisfechos, por supuesto, hay mucha alegr¨ªa. Pero tambi¨¦n significa el desaf¨ªo de mantener los niveles de calidad que hemos tenido hasta ahora".
Nhacolo dice que el anuncio de los resultados positivos de las pruebas de la vacuna preliminar RTS, de Glaxo Smith Klaine contra la malaria -de la que mueren un mill¨®n de personas al a?o y enferman 300 millones, el 90% en ?frica y la mayor¨ªa ni?os menores de 5 a?os- no provoc¨® una gran fiesta. El prototipo de la vacuna demostr¨® su eficacia para los beb¨¦s tambi¨¦n, con una disminuci¨®n del 65% en el n¨²mero de infecciones, una vacuna todav¨ªa imperfecta, pero que puede significar el principio del fin de la malaria, tambi¨¦n denominada enfermedad olvidada por afectar principalmente a los pa¨ªses pobres. "No hicimos una gran celebraci¨®n. Hay que tener en cuenta que era la segunda fase y a¨²n falta una tercera para que se pueda pensar en la comercializaci¨®n de la vacuna". Esta tercera fase se podr¨ªa iniciar a finales de este a?o y va a involucrar a unos 16.000 beb¨¦s de Ghana, Gab¨®n, Kenia, Mozambique y Tanzania. Y las fiestas grandes, para el personal del centro, donde se escuchan acentos espa?oles, catalanes, mezclados con el portugu¨¦s, llegan con el final de los procesos de investigaci¨®n.
El centro no es s¨®lo conocido por los avances contra la malaria. Tambi¨¦n lo es por la manera en la que se involucra a la comunidad y por c¨®mo ha pasado a formar parte de ella. Los tres objetivos del centro son investigar, formar, pero tambi¨¦n "el de aliviar el sufrimiento de las personas que se estudian", como dice Nhacolo. As¨ª que se procura la asistencia sanitaria a la poblaci¨®n y el apoyo a las cl¨ªnicas de un ¨¢rea de unos 60 kil¨®metros en otras necesidades, como la realizaci¨®n de pruebas del VIH y la provisi¨®n de retrovirales. Todo el mundo en Manhi?a sabe d¨®nde est¨¢ el CISM y la poblaci¨®n conoce el nombre de Pedro Alonso.
La entrada del centro es un ir y venir continuo de gente con bata, gente con bolsas de medicamentos, de madres con ni?os, de personal acarreando neveras o contenedores de pl¨¢stico, algunos con la etiqueta de "producto t¨®xico" empujado por un trabajador con careta. Un aire tranquilo, calmo, as¨¦ptico y de trabajo.
La comunicaci¨®n entre los investigadores y los investigados es esencial y para ello el centro cuenta con un equipo de antrop¨®logos y un protocolo determinado. As¨ª, tras obtener los resultados de la segunda fase de la vacuna RTS, los primeros en ser informados no fueron los medios de comunicaci¨®n, sino las mujeres participantes, los l¨ªderes locales y los pol¨ªticos de la zona.
Uno de los proyectos que se estudia es determinar si el ¨¢rea puede ser, por razones culturales, una zona de pruebas para un microbicida vaginal, una de las esperanzas en la lucha contra el sida. El coordinador del centro destaca la importancia del departamento de demograf¨ªa, que realiza un seguimiento de 82.000 personas -de un ¨¢rea de 140.000-, de gran importancia para los ensayos cl¨ªnicos de larga duraci¨®n. Cada familia es visitada dos veces al a?o y se registran fallecimientos, sus causas, los nacimientos, los embarazos y el desarrollo de los mismos.
El CISM naci¨® hace 12 a?os, fruto de la cooperaci¨®n entre Mozambique y Espa?a y este a?o se ha decidido convertirlo en una fundaci¨®n. El edificio que lo alberga, originariamente un centro de ense?anza para personal sanitario b¨¢sico, se ha convertido ahora en un centro de investigaci¨®n de alta calidad que ya es imprescindible.
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