Delenda est filosof¨ªa
De continuar adelante con los planes expresados por la Consejer¨ªa de Educaci¨®n, la ense?anza de la Filosof¨ªa en el Bachillerato, concretamente en su primer curso, sufrir¨¢ un recorte de tres a dos horas semanales. La nueva asignatura, emanada de la LOE, y que llevar¨¢ por t¨ªtulo Filosof¨ªa y Ciudadan¨ªa (haciendo mayor hincapi¨¦ en la filosof¨ªa social y pol¨ªtica que en la teor¨ªa del conocimiento o la tradicional metaf¨ªsica) se ver¨¢, en lo que se refiere a su tiempo lectivo, muy por debajo de lo exigido por su curr¨ªculo.
Nada de todo esto es nuevo, lamentablemente, en nuestro pa¨ªs ni en nuestra Comunidad. La concepci¨®n positiva y mercantilista del mundo hace tiempo, siglo y algo, que ha ido desbancando a las llamadas humanidades de nuestro sistema educativo y de nada han servido comisiones (yo estuve en 1998 en la entonces llamada Comisi¨®n para el Estudio de las Humanidades), ni otras lindezas que a nada nos han llevado ni, en la pr¨¢ctica han sido respetadas por casi nadie.
?Qu¨¦ mal nos ha hecho la filosof¨ªa? Desde luego, a nuestros adolescentes de primero y segundo de Bachillerato, ninguno. Es justamente en esta edad en que el esp¨ªritu cr¨ªtico es acerado, no tanto por lo acertado de esa cr¨ªtica, sino del est¨ªmulo constante a producirla por el l¨®gico desajuste de la edad y el mundo vivido, cuando la filosof¨ªa es m¨¢s que necesaria. Precisamente porque contribuye de modo directo a la conformaci¨®n cr¨ªtica, primero de las opiniones, despu¨¦s de las ideas, y en todo momento de la historia b¨¢sica del pensamiento occidental; es decir, los basamentos de nuestra casa com¨²n.
La Filosof¨ªa, seg¨²n se?alaba acertadamente Bertrand Russell, hace que el hombre normal comience a ver el mundo como un misterio inacabable y estimulante; las costumbres son puestas en tela de juicio y se alimenta, hasta el fin de la vida, lo m¨¢s hermoso y complejo: el af¨¢n por el saber; la ilusi¨®n por el descubrimiento de lo no sabido; la curiosidad frente a lo considerado ordinario y el esp¨ªritu liberal y cr¨ªtico en lo que toca a las ideas, su configuraci¨®n y su defensa democr¨¢tica.
?Cu¨¢l es, entonces, me pregunto, el peligro de la Filosof¨ªa? Que se la conozca. Que se la valore. Que se la estudie. Que se la utilice. Que se la llegue a apreciar. Que pueda ser un placer intelectual. Que pueda ser un magn¨ªfico instrumento cr¨ªtico para nuestros j¨®venes y as¨ª ayude a que estos tengan m¨¢s conciencia de s¨ª mismos y del mundo que les rodea. ?Es acaso esa conciencia cr¨ªtica lo que se teme? ?Volveremos a los tiempos plat¨®nicos en los que S¨®crates era juzgado por las competentes autoridades atenienses a muerte, injiriendo cicuta como relata Plat¨®n en la Apolog¨ªa, por corruptor de la juventud?
Tal parece. Nada justifica el que la Facultad de Filosof¨ªa vaya a menos. Nada justifica el que futuros licenciados y doctores en la materia tengan m¨¢s que complicado iniciar su labor docente, y dicente (consustancial al ejercicio activo de la Filosof¨ªa) en nuestra Ense?anza Secundaria y Bachillerato. Nada. Esa hora que se pretende recortar afecta al funcionamiento, no solo de los departamentos de Filosof¨ªa de nuestros institutos. Afecta de modo pleno, ya lo dije, al contenido mismo de la asignatura. No es posible darlo. No es posible hacerlo comprensible para nuestros alumnos adolescentes. Y ello es injusto: por el contenido mismo de la Filosof¨ªa y por la necesidad, yo afirmar¨ªa que vital, que un adolescente puede descubrir al iniciarse, por vez primera, en la aventura del pensamiento vivo.
Los que reivindicamos una nueva Ilustraci¨®n para la sociedad espa?ola y valenciana que haga valer, cada d¨ªa, en cada circunstancia y lugar, el "Atr¨¦vete a saber, a conocer por ti mismo" que Kant apostill¨® como divisa de las Luces, no podemos por menos que manifestar nuestra oposici¨®n a la medida, si por fin se toma, de reducci¨®n de la ense?anza de la Filosof¨ªa en nuestro Bachillerato. Precisamente porque somos dem¨®cratas y ciudadanos sensatos, queremos cultivar con nuestra juventud lo mejor a la que ¨¦sta puede aspirar: el saber conducirse a s¨ª misma conociendo, poco a poco, el inmenso legado del que es heredera y que la cumple: Occidente, la cultura occidental, el pensamiento filos¨®fico occidental. Y sus valores c¨ªvicos. Y el estudio cr¨ªtico y racional de los fundamentos universales de nuestro sistema democr¨¢tico de convivencia p¨²blica.
Todo ello precisa tiempo, s¨ª, y amor pedag¨®gico y salud mental y conciencia pol¨ªtica y sentido com¨²n, y conocimiento hist¨®rico. La Filosof¨ªa es un tesoro que nuestros j¨®venes y nuestros adolescentes tienen derecho objetivo a descubrir, qui¨¦n sabe si con nuestro esfuerzo, a apreciar y querer como logro propio.
Quisiera suscitar la reflexi¨®n p¨²blica, y tambi¨¦n, c¨®mo no, colaborar un poco m¨¢s en ese proyecto de moderna ilustraci¨®n todav¨ªa inacabada que supone la libertad y la democracia pol¨ªticas. No entonemos el Delenda est filosof¨ªa. Estamos a tiempo.
Joaquin Calomarde es ex diputado al Congreso por Valencia y Catedr¨¢tico de Filosof¨ªa de Bachillerato.
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