Extranjeros a la medida en la UE

La pol¨ªtica inmigratoria europea nunca ha existido, tambi¨¦n en esto se confi¨® en el mercado como el mejor regulador posible. El resultado ha sido una entente cordiale a cuatro bandas: las administraciones nacionales, para mejorar la competitividad de sus econom¨ªas; los empresarios, porque necesitan reserva de mano de obra barata; los trabajadores aut¨®ctonos, porque podemos abandonar determinados nichos laborales sin preocuparnos por mejorarlos, y los trabajadores inmigrantes, porque encuentran empleo aunque sea en condiciones p¨¦simas. Todos hemos consentido irregularidades en la inmigraci¨®n, algunas de ellas aberrantes.

Los inmigrantes llegan a Europa, atra¨ªdos sobre todo por las oportunidades de empleo que les ofrece la econom¨ªa sumergida, que genera, seg¨²n la Comisi¨®n, entre el 12% y el 23% del PIB, y porque la migraci¨®n forzada supone para millones de personas la ¨²nica manera de participar en los beneficios de la globalizaci¨®n.

Sarkozy implicando a Espa?a pretende, cuando Europa necesita millones de ellos, establecer unos par¨¢metros comunes para medir, tasar y escoger a los inmigrantes uno a uno, por cada Estado miembro y donde m¨¢s convenga. Nadie en la UE asume el compromiso de reducir los niveles de pobreza en el mundo, creando oportunidades que equilibren la distribuci¨®n de la riqueza, este objetivo se ve como algo ut¨®pico, que en realidad parece de todo punto irrealizable. Pero la lucha contra la pobreza, la democratizaci¨®n de las sociedades, la creaci¨®n de trabajo decente all¨ª donde viven las personas, no son producto de mentes ingenuas. Son objetivos necesarios hacia los que hay que tender, para que la emigraci¨®n voluntaria, como opci¨®n personal, se convierta en un nuevo derecho humano comenzado el siglo XXI.