Las lecciones de los pobres
Cuatro empresarios de pa¨ªses del Tercer Mundo demuestran que la pobreza es derrotable con trabajo, propiedad privada, mercado y libertad. El libro 'Lessons from de Poor' cuenta sus casos
Cuando muri¨® su padre, Aquilino Flores ten¨ªa 12 a?os y sab¨ªa que su tierra, Huancavelica, uno de los departamentos m¨¢s pobres de la sierra peruana, no le deparar¨ªa m¨¢s futuro que la inseguridad y el hambre en que hab¨ªa vivido desde que naci¨®.
Entonces, como millares de sus comprovincianos, emigr¨® a Lima. All¨ª empez¨® a ganarse la vida lavando autos en los alrededores del Mercado Central. Era un muchacho simp¨¢tico y trabajador y, un d¨ªa, el due?o de uno de los carros que lavaba, le propuso que le vendiera algunos de los polos que fabricaba en su taller informal. Le dio 20 y le dijo que se tomara todo el tiempo que le hiciera falta. Pero Aquilino vendi¨® las 20 camisetas en un solo d¨ªa. De este modo, antes de haber alcanzado la adolescencia, pas¨® de lavador de autos a vendedor ambulante de ropa en el centro de la Lima colonial.
En 40 a?os Aquilino Flores se ha convertido en el m¨¢s importante empresario textil de Per¨²
Abrir los mercados a los pa¨ªses subdesarrollados es la mejor ayuda que pueden dar los pa¨ªses ricos
No ten¨ªa casi instrucci¨®n pero era empe?oso, inteligente y con una intuici¨®n casi milagrosa para identificar los gustos del p¨²blico consumidor. Un d¨ªa le pregunt¨® a su proveedor de polos si se los pod¨ªa confeccionar con figuritas de colores, que eran los preferidos de sus clientes. Y como aqu¨¦l no fabricaba ropas estampadas, Aquilino subcontrat¨® a un tintorero informal para que a?adiera adornos e im¨¢genes a las camisetas que vend¨ªa. A veces, ¨¦l mismo le suger¨ªa los dise?os y colores.
Como el negocio funcionaba bien, Aquilino se trajo de Huancavelica a sus hermanos Manuel, Carlos, Marcos y Armando y los puso a trabajar con ¨¦l. De vendedores ambulantes pasaron luego a ser comerciantes estables en el Mercado Central. Para conseguir los mejores sitios del local, estaban all¨ª a las cuatro y media de la madrugada y no se mov¨ªan de sus mostradores hasta el anochecer.
De intermediarios y vendedores, se convirtieron despu¨¦s en productores. Comenzaron con una m¨¢quina de coser en un garaje, luego otra, otra y muchas m¨¢s.
El gran salto del negocio artesanal de Aquilino Flores comenz¨® el d¨ªa en que un comerciante de Desaguadero, la ciudad fronteriza entre Per¨² y Bolivia y para¨ªso del contrabando y la econom¨ªa informal, le hizo un pedido de ?10.000 d¨®lares de camisetas con dibujitos de colores! Aquilino tuvo una especie de v¨¦rtigo. Pero ¨¦l nunca le hab¨ªa escurrido el bulto a un desaf¨ªo y acept¨® el reto. De inmediato, subcontrat¨® a todos los talleres de confecci¨®n del barrio y trabajando a marchas forzadas lleg¨® a entregar los 10.000 d¨®lares de polos en los plazos prometidos. Desde entonces, la familia Flores se dedic¨®, adem¨¢s de vender, a producir ropas para los peruanos de bajos ingresos y a distribuir sus mercanc¨ªas ya no s¨®lo en Lima sino por provincias y a exportarlas al extranjero.
Cuarenta a?os despu¨¦s de su llegada a Lima con una mano atr¨¢s y otra adelante el ex lavador de autos y ex vendedor callejero es el due?o de Topitop, el m¨¢s importante empresario textil del Per¨², que tiene ventas anuales de m¨¢s de 100 millones de d¨®lares y que da empleo directo a unas 5.000 personas (dos tercios de ellas mujeres) e indirecto a unas 30.000. Cuenta con 35 almacenes en el Per¨², tres en Venezuela, varias f¨¢bricas y un pr¨®spero sistema de tarjetas de cr¨¦dito para el consumo en sociedad con un banco local. Sigue siendo un hombre sencillo, orgulloso de sus or¨ªgenes humildes, que trabaja siempre unas 12 horas diarias y los siete d¨ªas de la semana. Sus hijos, a diferencia suya, han estudiado en las mejores universidades y contribuido como profesionales a la formalizaci¨®n y modernizaci¨®n de sus empresas, un modelo en su g¨¦nero y no s¨®lo en el Per¨².
Tomo todos estos datos sobre Aquilino Flores y Topitop de un penetrante estudio del economista Daniel C¨®rdova y un equipo de colaboradores que aparece en un libro reci¨¦n publicado en los Estados Unidos: Lessons from the Poor (Lecciones de los pobres), editado por ?lvaro Vargas Llosa para The Independent Institute, una fundaci¨®n que promueve la cultura liberal. En ¨¦l se estudian cuatro casos de empresas y los clubes de trueque que surgieron en Argentina durante la crisis financiera del a?o 2001-2002. Las empresas, dos de Am¨¦rica Latina y dos de ?frica, que, como las de los Flores, nacieron sin capital alguno, por iniciativa de gentes muy humildes y de educaci¨®n precaria, y que, a base de esfuerzo, perseverancia, intuici¨®n y astuto aprovechamiento de las condiciones del mercado, consiguieron crecer hasta convertirse en poderosos conglomerados que hoy operan en el mundo entero dando empleo a decenas de miles de familias y contribuyen as¨ª al progreso de sus pa¨ªses. Es un libro estimulante y pr¨¢ctico que muestra, con pruebas palpables, que la pobreza es derrotable para quienes tienen ojos para ver y conciencia para aprender de los buenos ejemplos.
Lo extraordinario de estas cinco historias es que todas estas empresas salieron adelante a pesar de operar en unos contextos sociales y pol¨ªticos hostiles al mercado libre y a la empresa privada, envenenados de populismo, intervencionismo estatal y corrupci¨®n, donde la propiedad privada era atropellada con frecuencia y las reglas de juego de la vida econ¨®mica cambiaban todo el tiempo seg¨²n el capricho de unos gobiernos demag¨®gicos e ineptos.
Lo que muestra esta investigaci¨®n es que la necesidad y la voluntad de vivir de los pobres son capaces a veces de superar todos los obst¨¢culos que, en los pa¨ªses del tercer mundo, levantan contra la iniciativa individual y la libertad el estatismo, el nacionalismo econ¨®mico, el colectivismo y otras ideolog¨ªas anti-mercado. Y que la falta de capital y de formaci¨®n profesional pueden en casos extremos ser compensadas por la experiencia pr¨¢ctica y el esfuerzo. Si los Flores y los A?a?os en el Per¨², si la cadena de supermercados Nakamatt en Kenia y las empresas de dise?o industrial Adire de Nigeria -los cuatro casos investigados en el libro- alcanzaron, pese a tantos escollos y dificultades que encontraron, la prosperidad de que ahora gozan, no es dif¨ªcil imaginar lo que ocurrir¨ªa si los pobres del tercer mundo pudieran trabajar en un contexto propicio, que alentara el esp¨ªritu empresarial en vez de asfixiarlo con el reglamentarismo y la tributaci¨®n confiscatoria y, en vez de inseguridad jur¨ªdica, sus comerciantes, artesanos e industriales contaran con reglas de juego estables, claras y equitativas.
Otra de las ense?anzas de esta investigaci¨®n es que la mejor ayuda que pueden prestar los pa¨ªses desarrollados y los organismos financieros internacionales para combatir la pobreza y el subdesarrollo no son las d¨¢divas ni los subsidios que, en contra de los generosos prop¨®sitos que los animan, sirven para embotar la iniciativa y crear actitudes pasivas, de dependencia y parasitismo, y estimular la corrupci¨®n, sino crear las condiciones de libertad y competencia que permitan a los pobres trabajar y valerse de sus propios medios para mejorar sus condiciones de vida y progresar. Abrir los mercados que ahora tienen cerrados a los productos que proceden de los pa¨ªses subdesarrollados es, seg¨²n todos los economistas que escriben en Lessons from the poor, la mejor ayuda posible que los pa¨ªses ricos pueden dar para impulsar el desarrollo en ?frica y Am¨¦rica Latina, las dos regiones m¨¢s atrasadas del mundo, pues en Asia, con excepci¨®n de satrap¨ªas como Myanmar, ya parece haber despegado.
Los pobres saben mejor que nadie, porque lo han aprendido en carne propia, que no son los Estados ineficientes del tercer mundo, paralizados por el c¨¢ncer de la burocracia y ro¨ªdos por la ineficiencia, los tr¨¢ficos delictuosos, el amiguismo y otras taras, quienes los sacar¨¢n de la pobreza. Saben, como Aquilino Flores cuando se romp¨ªa los lomos lavando autos o trotando por las calles de Lima vendiendo camisetas, que su supervivencia depend¨ªa s¨®lo de su ingenio, su trabajo y su voluntad de superaci¨®n. Esa energ¨ªa puede mover monta?as, a condici¨®n de que no se agote y esterilice luchando contra artificiales obst¨¢culos que vienen siempre de la intromisi¨®n estatal. Los h¨¦roes civiles cuyas haza?as describen los estudios de este libro son un ejemplo vivo de que la pobreza en la que viven cientos de millones de personas todav¨ªa en el mundo no es una fatalidad irredimible sino un mal que puede ser combatido y vencido con unas armas cuya divisa cabe en cuatro palabras: trabajo, propiedad privada, mercado y libertad.
? Mario Vargas Llosa, 2008. ? Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Diario EL PA?S, SL, 2008.
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