El hijo pr¨®digo vuelve a Liverpool

El hijo pr¨®digo regres¨® ayer a casa, y lo hizo a lo grande, al frente de un macroconcierto que pretend¨ªa rendir homenaje al reciente resurgir de su Liverpool natal, designada este a?o Capital Europea de la Cultura. Paul McCartney, el personaje vivo m¨¢s venerado en la ciudad que alumbr¨® a los Beatles en los a?os 60, ejerc¨ªa de maestro de ceremonias de un espect¨¢culo que vio desfilar a lo largo de cinco horas y media a grupos consagrados como The Kaiser Chiefs, las estrellas locales The Zutons, o el l¨ªder de la banda Foo Fighters, Dave Grohl.

Pero fueron los primeros acordes de Yesterday - encadenados con los ¨¦xitos m¨¢s legendarios de los Fab Four- los que lograron rendir a las m¨¢s de 35.000 personas congregadas en el estadio de Anfield, sede del club de f¨²tbol Liverpool. El recinto fue elegido en aras de su capacidad, porque McCartney, como todo el mundo sabe en Liverpool, es fiel seguidor del equipo rival local, el mucho m¨¢s modesto Everton. El veterano artista, erigido a sus 66 a?os en una leyenda de la m¨²sica, convirti¨® la convocatoria en todo un ejercicio de nostalgia, al que contribuy¨® la presencia de las viudas de George Harrison y John Lennon, Olivia y Yoko Ono. Arrop¨® la escena familiar el desembarco de Stella McCartney, la hija dise?adora de Paul, quien aprovech¨® ese mismo fin de semana para presentar su nueva colecci¨®n de moda oto?o / invierno en el Instituto de Arte Dram¨¢tico, organizaci¨®n receptora entre otras de los beneficios obtenidos en el concierto de ayer.

En las cinco horas y media actuaron Dave Grohl y The Kaiser Chiefs

Ni rastro del otro 'beatle' vivo, Ringo Starr, no muy querido en la ciudad

Ni rastro, sin embargo, de Ringo Starr, el cuarto beatle y el m¨¢s incomprendido, protagonista de su propio concierto en la ciudad, el pasado enero, cuando lleg¨® a encaramarse en lo alto de uno de sus edificios neocl¨¢sicos para demostrar que su energ¨ªa permanece intacta a pesar de su condici¨®n de sexagenario (67 a?os). Aquel acontecimiento no le ha eximido de su condici¨®n de oveja negra: en abril, su encarnaci¨®n en una de las esculturas de The Beatles que adornan la ciudad -en este caso elaborada a base de vegetales- aparec¨ªa descabezada como venganza de los v¨¢ndalos por unas declaraciones poco amables que hab¨ªa vertido sobre Liverpool ("No echo nada de menos de esa ciudad"). La cabeza de Starr no ha sido repuesta todav¨ªa.

La funci¨®n musical de ayer, en cualquier caso, perteneci¨® por entero a McCartney, reconocido como activo promotor de esta ciudad del norte de Inglaterra en la que siempre ha buscado refugio frente a los agobios de la fama. Hac¨ªa cinco a?os que no actuaba all¨ª en el escenario de la m¨²sica pop, aunque el pasado mayo quiso presentar su primera composici¨®n cl¨¢sica, el oratorio Ecce Cor Meum, en la catedral de Liverpool, como parte de los m¨²ltiples actos que vienen integrando el programa de la Capital Europea de la Cultura.

Una de las perlas de ese calendario es la exposici¨®n que la Tate Modern de Liverpool dedica a Gustav Klint -inaugurada el pasado viernes- y que re¨²ne m¨¢s de doscientas pinturas y dibujos del creador vien¨¦s. Con permiso del artista austr¨ªaco, muchos seguidores irredentos de los "cuatro fabulosos", desplazados especialmente para el macroconcierto -la beatleman¨ªa obliga-, acabaron decant¨¢ndose en su lugar por una muestra consagrada a las obras pl¨¢sticas de Lennon, cortes¨ªa de Yoko Ono, o bien por el pase de una filmaci¨®n dedicada a la memoria de Harrison.