Sucumbir a los mil recovecos y encantos de Urdaibai

Kepa Junkera (Bilbao, 1965) presume de haber vivido siempre en "barrios aut¨¦nticos" de la capital vizca¨ªna y venera su ciudad. La veneraba antes, "cuando ten¨ªas casi que defenderla", y la venera ahora, aunque propone "no quedarse s¨®lo con la postal". Sin embargo, lo que realmente le entusiasma es perderse en los recovecos de Urdaibai, "un pulm¨®n incre¨ªble para evadirse".

El m¨²sico, ganador de un Grammy Latino, cuatro Premios de la M¨²sica y dos Discos de Oro, vive en el Casco Viejo bilba¨ªno, pero tiene en Busturia un caser¨ªo en el que disfruta de la calma del entorno y, m¨¢s all¨¢ de costumbres domingueras, tambi¨¦n trabaja. All¨ª se encuentra verdaderamente a gusto; esboza una sonrisa permanente y sus ojos se iluminan cuando posa su mirada en el paisaje que le rodea. "La reserva de la biosfera es un para¨ªso en s¨ª misma. Tienes la marisma, es uno de los lugares donde se mantiene el encinar cant¨¢brico, tienes los arenales, toda la zona de los caser¨ªos...", enumera.

El 'trikitilari' destaca la "infinidad de estampas atractivas" de la r¨ªa de Mundaka

?l y su familia suelen quedar con su cuadrilla en el chiringuito del Parque de la Marisma de Sukarrieta, pero en esta ocasi¨®n propone como punto de partida el observatorio que hay en las marismas del barrio de San Crist¨®bal, en Busturia, donde se pueden contemplar esp¨¢tulas, archibebes, zarapitos, garzas, cormoranes, ¨¢nsares y otras aves. Desde all¨ª, siguiendo en paralelo las v¨ªas del tren, se llega a Sukarrieta y Junkera considera imprescindible acercarse a Txatxarramendi, "un peque?o promontorio, con un peque?o mirador, donde el siglo pasado hubo un hotel en el que se dice que estuvo Ava Gardner. Es un sitio privilegiado, incre¨ªble".

Desde Sukarrieta opta por bordear la marisma por un peque?o camino que lleva a Mundaka, una senda que permite contemplar los embarcaderos y subir a Portuondo, otro balc¨®n desde el que otear la isla de ?zaro y la desembocadura de la r¨ªa. "Es un recorrido muy bonito, relajante y simb¨®lico por una zona que nunca est¨¢ masificada y tienes infinidad de estampas atractivas. Con marea baja es una imagen ¨²nica y con marea alta tambi¨¦n es muy especial", precisa el trikitilari, quien sugiere finalizar la excursi¨®n comiendo chipirones en el Casino de Mundaka, donde el grupo Oskorri se hizo fotos para Adio Kattalina, su disco de 1982.

Otro d¨ªa su propuesta pod¨ªa haber sido totalmente diferente. "En Busturia hay recovecos y caminos alucinantes", asegura. "La Torre Madariaga, que va a ser el centro de interpretaci¨®n de todo Urdaibai, est¨¢ en una zona en la que hab¨ªa mucho txakoli y es incre¨ªble caminar entre los pilastrones que quedan, como t¨®tems de piedra que serv¨ªan de soporte a las parras que cubr¨ªan el recorrido de los carros. Al final, se trata de perderte en cualquier camino", insiste el artista, quien dedic¨® a Urdaibai buena parte del disco Maren.

"Para el que sea m¨¢s vago y no quiera caminar", recomienda el trayecto Bilbao-Bermeo en el tren que parte de la estaci¨®n de Atxuri. ?l dispone de un bote con el que se acerca a ?zaro, San Juan de Gaztelugatxe y playas como San Antonio de Abi?a, y en el que surca las aguas protegidas de la r¨ªa. "Es una gozada. Las vistas que tienes dentro son incre¨ªbles en cualquier momento, llueva, haga sol, sea un atardecer, al amanecer, yendo a pescar... ?Y est¨¢n ah¨ª mismo! Es un privilegio tener eso tan cerca".

En la zona las alternativas son numerosas y Junkera tambi¨¦n recomienda no perderse el castro celta de Maruelexa, los yacimientos romanos de Forua y, "si hay tiempo", subir a San Pedro de Atxerre desde Akorda, fij¨¢ndose en todos los "montes sagrados" que lo rodean.