?Cu¨¢l es el enemigo que batir?
La crisis econ¨®mica parece comenzar a incomodar al presidente del Gobierno espa?ol, hasta el punto de que este fin de semana ha llamado p¨²blicamente la atenci¨®n al presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, algo que les aseguro no es normal en las relaciones entre los gobiernos nacionales y la autoridad monetaria europea.
Este enfado de Rodr¨ªguez Zapatero puede ser indicativo de que la gesti¨®n de la crisis va a ser m¨¢s complicada de lo esperado. La raz¨®n es que ¨¦sta es la primera crisis dentro del euro, y, a diferencia de las anteriores en las que ten¨ªamos la peseta, ahora la competencia sobre la pol¨ªtica monetaria y los tipos de inter¨¦s no la tiene el Banco de Espa?a, sino el BCE, una autoridad independiente del Gobierno espa?ol. Y esto puede resultar bastante inc¨®modo para el Gobierno, porque el BCE tiene que tomar en consideraci¨®n el inter¨¦s general de la econom¨ªa europea y no s¨®lo la situaci¨®n particular de la econom¨ªa espa?ola.
La crisis econ¨®mica parece comenzar a incomodar al presidente del Gobierno espa?ol
El motivo del enfado fue un comentario realizado el jueves pasado por Trichet sugiriendo que el BCE podr¨ªa subir sus tipos de inter¨¦s de referencia. Como en un reflejo autom¨¢tico, el Euribor a un a?o peg¨® un brinco hasta el 5,4%, nivel nunca alcanzado en los 10 a?os de vida del euro. Como saben, el Euribor es el tipo de inter¨¦s al que los bancos se prestan dinero entre ellos, tambi¨¦n empleado para fijar los tipos de inter¨¦s hipotecarios. Si tenemos en cuenta que nuestras familias est¨¢n fuertemente hipotecadas, y adem¨¢s a tipo de inter¨¦s variable, y que cada a?o se actualiza su coste seg¨²n el nivel del Euribor, se entiende la incomodidad de Rodr¨ªguez Zapatero con el anuncio de Trichet.
Pero, ?tiene raz¨®n? La respuesta depende de la opini¨®n que cada cual tenga sobre dos cuestiones. En primer lugar, de la identificaci¨®n que cada uno de ustedes haga acerca del objetivo prioritario que batir para solucionar esta crisis: frenar la desaceleraci¨®n del crecimiento o conjurar el riesgo de una inflaci¨®n descontrolada. En segundo lugar, de si se cree que hay riesgo de que las expectativas de inflaci¨®n en los pa¨ªses del euro puedan desbocarse en los pr¨®ximos meses provocando una situaci¨®n de estanflaci¨®n (estancamiento econ¨®mico acompa?ado de inflaci¨®n) similar a la de los a?os setenta, que es algo as¨ª como tener poco para comer y adem¨¢s padecer problemas de digesti¨®n.
En cualquier caso, Zapatero y Trichet tienen unas responsabilidades diferenciadas sobre estos dos objetivos. De acuerdo con la ley de creaci¨®n del BCE, Trichet es el responsable de tener bajo control a la inflaci¨®n en los pa¨ªses del euro. Su ¨²nica responsabilidad es la estabilidad macroecon¨®mica. No sucede as¨ª en el caso de su equivalente de EE UU, el presidente de la Reserva Federal, que debe equilibrar la estabilidad con el crecimiento. Pero los europeos hemos decidido que el BCE se responsabilice exclusivamente de la inflaci¨®n, quiz¨¢ recordando los desastres que produjo en la historia de Europa en el siglo XX.
Por su parte, los gobiernos nacionales son los responsables del crecimiento econ¨®mico y del empleo, respetando la pol¨ªtica de estabilidad del BCE y utilizando b¨¢sicamente pol¨ªticas relacionadas con la mejora de la productividad y, en la medida de lo posible, con la pol¨ªtica fiscal. El estancamiento econ¨®mico y la inflaci¨®n son como la Escila y Caribdis de toda pol¨ªtica econ¨®mica. Como en la epopeya de Ulises en su viaje a ?taca, en el que tuvo que navegar por el turbulento estrecho de Messina conociendo que cuanto m¨¢s se alejaba de la orilla de Escila m¨¢s se arriesgaba a quedar varado en Caribdis; nuestras autoridades econ¨®micas cuanto m¨¢s quieran evitar la desaceleraci¨®n m¨¢s se arriesgan a encallar en la inflaci¨®n. Y a la inversa. Y han de elegir inevitablemente entre esos dos peligros.
La cuesti¨®n es en qu¨¦ medida hay riesgo de que la subida de precios que estamos viendo acabe provocando una inflaci¨®n descontrolada. A lo que teme Trichet no es a la subida de los precios del petr¨®leo y de los alimentos, sino que esa inicial subida de precios genere expectativas de inflaci¨®n; es decir, que la gente comience a creer que los precios de los dem¨¢s bienes y servicios tambi¨¦n subir¨¢n, provocando, a su vez, una subida posterior de los salarios. Se producir¨ªa as¨ª lo que los economistas llaman "efectos segunda ronda", que alimentan la continuidad del proceso inflacionista.
?Hay riesgo de que ocurra eso en los pr¨®ximos meses? El BCE as¨ª lo teme. Si no, lean su ¨²ltimo bolet¨ªn mensual. De forma clara, el Consejo de Gobierno se?ala "la existencia de fuertes presiones alcistas a corto plazo sobre la inflaci¨®n", a la vez que de forma tambi¨¦n clara afirma que "su objetivo principal es el mantenimiento de la estabilidad de precios a medio plazo de acuerdo con el mandato que tiene encomendado". De ah¨ª que su prioridad sea "el firme anclaje de las expectativas de inflaci¨®n", a fin de mantener su "firme compromiso de impedir la aparici¨®n de efectos de segunda vuelta". Las manifestaciones de transportistas, pescadores y otros sectores de estos d¨ªas a lo largo de toda Europa seguro que han convencido a los responsables del BCE de que est¨¢n en lo cierto.
Los mensajes verbales tienen gran importancia en la conducta de los banqueros centrales. Probablemente, lo que ha dicho Trichet este fin de semana no es sino la verbalizaci¨®n de esos temores. El problema es que su lenguaje es cr¨ªptico y ambiguo. Ya se lo dijo en una ocasi¨®n Alan Greenspan -el anterior presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos: "Si ustedes me han entendido bien, entonces es que me he expresado mal". No s¨¦ si he entendido bien o mal a Trichet, pero pienso que es m¨¢s probable la subida de tipos que lo contrario. Eso complicar¨ªa la gesti¨®n de nuestras crisis.
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