El regreso del Bar¨®n Rojo
"Un piloto viv¨ªa atormentado por una cara. La ve¨ªa cada noche en sue?os. ?Qui¨¦n era? ?Alguien a quien hab¨ªa matado? ?O era el hombre que le esperaba bajo el sol?". Esas palabras de un documental sobre los aviadores de la I Guerra Mundial me tienen obsesionado estos d¨ªas en que el Bar¨®n Rojo es noticia. Lo es no s¨®lo porque el pasado 21 de abril se cumpli¨® el 90? aniversario de su derribo y muerte -con el enigma intacto: es imposible saber de d¨®nde parti¨® la bala que le entr¨® al as alem¨¢n por detr¨¢s del sobaco derecho y le sali¨® por la tetilla izquierda, mat¨¢ndolo m¨¢s o menos instant¨¢neamente cuando volaba como un ave de presa sobre el Somme-, sino porque se ha estrenado en Berl¨ªn, coincidiendo con la efem¨¦ride, una nueva pel¨ªcula, alemana, sobre ¨¦l, Der Rote Baron. La ha dirigido Niki Muellerschoen, con Matthias Schweighoefer, un guapo jovencito (con miedo a volar, por cierto), como Manfred von Richtofen. Al capit¨¢n Roy Brown, que es quien m¨¢s probablemente, si dejamos de lado a Snoopy, se carg¨® al piloto del c¨¦lebre triplano rojo a los mandos de su Sopwith Camel (otro candidato es el ametrallador australiano Popkin, desde tierra), lo interpreta Joseph Fiennes. No he visto a¨²n la pel¨ªcula, pero los tr¨¢ilers, muy vistosos, muestran una producci¨®n del estilo de Flyboys: el director ha querido hacer un filme "muy moderno" en la consideraci¨®n de que los chicos del Richtofen's Flying Circus no estaban tan lejos, ha dicho, ?del mundo del monopat¨ªn y la generaci¨®n Red Bull!
En fin, seamos serios: ha muerto, el pasado 17 de mayo, John Phillip Law, que ¨¦l si hizo un gran Richtofen, en The Red Baron and Brown, de Roger Corman (1971), y nadie podr¨¢ olvidar aquella mand¨ªbula de granito bajo el gorro de piloto y las antiparras que concentraba toda la terrible tensi¨®n de la guerra a¨¦rea. Esa pel¨ªcula, con la dram¨¢tica imagen final del triplano rojo volando a¨²n con el piloto moribundo -un plano que se me sobrepone en el recuerdo al, tan parecido, de El paciente ingl¨¦s, con Alm¨¢sy/ Ralph Fiennes transportando en su aeroplano a la amada Katherine muerta-, es la mejor sobre el personaje y la mejor sobre los pilotos alemanes de la I Guerra Mundial junto con The Blue Max (1966), en la que Georges Peppard interpretaba a un aviador sin escr¨²pulos obsesionado por ganar la medalla pour le m¨¦rite (vulgarmente la Blue Max), la m¨¢s alta condecoraci¨®n prusiana. En la pel¨ªcula aparec¨ªa en una escena el Bar¨®n Rojo interpretado por Carl Schell, aunque la gente recordar¨¢ m¨¢s, y es l¨®gico, a Ursula Andress, que no volaba pero le pon¨ªa t¨®rridamente los cuernos a James Mason con Peppard.
Dicho todo esto, quien quiera ver al verdadero Bar¨®n Rojo, y excepcionalmente en colores, puede hacerlo (?gracias, Antonio Espejo!) en unas sensacionales im¨¢genes documentales que hay colgadas en Internet (http://video.google.es/videosearch?q=avion+primera+guerra&hl=es&sitesearch=#). Durante unos impresionantes segundos se puede contemplar al Rittmeister Richtofen en 1917 enroll¨¢ndose la bufanda, poni¨¦ndose la ropa de cuero de vuelo e introduci¨¦ndose en la carlinga de su triplano para luego montar las ametralladoras con gesto estremecedor. El color es como deste?ido y el Fokker presenta un siniestro tono de sangre seca. Luego sale volando con su Jasta, su escuadrilla. Una voz en off lee fragmentos de su autobiograf¨ªa: "Soy un cazador, cuando abato a un ingl¨¦s, mi ansia queda satisfecha, al menos durante un cuarto de hora". Es dif¨ªcil sentir mucha simpat¨ªa por el orgulloso y ambicioso Oberkanone (Top Gun) Richtofen (80 victorias), que arrancaba souvenirs de sus v¨ªctimas y anhelaba "una muerte gloriosa volando y luchando hasta la ¨²ltima gota de sangre y combustible". ?Era bueno Richtofen? Se discute. Derrib¨® muchos aviones muy inferiores a los suyos, su t¨¢ctica era tan na?ve como brutal (caer sobre la presa y ametrallarla desde muy cerca) y nunca volaba solo, sino muy protegido. Pero su leyenda pesa.
Cuando noto que Manfred y su triplano me excitan demasiado, releo mi viejo ejemplar de Under the guns of the Red Baron, que explica y retrata una a una las v¨ªctimas del arist¨®crata depredador, gente con la que desde luego me siento m¨¢s identificado, como Lionel Morris, que contaba 19 a?os; Edward Byrne, con tanto miedo a perecer con su avi¨®n en llamas, o George Stead, que se hab¨ªa casado ocho d¨ªas antes. Rostros y m¨¢s rostros de pilotos muertos de manera espantosa. Es cierto que Richtofen tambi¨¦n se llev¨® lo suyo: el 6 de julio de 1917 acerc¨® demasiado su Albatros a un FE2d y le pegaron un balazo en la cabeza que le afect¨® al nervio ¨®ptico. Durante unos terribles momentos estuvo ciego. "No ve¨ªa nada ni siquiera mirando al sol". Y finalmente, claro, aquel 21 de abril de 1918 le mataron. Luego le metieron un alambre por el agujero de la bala para establecer la trayectoria del proyectil.
Hay una foto atroz del rostro de Richtofen muerto, y yo no hago m¨¢s que encontr¨¢rmela desde hace unos d¨ªas, la ¨²ltima vez en el melanc¨®lico Aces falling, de Peter Hart (W&N, 2007). Tiene el ojo derecho fijo, la nariz y la barbilla hinchadas del porrazo, y la boca entreabierta en una espantosa medio sonrisa. Richtofen... "Un piloto viv¨ªa atormentado por una cara...".
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