"El sonido debe seguir a la m¨²sica"

Manfred Eicher afirma que no ten¨ªa un plan al fundar ECM, s¨®lo intentaba materializar el sonido que bull¨ªa en su cabeza. "Hab¨ªa mucha m¨²sica que quer¨ªa escuchar y que sent¨ªa que ten¨ªa que poder ser escuchada". Su primer disco estuvo protagonizado por un jazzman negro (Mal Waldron: Free at last) pero inmediatamente su mirada de Eicher se fij¨® en los m¨²sicos "del norte". Jazz europeo grabado con una sensibilidad exquisita en una ¨¦poca en la que la inversi¨®n en producciones de jazz era m¨ªnima.

Eso forj¨® el mito de ECM. "En nuestro caso, el sonido siempre sigue a la m¨²sica y no al rev¨¦s". Pese a querer desmarcarse de sus se?as de identidad, que a veces pesan como una losa, una de las caracter¨ªsticas m¨¢s relevantes del trabajo de Eicher ha sido la selecci¨®n de los estudios y t¨¦cnicos de grabaci¨®n y una t¨¦cnica m¨¢s cercana al montaje cinematogr¨¢fico inspirada en su admirado Jean-Luc Godard. "Me gusta viajar con mis amigos, por ejemplo, los micr¨®fonos Schoeps que utilizo desde el primer d¨ªa", admite. Lo mismo sucede con sus inequ¨ªvocas portadas, verdadero y coherente "envoltorio de las ideas".

ECM se abri¨® a otros estilos enseguida; desde las fusiones interculturales (previas a la moda de la world music) hasta la m¨²sica contempor¨¢nea y las nuevas visiones de la cl¨¢sica que hallaron su hueco en 1984 con el subsello New Series. "No selecciono a mis m¨²sicos de ninguna forma especial", explica. "Simplemente escucho. Las propuestas me llegan por las v¨ªas m¨¢s dispares". Con todo, Eicher se muestra tan orgulloso de sus elecciones como renuente a imaginar lo que pudo grabar y no fue: "Ser¨ªa como pensar, citando a Arvo P?rt, qu¨¦ hubiera sucedido si Bach hubiera sido un apicultor".