Vi?etas indiscretas
El ser humano es as¨ª. Nos gusta escuchar a trav¨¦s de las puertas, mirar por los agujeros de las cerraduras y enterarnos de la vida y milagros de nuestros vecinos. Nacemos con un irrefrenable esp¨ªritu voyeurista, siempre presto a poner el o¨ªdo en el ¨²ltimo cotilleo. Lo negaremos, lo rechazaremos y defenderemos su persecuci¨®n, pero nunca podremos evitar la tentaci¨®n de mirar an¨®nimamente lo que ocurre tras una ventana. Quiz¨¢s por esa raz¨®n, la vi?eta, con esa forma de ventana que da paso a un mundo bidimensional, se convierte en un escenario perfecto para las historias que hablan de la vida cotidiana. Es un medio que nos encarna en una especie de James Stewart presto a asomarse en las vidas ajenas desde la comodidad del sill¨®n de un sal¨®n, a sabiendas de que, a diferencia de aquella estimulante intriga de Hitchcock, nosotros nunca seremos descubiertos. Lo cotidiano, esa expresi¨®n del g¨¦nero costumbrista, forma parte del c¨®mic desde que a principios del siglo XX Frank King iniciara el largo periplo de Gasoline Alley en el Chicago Tribune, pero es a partir de las ¨²ltimas d¨¦cadas de la centuria cuando comienza a tomar entidad como g¨¦nero propio, que llegar¨ªa a ser bautizado por el movimiento independiente americano como slices of life, tomando prestadas las Tranches de vie del franc¨¦s Gerard Lauzier. Un g¨¦nero que, cada vez con mayor importancia, ha ido incluyendo entre sus diversas tendencias la autobiograf¨ªa, llevando el d¨ªa a d¨ªa a un terreno m¨¢s ¨ªntimo. Una elecci¨®n que es para muchos un s¨ªmbolo de lo huero y superficial, en una opini¨®n que no deja de tener fundados argumentos, pero que es imposible compartir en sentido generalizado a la vista de los resultados.
La lejan¨ªa temporal permite a Porcellino abordar el an¨¢lisis con una admirable lucidez, que evita visiones desenfocadas por la nostalgia
Como los que desde hace veinte a?os lleva mostrando John Porcellino en el peque?o fanzine fotocopiado King-Cat C¨®mics, una peque?a obra de artesan¨ªa que ¨¦l mismo grapa y distribuye por algunas librer¨ªas de su ciudad y que, poco a poco, se ha ido convirtiendo en parte de la vida de sus lectores. Unas hojas que toman el papel de div¨¢n del psicoanalista, exorcismo de demonios interiores en el que, con un dibujo sencillo, reducido a la m¨ªnima expresi¨®n, despliega una sensibilidad exquisita a la vez que cr¨ªtica para hablar de todo lo que ocurre en la vida. De su infancia, de sus depresiones o de sus ambiciones, siempre con un tono alejado, aparentemente fr¨ªo, pero que en todo momento contagia una sinceridad aplastante. Suele ser reacio a que su obra se recopile en tomos, pero tenemos la fortuna de que la editorial Ponent Mon acaba de publicar en Espa?a Ejemplo perfecto, recogiendo episodios de su juventud en los que el autor reflexiona sobre su depresi¨®n y las actitudes que tomaba en aquella ¨¦poca. La lejan¨ªa temporal le permite abordar el an¨¢lisis con una admirable lucidez, que evita visiones desenfocadas por la nostalgia o la reescritura del recuerdo.
Una forma de abordar la autobiograf¨ªa radicalmente contraria a la casi festiva y jocosa aproximaci¨®n de James Kochalka en American Elf. El 26 de octubre de 1998, Kochalka se compr¨® un peque?o cuaderno de dibujos con el firme prop¨®sito de dibujar en ¨¦l lo que m¨¢s le hab¨ªa llamado la atenci¨®n del d¨ªa en tres o cuatro vi?etas. Casi diez a?os despu¨¦s, m¨¢s de tres mil p¨¢ginas demuestran la f¨¦rrea voluntad de aquella intenci¨®n, que se traslad¨®, en una l¨®gica evoluci¨®n medi¨¢tica, desde el papel a las brillantes pantallas del ordenador gracias a internet. Kochalka se representa a s¨ª mismo como un joven elfo para contarnos historias minimalistas, te?idas siempre de una ingenuidad que desarma cualquier prevenci¨®n o prejuicio. El m¨¢s peque?o detalle, el episodio cotidiano m¨¢s nimio o banal es convertido por el autor en una especie de reto vital, devolviendo al lector esa curiosidad continuada de la mirada infantil. Un copo de nieve que se deshace, los juegos con la espuma de afeitar, contemplar a su gato Spandy, contar sus sue?os, disfrutar con un paquete de caramelos o buscar el coche en el aparcamiento... Cualquier cosa atrae al autor, que la compartir¨¢ con el lector como el ni?o que ha atrapado una mariposa delicadamente y se la ense?a al adulto, pero sin renunciar a un punto malvadamente gamberro, que refuerza todav¨ªa m¨¢s esa imagen de ni?o grande. Sin embargo, esa envoltura de adulto con s¨ªndrome de Peter Pan no impide que Kochalka vaya dejando ideas, sensaciones y sentimientos que, precisamente por esa aparente visi¨®n infantil, resultan especialmente incisivos. La reci¨¦n estrenada Apa Apa C¨°mics ha publicado en Espa?a el primer volumen de American Elf.
Una forma de entender la propia vida que tiene bastantes conexiones con la que aborda Lewis Trondheim en la serie Las peque?eces de Lewis Trondheim. Tras dedicarse durante a?os a una producci¨®n compulsiva que iba desde la revisi¨®n del g¨¦nero de aventuras en La Mazmorra al caj¨®n de sastre argumental que supone Las aventuras de Lapinot -donde el franc¨¦s ensay¨® desde la comedia rom¨¢ntica a la costumbrista pasando por el homenaje a Spirou-, Trondheim entr¨® en una especie de vac¨ªo creativo que le llev¨® a anunciar su retirada de la historieta en 2004. Un corto retiro que le llev¨® a concentrarse en historias m¨¢s personales e ¨ªntimas, que recog¨ªan la experiencia anterior de Mis circunstancias. Represent¨¢ndose a s¨ª mismo de nuevo como un p¨¢jaro antropomorfo, Trondheim se dedica a contar peque?os episodios de su hacer cotidiano, desde las an¨¦cdotas intrascendentes a sus viajes pasando por pensamientos cogidos al vuelo. Historietas de una p¨¢gina que colgar¨ªa en su p¨¢gina web y que, con el tiempo, han dado lugar a dos vol¨²menes recopilatorios de estas "peque?eces" que demuestran ser una visi¨®n divertida y tranquila, a la vez que reflexiva, de todo aquello que nos acontece desde que nos levantamos por la ma?ana. La madrile?a Sins Entido ha publicado en castellano las dos entregas de la serie: La maldici¨®n del paraguas y El s¨ªndrome del prisionero.
Tres ejemplos muy distintos de c¨®mo contar eso tan complejo que es la propia vida.
Ejemplo perfecto. John Porcellino. Traducci¨®n de Andr¨¦s Moon. Ponent Mon. Tarragona, 2008. 144 p¨¢ginas. 14 euros. American Elf. Volumen 1. James Kochalka. Apa Apa C¨°mics. Barcelona, 2008. 122 p¨¢ginas. 14,50 euros. Las peque?eces de Lewis Trondheim. Lewis Trondheim. Sins Entido. Madrid, 2008. 128 p¨¢ginas. 16 euros.
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