La conversaci¨®n
Ayer, s¨¢bado, EL PA?S public¨® en la secci¨®n Cartas al director dos misivas que criticaban el tratamiento dado por el diario, el pasado 4 de junio, a la conversaci¨®n telef¨®nica que la presidenta del Tribunal Constitucional, Mar¨ªa Emilia Casas, mantuvo con la abogada Dolores Mart¨ªn, que manten¨ªa un litigio con su marido por la custodia de su hija. La presidenta del Tribunal no sab¨ªa que su interlocutora estaba siendo investigada, y su tel¨¦fono intervenido, por posible inducci¨®n al asesinato de su ex marido. El diario public¨® un amplio resumen de los 15 minutos que dur¨® la conversaci¨®n y llev¨® el tema a primera p¨¢gina con un titular que recog¨ªa una frase de la conversaci¨®n. "Si alguna vez recurre en amparo, pues ya me vuelve a llamar".
La primera carta -suscrita por 15 catedr¨¢ticos y 32 profesores entre los 54 firmantes, en su mayor¨ªa acad¨¦micos de Derecho del Trabajo al igual que la presidenta del Constitucional- criticaba en t¨¦rminos muy duros el tratamiento informativo y terminaba con la siguiente frase: "Nunca habr¨ªamos cre¨ªdo que EL PA?S iba alinearse en ese campo de la infamia". La segunda, suscrita por 38 personas "tod@s noso-tr@s catedr¨¢tic@s de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de distintas universidades" -entre ellos los 15 catedr¨¢ticos que firmaban la primera-, subrayaba el doble ataque que supon¨ªa, en su opini¨®n, el tratamiento ofrecido por el diario: de un lado buscaba el descr¨¦dito de la presidenta del Constitucional y compa?era de los firmantes, y en segundo lugar se sumaba a un ataque indirecto al propio tribunal.
La pregunta que, en mi opini¨®n, late en ambas protestas es la siguiente: ?debi¨® el diario publicar esa conversaci¨®n de la presidenta del Tribunal Constitucional? El defensor ha pedido al director adjunto, Vicente Jim¨¦nez, que explique las razones que llevaron al diario a publicar la conversaci¨®n.
"EL PA?S public¨® la conversaci¨®n de la presidenta del Constitucional por nuestro compromiso con los lectores de ofrecer informaciones veraces sobre asuntos de inter¨¦s; por nuestra obligaci¨®n de compartir, sin m¨¢s censura que la legalidad vigente y la ¨¦tica period¨ªstica, toda la informaci¨®n que poseamos sobre temas de actualidad para que el ciudadano conforme libremente sus opiniones; y por respeto a la libertad de informaci¨®n, derecho que posee el ciudadano y obliga al periodista".
"La conversaci¨®n de Casas, quinta autoridad del Estado, con una mujer investigada por el asesinato de su ex marido, a la que asesor¨® sobre cuestiones legales, es un asunto relevante que los lectores de EL PA?S merecen conocer. Mucho m¨¢s si el tema est¨¢ bajo el escrutinio del Tribunal Supremo y se produce en el contexto de una crisis sin precedentes en la instituci¨®n que Casas preside".
"S¨®lo desde la mala fe, el corporativismo m¨¢s descarado o una ignorancia monumental sobre el papel de la prensa en una democracia madura cabe reclamar, como han hecho los firmantes de las dos cartas, que EL PA?S escamotee a sus lectores esa informaci¨®n. La transcripci¨®n de la conversaci¨®n de Casas fue obtenida con absoluto respeto a los procedimientos que establece nuestro Libro de estilo y fue contrastada con la interesada. La conversaci¨®n fue grabada, adem¨¢s, bajo tutela judicial, dentro de la investigaci¨®n por el mencionado asesinato. ?Qu¨¦ precepto legal ha vulnerado EL PA?S? ?Qu¨¦ ley exime a Casas del inter¨¦s y escrutinio de los medios? ?Qui¨¦n teme a la informaci¨®n?".
"M¨¢s all¨¢ de inexactitudes", a?ade Jim¨¦nez, "acusaciones infundadas y juicios de valor descabellados, no he encontrado en las dos cartas de protesta un solo argumento que justifique la ocultaci¨®n de la informaci¨®n en cuesti¨®n. Curiosamente, este peri¨®dico ya recibi¨® cr¨ªticas similares cuando, el pasado diciembre, difundi¨® investigaciones judiciales que afectaban a otro miembro del tribunal. O cuando desvel¨® maniobras para recusar a alg¨²n magistrado o echar a la presidenta. No recuerdo que los indignados firmantes de las cartas tildaran entonces nuestro trabajo de sensacionalismo 'alineado en el campo de la infamia'. ?Acaso no lo consideraron necesario porque dichas noticias afectaban de forma negativa a magistrados conservadores, enfrentados en ese momento a la presidenta? En uno y otro caso, EL PA?S ha cumplido con su obligaci¨®n. Seguir¨¢ haci¨¦ndolo. Aspiramos a una ciudadan¨ªa madura y bien informada. Sin informaci¨®n no hay debate; y sin espacio para el debate la democracia se va por el desag¨¹e", concluye Jim¨¦nez.
Vivimos un mundo parad¨®jico. A menudo, se critica a los diarios por lo que callan y tambi¨¦n por lo que cuentan o c¨®mo lo cuentan. El debate agrio y el partidismo pol¨ªtico hacen que las informaciones relevantes, y por tanto los medios, los periodistas, est¨¦n, estemos, bajo sospecha y se hagan juicios de intenciones sobre lo que se escribe, sobre lo que se publica. Lo importante es que lo que se escriba sea verdad, esa verdad siempre limitada pero imprescindible para saber un poco m¨¢s lo que est¨¢ pasando.
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electr¨®nico (defensor@elpais.es), o telefonear al n¨²mero 91 337 78 36.
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