Estepona
El poder es lo primero, lo dem¨¢s es secundario. Eso lo sabemos desde hace tiempo. Para pillar una poltrona se pacta con el diablo, se acepta cualquier cosa: cansa de tan sabido. ?Alguien lleva la cuenta de los casos de corrupci¨®n en los partidos pol¨ªticos? En el de hoy, que ma?ana se olvidar¨¢ porque surgir¨¢ otro, el partido en cuesti¨®n es el PSOE. El PSOE de Estepona, dicen. Seg¨²n se deduce de lo publicado, y respetando la presunci¨®n de inocencia, se trata de un caso de libro, otro m¨¢s: especulaci¨®n inmobiliaria, corrupci¨®n municipal, dinero f¨¢cil para todos.
Tampoco es nuevo el car¨¢cter local de la cosa. Llama la atenci¨®n la extrema autonom¨ªa de la que gozan, aparentemente, las agrupaciones locales de los partidos. Ni la direcci¨®n regional ni la direcci¨®n nacional saben nunca nada. Se enteran por la prensa, como nosotros. Leo que unos concejales del PSOE denunciaron a la polic¨ªa lo que hac¨ªa un alcalde del PSOE, el de Estepona, y que la consiguiente investigaci¨®n judicial ha llevado a las detenciones. Y que la direcci¨®n del PSOE, sorprendida, ha expulsado del partido al alcalde en cuesti¨®n.
Cuando un empleado de un banco defrauda una suma importante, tiembla el misterio. Recu¨¦rdese el caso de Societ¨¦ G¨¦n¨¦rale, uno de cuyos operadores burs¨¢tiles cometi¨®, hace s¨®lo unos meses, un fraude estimado en 7.000 millones de d¨®lares. El presidente del banco ofreci¨® de inmediato su renuncia, el mismo d¨ªa en que se descubri¨® el pufo, y se reforzaron los controles internos para evitar, en lo posible, que un hecho as¨ª se repitiese.
En los partidos, eso no pasa nunca. Nadie controla, nadie sabe. Ni el presidente del partido, que es presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, ni el secretario general, que es presidente del Gobierno. Quiz¨¢ los partidos deber¨ªan convertirse en sociedades an¨®nimas y regirse por las leyes mercantiles. De esa forma, con un poco de suerte, alcanzar¨ªan el nivel de honradez de un banco cualquiera.
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