Miradas a la moda
Fot¨®grafo, pintor, horticultor y conservador del MOMA. La vida de Edward Steichen (Bivange, Luxemburgo,1879-Umpawa, Estados Unidos, 1973) abarca buena parte de la historia de la fotograf¨ªa. Como los realmente grandes, Steichen destac¨® en todos los campos y g¨¦neros: experiment¨® con la fotograf¨ªa pictorialista, colabor¨® desde sus inicios en la m¨ªtica Camera Work, fue aclamado como fot¨®grafo de moda en Vanity Fair y Vogue durante los a?os treinta, organiz¨® las unidades de la fotograf¨ªa a¨¦rea en la Primera Guerra Mundial para el Ej¨¦rcito estadounidense en Francia y el naval en la Segunda Guerra Mundial en el Pac¨ªfico, ejerci¨® como conservador en el departamento de fotograf¨ªa del MOMA de Nueva York y brill¨® como jardinero, una afici¨®n que tuvo su reflejo en sus negativos y en su vida.
Su labor como conservador del MOMA todav¨ªa sigue siendo una referencia para los profesionales de los museos
Tras a?os de olvido, la obra fundamental del que fuera considerado en su d¨ªa como el fot¨®grafo m¨¢s famoso del momento, se exhibe por primera vez en Espa?a en dos grandes exposiciones paralelas: Edward Steichen. Una epopeya fotogr¨¢fica, una retrospectiva en el Museo Reina Sof¨ªa de Madrid con casi trescientas fotograf¨ªas, material documental (maquetas originales, cat¨¢logos...) y la recreaci¨®n de algunos de los montajes que realiz¨® para el museo neoyorquino y, otra, en el Museo del Traje de Madrid, Edward Steichen, fotograf¨ªa de moda (los a?os de Conde Nast, 1923-1937), donde se exhibir¨¢n las fotos que realiz¨® para las revistas de esta editora period¨ªstica, entre las que se cuentan retratos de Coco Chanel, Fred Astaire y Gary Cooper. Ambas muestras re¨²nen ¨²nicamente su trabajo en blanco y negro, aunque trabaj¨® con color. Las dos muestras, que se inauguran este martes y permanecer¨¢n abiertas hasta el 21 de septiembre, han pasado por Par¨ªs, Lausanne y Reggio Emilia y pretenden ser un reflejo preciso de la prol¨ªfica obra de este artista.
Que la fotograf¨ªa forma parte del arte es ya un hecho contrastado, pero en la ¨¦poca en que Edward Steichen desarroll¨® su carrera hab¨ªa que demostrarlo y a ello dedic¨® toda su vida. De hecho, no se conocen demasiados nombres de profesionales que se hayan utilizado como verbo: que Steichen captara tu retrato significaba ser esteichenizado. "Odio la especializaci¨®n, es la ruina del arte", asegur¨® en un momento de su carrera. Como autor sus pasiones fueron m¨¢s que variadas: retratos (el de Rodin sigue siendo objeto de estudio), desnudos, fotograf¨ªas de flores, moda, danza, teatro, bodegones, paisaje, naturaleza. B¨¢sicamente los elementos de sus retratos manten¨ªan una sobriedad y una sencillez que marcaron su trabajo. Una de sus im¨¢genes, El estanque-Salida de la luna, realizada en 1904 se subast¨® en Sotheby's en 2006 por 2,4 millones de euros, lo que la sit¨²a como una de las fotograf¨ªas m¨¢s caras de la historia. "Pas¨® de ser el enfant terrible en 1900 al fot¨®grafo mejor pagado en 1925, y en 1950 el conservador m¨¢s poderoso del sector", asegura William A. Ewing, director del Museo de l'Elys¨¦e, y uno de los comisarios de la muestra del Reina Sof¨ªa en el cat¨¢logo.
Su formaci¨®n fue autodidacta. Tras trasladarse con su familia a Estados Unidos, compr¨® su primera c¨¢mara a los 16 a?os, para entonces ya trabajaba como aprendiz de una empresa de litograf¨ªas de Milwaukee y al poco de ingresar en la compa?¨ªa propuso promover la fotograf¨ªa como fuente de im¨¢genes m¨¢s realistas para la publicidad de la empresa. Con ese ¨ªmpetu se movi¨® siempre. En esos a?os de aprendizaje se entreg¨® plenamente a la causa abanderada de la vanguardia. Aprendi¨® lo que pudo de fotograf¨ªa en la biblioteca de Milwaukee, donde descubri¨® la revista Camera Notes, la publicaci¨®n norteamericana m¨¢s influyente en ese momento, dirigida por Alfred Stieglitz, impulsor del potencial art¨ªstico de la fotograf¨ªa, a la que deseaba situar al nivel de la pintura. Steichen no tard¨® en meter sus fotos en la revista y tratar directamente con Stieglitz, que en poco tiempo se convirti¨® en su mentor. Los pictorialistas firmaban y fechaban sus obras como cuadros y juzgaban cada fotograf¨ªa por sus cualidades est¨¦ticas. Complejos procesos de revelado a mano y manipulaciones del negativo para conseguir el efecto art¨ªstico deseado les llevaron a rechazar el papel de revelado preparado industrialmente y las c¨¢maras y lentes de precisi¨®n de f¨¢cil manejo. Stieglitz y Steichen acabar¨ªan desarrollando todo su potencial en otra revista, Camera Work, cuenta Catherine Coleman, conservadora jefe de fotograf¨ªa del Reina Sof¨ªa y directora del simposio internacional Steichen y sus contempor¨¢neos, que se celebrar¨¢ en Madrid el 26 y 27 de junio y que contar¨¢ con la presencia de la viuda del fot¨®grafo, Joana T. Steichen, as¨ª como destacadas personalidades del mundo de la fotograf¨ªa y del arte.
En Camera Work, la revista que marcaba las tendencias del momento, Steichen public¨® retratos, paisajes neblinosos, motivos arquitect¨®nicos y desnudos femeninos -uno de ellos se exhib¨ªa a la venta la pasada semana en la feria Art Basel-; los desnudos fueron una constante en su obra. Un cr¨ªtico los describi¨® como "una extra?a procesi¨®n de formas femeninas, ingenuas, amorales y pr¨¢cticamente asexuadas". William Ewing cuenta que la relaci¨®n del fot¨®grafo con las mujeres no fue f¨¢cil; ellas deseaban pasear a su lado y ¨¦l se mostraba encantado de estar con ellas, pero su arte iba por delante. En sus negativos, a las se?oras le gustaba colocarlas en su entorno, rodeadas de flores o de muebles de ¨¦poca. Los hombres, salvo que fueran escritores o celebridades, no le interesaban como objetivo fotogr¨¢fico. En Camera Work logr¨® sus mayores halagos y alabanzas: "En sus fotograf¨ªas ha logrado expresar la perfecta fusi¨®n entre objeto y sujeto". Sin embargo, como suele ocurrir con demasiada frecuencia, los piropos no se correspond¨ªan con una situaci¨®n econ¨®mica boyante. Cuando decidi¨® dejar Milwaukee y viajar a Par¨ªs lo hizo con sus ahorros y viv¨ªa de ocasionales ventas de arte. Fue el protegido de Auguste Rodin (le llamaba "mon fils") y uno de los pocos que le retrat¨®. En uno de los cat¨¢logos de la muestra se cuenta que en una ocasi¨®n el escultor le encontr¨® llorando en su estudio, angustiado por sus dudas como artista. La respuesta de Rodin ante las l¨¢grimas son¨® como un diagn¨®stico: "Ahora s¨¦ que eres un gran artista y que est¨¢s hecho de la pasta adecuada. Si yo no tuviera todav¨ªa esos momentos sabr¨ªa que estoy acabado".
Durante su etapa parisiense, Steichen se encontr¨® inmerso en el mundo de las bellas artes. Al tiempo que pintaba realizaba fotograf¨ªas pictorialistas -usaba la fotograf¨ªa para captar "el car¨¢cter y la expresi¨®n del momento" y obten¨ªa fotograf¨ªas mediante diferentes procesos de manipulaci¨®n que denominaba peinture ¨¤ la lumi¨¨re-. Su trabajo en la capital francesa se complementaba con el montaje de exposiciones. Pionero en promover muestras de Picasso, C¨¦zanne, Matisse y Brancusi, introdujo el arte moderno en Estados Unidos y en cierto modo ejerci¨® como "cazador de talentos" para la revista en la que trabajaba.
Pero Steichen no era un hombre capaz de entregarse a una sola idea. La relaci¨®n personal y profesional con Stieglitz acabar¨ªa por deteriorarse. ?ste pensaba que Steichen no dedicaba suficiente tiempo a la fotograf¨ªa y s¨ª demasiado a hacer pinturas decorativas. Tampoco Steichen se sent¨ªa c¨®modo. En su ¨²ltima colaboraci¨®n en la revista, a modo de despedida critic¨® que Camera Work se hubiera convertido en una copia de s¨ª misma mientras el mundo ard¨ªa en la Primera Guerra Mundial.
La contienda acabar¨ªa por cambiar su vida. Tras dejar la revista se alist¨® como fot¨®grafo de guerra y posteriormente dedic¨® sus mejores esfuerzos a defender "el arte comercial". Una vez m¨¢s en su vida, cambiaba de direcci¨®n abruptamente. Decidi¨® dejar definitivamente la pintura y dedicarse s¨®lo a la fotograf¨ªa. Dej¨® atr¨¢s su casa alquilada en las afueras de Par¨ªs, donde cultivaba su propio jard¨ªn y experimentaba con las plantas, y busco en Nueva York mejores oportunidades financieras. Hab¨ªa cumplido los 43 a?os, acababa de divorciarse de su primera esposa, ten¨ªa que enfrentarse a la educaci¨®n de sus hijos y pagar numerosas deudas cuando le llamaron del imperio Cond¨¦ Nast. Fichado en 1923, en el curso de una comida para sustituir a su jefe de fotograf¨ªa que acababa de dejarles por la empresa de la competencia, para las revistas Vogue y Vanity Fair, Steichen empez¨® un nuevo camino. Y lleg¨®, como de costumbre, arrasando. Al poco aconsej¨® a la directora de Vogue que aspirara a las estrellas -"haz de Vogue un Louvre"- y previ¨® cu¨¢n poderoso acabar¨ªa siendo el mundo del cine. Fue uno de los precursores de la fotograf¨ªa de moda. Sus im¨¢genes ef¨ªmeras se difund¨ªan en masa pero resultaron tan modernas que impactaron a muchas personas. Paul Poiret, Jeanne Lanvin o Elsa Schiaparelli pusieron sus colecciones ante su c¨¢mara. M¨¢s de mil actores y actrices posaron para ¨¦l en trabajos cruzados que vinculaban la moda y el cine. Sus innovadores retratos en Vanity Fair inmortalizaron a personajes como Cecil B. DeMille, Pirandello, Greta Garbo, Gershwin, W. B. Yeats, Thomas Mann y Churchill, entre otros.
Harto de celebrities y de glamour, Steichen dimiti¨® de su cargo en 1938 y se fue a M¨¦xico. Una vez m¨¢s la guerra vino a aclararle las cosas. Se decant¨® por lo que denominaba la fotograf¨ªa ¨²til. Organiz¨® las unidades de la fotograf¨ªa naval para el ej¨¦rcito estadounidense en la Segunda Guerra Mundial en el Pac¨ªfico. Al acabar la contienda colg¨® las c¨¢maras para trabajar como comisario del Museo de Arte Moderno de Nueva York. Su labor como conservador del MOMA despu¨¦s del conflicto b¨¦lico todav¨ªa hoy sigue siendo una referencia para los profesionales de los museos. The Family of Man pretend¨ªa levantar el ¨¢nimo de la humanidad tras la contienda y fue admirada por diez millones de personas en todo el mundo desde 1955 hasta 1962. Antes de fallecer, a los 94 a?os, tuvo tiempo para dise?ar vidrieras, tejidos para vestidos de seda, echarpes, dos pianos de cola, libros ilustrados y murales. Todo compaginado con el cultivo de flores.
Como todos los que se adelantaron a su tiempo, pag¨® tambi¨¦n el precio de la fama con cr¨ªticas severas. La tensi¨®n entre la fotograf¨ªa art¨ªstica y la comercial no se ha acabado pero ¨¦l figura como el representante m¨¢s emblem¨¢tico de esa disyuntiva. Brill¨® en ambos campos. Algunos de sus contempor¨¢neos le calificaron como "el Leonardo de la fotograf¨ªa", pero para sus detractores se trataba de un suministrador de "elegancia de nuevo rico y t¨¦cnica escurridiza". Su muerte no s¨®lo no apag¨® su estela sino que su trabajo forma ya parte de la historia de la fotograf¨ªa, aunque algunas de las pol¨¦micas que suscit¨® sigan vigentes. ?Arte o comercio? Horacio Fern¨¢ndez, profesor de Historia del Arte de la Facultad de Cuenca y experto en historia de la fotograf¨ªa, considera la pol¨¦mica tan anticuada como aburrida. Los m¨¢s cr¨ªticos consideran que se trata s¨®lo de im¨¢genes ef¨ªmeras difundidas en masa. "La fotograf¨ªa publicada no es lo raro sino la norma. Por definici¨®n la fotograf¨ªa es reproducci¨®n y es m¨²ltiple y el arte necesita cosas ¨²nicas. Hubo un momento en que los autores revelaban sus propias fotos en el laboratorio, pero ahora todo se hace en la misma imprenta de Alemania", asegura Fern¨¢ndez, que participar¨¢ como ponente en el simposio en el que se debatir¨¢ sobre la obra de Steichen. Como experto en la materia le apasiona el trabajo que desarroll¨® como fot¨®grafo de guerra y como conservador del MOMA. No le interesa en exceso el mundo de las tendencias. Su idea es que la fotograf¨ªa de moda dura lo que la "espuma" y que lo normal, salvo excepciones entre las que caben los nombres de Man Ray o Irving Penn, es que las modas pasen y las fotos con ellas. La opini¨®n de Fern¨¢ndez es que "la moda se ha convertido con el paso del tiempo en un gran negocio y las im¨¢genes contribuyen a agrandarlo de una manera perversa creando modelos de cuerpo y de belleza. Es l¨®gico que las empresas busquen a gente muy brillante".
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