Cuando la vida se convierte en un aut¨¦ntico culebr¨®n
Richard es un paparazzo que lleva toda la semana apostado en la puerta de The Clinic, el centro en el que Amy Winehouse est¨¢ ingresada desde el pasado lunes. Intenta conseguir la imagen de la salida del hospital, una fotograf¨ªa que, dice, puede valer 25.000 euros. La vida de la cantante se ha convertido en un aut¨¦ntico culebr¨®n que hace que cada uno de sus movimientos quede documentado por una legi¨®n de fot¨®grafos que la esperan a las puertas de su casa.
Esta semana, en los alrededores de su casa, en una peque?a calle de Candem Town (Londres), s¨®lo se o¨ªan pajarillos. Ni rastro de paparazzi. El foco se hab¨ªa trasladado al hospital.
La cantante, dice Richard, se porta muy bien con los fot¨®grafos. Les prepara t¨¦. Si hace calor, baja refrescos. No como otras estrellas del pop brit¨¢nico, como Lily Allen, que siempre se muestran esquivas. Y algunas hasta les escupen. Amy, no. Amy no los esquiva.
En la era de Internet y los tel¨¦fonos m¨®viles que captan im¨¢genes de cualquiera en cualquier sitio y a cualquier hora, mantener la privacidad se convierte en labor tit¨¢nica para una estrella como ella. Los devaneos de Janis Joplin, Jimi Hendrix o incluso Kurt Cobain nunca tuvieron semejante nivel de exposici¨®n.
El a?o 2008 no empez¨® bien para ella. Alguien se embols¨® un buen dinero haciendo llegar un v¨ªdeo a la redacci¨®n del diario sensacionalista The Sun, que el 18 de enero de 2008 mostraba a la diva en apuros, fumando una pipa de crack. A ra¨ªz del episodio, seis d¨ªas m¨¢s tarde, Winehouse ingresaba en una cl¨ªnica de rehabilitaci¨®n.
El acoso al que se ha visto sometida ha generado un proteccionismo informativo absoluto en torno a ella. Nadie de su c¨ªrculo cercano quiere hablar, ni su m¨¢nager, ni su discogr¨¢fica, ni siquiera el tipo que la fich¨® para Island Records en 2002. La respuesta es siempre la misma, como en el estribillo que la ha hecho famosa: "No, no, no".
Con tanto culebr¨®n, el p¨²blico acaba por olvidar que Amy Winehouse es una artista y lo que se comenta es el ¨²ltimo v¨ªdeo que de ella aparece en la red. "En directo es impresionante", dice Aldo Linares, dj que pincha m¨²sica de los a?os cincuenta mezclada con muchos otros estilos y que en Benic¨¤ssim ha llegado a pinchar temas de Amy. El a?o pasado la vio por primera vez. "Sobre el escenario, parece que estuviera en otra galaxia. Juega a ese 'estoy, no estoy' que no es m¨¢s que un juego de seducci¨®n con el p¨²blico. Es muy desgarrada, muy sexual, habla m¨¢s de desamor que de amor. Con ese toque de diva sufrida, es una t¨ªa que emocionalmente te afecta".
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.