Trece canciones con olor a derrota

Aquella noche en la repleta la sala Pach¨¢ de Madrid hab¨ªa expectaci¨®n por escuchar a Soulsugar, el grupo de m¨²sica electr¨®nica -cantada en ingl¨¦s- con un futuro aparentemente prometedor. Pero sobre el escenario su cantante, Rebeca Jim¨¦nez, ya sab¨ªa que ¨¦se iba a ser su ¨²ltimo concierto. A punto de grabar su primer disco, lo dej¨®. "De pronto aquellas canciones dejaron de tener verdad para m¨ª", explica Rebeca Jim¨¦nez mientras se deja caer en un sof¨¢ de cuero. "Ese mismo d¨ªa, con la sala llena de gente, me di cuenta de que no quer¨ªa tocar con ordenadores. Quer¨ªa instrumentos de verdad. Y, sobre todo, cantar en castellano".

Rebeca luce un look m¨¢s parecido al de una cantante folk que al de una vocalista de m¨²sica electr¨®nica: vaqueros, botas y sombrero Borsalino. "Cuando me fui del grupo pas¨¦ una fase un poco triste y agobiada. No ten¨ªa banda, no ten¨ªa conciertos...". Rebeca conoci¨® entonces a Quique Gonz¨¢lez, con quien vivi¨® una intensa relaci¨®n y con el que colabor¨® en su disco Kamikaces Enamorados. Con el tiempo la pasi¨®n se apag¨®, pero a Rebeca, adem¨¢s de una amistad, le quedan las palabras m¨¢gicas que Quique le regal¨® como un consejo revelador: "?Para qu¨¦ quieres un grupo? Si¨¦ntate al piano y ponte a escribir canciones". As¨ª que se puso manos a la obra. Ahora, en una habitaci¨®n alquilada para la promoci¨®n por su compa?¨ªa discogr¨¢fica, Rebeca, de 32 a?os, mira de reojo su primer disco reci¨¦n publicado, Todo llegar¨¢. Trece canciones que transpiran luz, verdad y sinceridad. Tambi¨¦n olor a derrota, esperanzas y viejas cicatrices. Un pu?ado de temas que se mueven entre el rock y la canci¨®n de autor y que fueron escritos entre Segovia -donde naci¨®-, Viena -donde ha vivido- y Madrid. "Incluso hay una escrita en el metro", precisa Rebeca. "Siempre me he concentrado mejor en sitios bulliciosos, as¨ª que un d¨ªa me met¨ª en la l¨ªnea m¨¢s larga y escrib¨ª una canci¨®n".

Pero el d¨ªa a d¨ªa de Rebeca es menos bullicioso. Vive a pocos kil¨®metros de Madrid en medio del campo, cerca de las monta?as y junto a su perro Ringo -"es que tiene cara de bater¨ªa de los Beatles", asegura-. Tambi¨¦n monta a caballo, ejerce de jardinera en casa y colecciona vestidos. De su carrera como actriz, por ahora, ni rastro. "Me cans¨¦ de esperar a que me llamasen", dice con cierta nostalgia. Porque aunque las dos pel¨ªculas que protagoniz¨® hace a?os, Shaky Carmine y Entre abril y julio, le dejaron un "magn¨ªfico sabor de boca", el tel¨¦fono no volvi¨® a sonar. Ahora est¨¢ en otro punto. Sobre el escenario, Rebeca se despoja de la piel de actriz. "Ni finjo ni hago ning¨²n personaje. Las canciones nacen del coraz¨®n y hay mucho de m¨ª".

Algunos d¨ªas, cuando Rebeca llama a su padre, se oye a s¨ª misma sonando de fondo. ?l es quien le hizo interesarse por la m¨²sica. "Cuando mi hermana Luc¨ªa [Jim¨¦nez, tambi¨¦n actriz] y yo ¨ªbamos en su coche siempre escuch¨¢bamos m¨²sica y cant¨¢bamos", recuerda. En la casa de Segovia donde se o¨ªa a los Stones, Tom Waits o a Dylan ahora suena otro disco m¨¢s. "Parece que el disco le ha gustado". Aquello que ten¨ªa que llegar, ha llegado. -