Las notas
No entiendo muy bien qu¨¦ quiere decir la ministra Cabrera cuando afirma que tenemos el mejor sistema educativo de la historia de Espa?a. ?Es que no podemos aspirar a m¨¢s viniendo de donde venimos? Porque si en vez de establecer la comparaci¨®n con el pasado la establecemos con otros pa¨ªses europeos salimos mal parados. Tampoco entiendo eso de que el sistema educativo ha contribuido al progreso de los ¨²ltimos a?os. Parece que no es un secreto que el auge espa?ol ha sido consecuencia, fundamentalmente, del disparatado negocio inmobiliario que, en estos momentos de desplome, deja al aire lo que muchos predec¨ªan: que nuestro pa¨ªs necesitaba menos ladrillo y m¨¢s incentivos a la investigaci¨®n, al desarrollo tecnol¨®gico, a esa econom¨ªa sofisticada que guarda una relaci¨®n estrech¨ªsima con el sistema educativo. Entiendo que los catastrofismos son est¨¦riles pero tambi¨¦n lo es el maquillaje de la realidad, una realidad de la que tampoco es responsable la ministra actual. La cosa viene de largo. Llevamos a?os m¨¢s atentos a los procedimientos que al aprendizaje. No s¨¦ qu¨¦ valor formativo tiene, por ejemplo, que como planea hacerse en alguna comunidad aut¨®noma, los padres se conviertan en supervisores permanentes de los ex¨¢menes de sus hijos. Una especie de vigilancia al vigilante que viene a sumar dolores de cabeza y burocracia a ese maestro que deber¨¢ acompa?ar las notas con comentarios explicativos. Tener que justificar cada calificaci¨®n, en vez de hacerlo s¨®lo cuando surge alg¨²n problema, es entender que el profesor debe estar bajo sospecha. Esta medida permitir¨¢ tambi¨¦n, dicen, que los padres puedan mostrar el examen a docentes de otros centros, a fin de que entre todos podamos encontrar la nota justa. En realidad, lo ideal ser¨ªa que las notas las pusieran los padres. Qui¨¦n sino ellos saben mejor que nadie lo listo que es el ni?o.
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