Pou 'versus' Welles
Richard France (1938), dramaturgo y acad¨¦mico estadounidense especializado en la figura de Orson Welles, es el autor de Obediently Yours, Orson Welles, un anecdotario para cin¨¦filos sobre el polifac¨¦tico cineasta, cuya genialidad no bast¨®, por lo visto, a John Huston para darle el papel de Ahab en Moby Dick, pues acab¨® rechaz¨¢ndole aduciendo que no hab¨ªa sitio para dos ballenas en su versi¨®n cinematogr¨¢fica del cl¨¢sico de Melville. Curiosidades como ¨¦sta son las que llenan la pieza de France que otro cineasta, el catal¨¢n Esteve Riambau, ha llevado a escena con nada menos que con Josep Maria Pou en el papel protagonista.
Orson Welles, quien, por cierto, se llamaba en realidad George -otra curiosidad-, puso su voz a un sinf¨ªn de cu?as comerciales para la radio. Las grabaciones se hac¨ªan en un estudio de Los ?ngeles que France tambi¨¦n frecuentaba. Unas tomas falsas sin editar que el t¨¦cnico de sonido del estudio libr¨® a France (algunas de ellas, como la del anuncio de los guisantes que recrea Pou, est¨¢n colgadas en YouTube, para los curiosos de verdad) componen el principal material de esta obra que se representa en el marco del Grec hasta el 27 de julio. Luego har¨¢ una parada obligada por otro proyecto de Pou, la direcci¨®n de la obra The History Boys, de Alan Benet, que en septiembre inaugurar¨¢ el renovado Teatre Goya de Barcelona. El a?o pr¨®ximo se simultanear¨¢n las giras de ambos espect¨¢culos.
SU SEGURO SERVIDOR, ORSON WELLES
De Richard France. Versi¨®n y direcci¨®n: Esteve Riambau. Int¨¦rpretes: Josep Maria Pou, Jaume Ulled. Escenograf¨ªa: Ramon Sim¨®. Vestuario: Mar¨ªa Araujo. Iluminaci¨®n: Pep G¨¤miz. Espacio sonoro: Dami¨¢n Bazin. Festival Grec 2008. Teatre Romea. Barcelona, hasta el 27 de julio.
La estructura Su seguro servidor es bien sencilla: Welles, en ese estudio y ya con 70 a?os, repasa en forma de mon¨®logo y entre anuncio y anuncio, una serie de episodios vividos, apoy¨¢ndose en las intervenciones del t¨¦cnico de sonido, que le va tirando de la lengua, y en las llamadas telef¨®nicas que hace y recibe y que le permiten acabar de ilustrar sus vicisitudes. La cuesti¨®n es que habla y habla, y nos cuenta su vida y milagros, y los milagros tienen que ver con lo mucho que le costaba conseguir financiaci¨®n para sus pel¨ªculas. De hecho, el dinero necesario para llevar a la gran pantalla su inacabada versi¨®n del Don Quijote no lo halla en esta pieza. Su descontento por el tama?o de su nariz, que compensaba con narices falsas; su afici¨®n por los toros, que compart¨ªa con Hemingway; su pasi¨®n por las bailarinas, que le ven¨ªa de pap¨¢; sus rodajes en Espa?a; la influencia que Houdini ejerci¨® sobre ¨¦l de ni?o; su encuentro con Winston Churchill y, por supuesto, algunos detalles sobre su relaci¨®n con Rita Hayworth son algunas de las piezas de un entretenido rompecabezas de su silueta en negro sobre fondo blanco, imagen con la que acaba el montaje.
Pou construye un Welles reconocible tras la barba y el puro al principio del montaje forzando la voz a un tono m¨¢s ronco y cerrado. "?Brindemos por el car¨¢cter!", exclama, durante los primeros minutos, que es cuando uno puede imaginarse al ambicioso cineasta en el escenario del Romea si entorna un poco los ojos. Sin embargo, poco a poco, Pou gana la partida a Welles, pues es aqu¨¦l y no ¨¦ste el que acaba arrastrando los pies hundido tras enterarse de que Spielberg tampoco producir¨¢ su "bambino", as¨ª es como se refer¨ªa a su pel¨ªcula de Don Quijote. Dos caracteres, en todo caso, que se superponen.
Babelia
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