Desgobierno mundial
La debilidad del G-8 impide que se adopten soluciones contra las crisis econ¨®micas
Es muy baja la probabilidad de que el G-8, el grupo de los pa¨ªses m¨¢s ricos del mundo, adopte alguna decisi¨®n razonable y contundente para resolver alguna de las crisis mayores que afligen a la econom¨ªa mundial, como el precio del petr¨®leo o el escandaloso aumento del precio de los cereales y de los alimentos. Y no s¨®lo por evidente debilidad pol¨ªtica de algunos de los presidentes reunidos en Jap¨®n, con menci¨®n especial para el pato cojo George W. Bush. La incapacidad del G-8 surge, sobre todo, de la ausencia entre sus participantes de China, India o Brasil. La demanda de energ¨ªa y de alimentos de los pa¨ªses citados es una de las causas del brutal encarecimiento del precio de las materias primas, energ¨¦ticas y no energ¨¦ticas. Si un pa¨ªs como China tiene unas reservas de 1,4 billones de d¨®lares, no puede faltar en la toma de decisiones sobre la crisis financiera. Por no mencionar a los tambi¨¦n ausentes pa¨ªses con fondos soberanos.
La gobernaci¨®n de la econom¨ªa mundial est¨¢ gravemente fragmentada y el resultado es una gran confusi¨®n. Las instituciones mundiales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (OMC) o el Banco Mundial son las verdaderamente responsables de los mercados financieros globales, de la financiaci¨®n de la econom¨ªa mundial y de la libertad de comercio. Reuniones como la de Jap¨®n parecen inoperantes, por la ausencia de los pa¨ªses que verdaderamente influyen sobre el precio y la producci¨®n de las materias primas y porque re¨²nen pol¨ªticas nacionales descoordinadas.
Si se quiere aclarar esta extrema confusi¨®n, es necesario reformar las reuniones de estas llamadas formaciones G y potenciar la l¨ªnea de gobierno econ¨®mico mundial a trav¨¦s de las instituciones econ¨®micas y financieras internacionales. Un acuerdo final en la ronda Doha beneficiar¨ªa m¨¢s a los pa¨ªses africanos que los miles de millones de d¨®lares de ayuda adicional que la reuni¨®n de Jap¨®n no aprobar¨¢. Pero tales soluciones, como la liberalizaci¨®n del comercio agr¨ªcola y de manufacturas, chocan con los compromisos nacionales que se manejan en el G-8. No es admisible que se defiendan hoy mezquinas pol¨ªticas de apoyo a los lobbies agr¨ªcolas europeos, tercos partidarios de la renacionalizaci¨®n de la agricultura, o de la producci¨®n aut¨¢rquica de petr¨®leo sin la m¨ªnima integraci¨®n en el mercado mundial.
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