El estr¨¦s de dejar de trabajar
La p¨¦rdida de la c¨®moda rutina genera ansiedad y vac¨ªo en muchos trabajadores - El frenazo radical es dif¨ªcil de asimilar - Y el vistazo permanente al correo electr¨®nico s¨®lo perjudica
Una extra?a sensaci¨®n de vac¨ªo y desamparo. Algo parecido a la desorientaci¨®n. De repente, no sabemos muy bien qu¨¦ hacer. O, al contrario, tenemos demasiado claro c¨®mo emplear nuestro tiempo y no paramos de darnos normas y plazos. ?Estamos estresados? Es posible, porque acaban de empezar las vacaciones.
Hay que cuestionar todo lo que hemos planificado para las vacaciones
?Debemos de verdad madrugar para visitar cinco museos?
Tambi¨¦n el sistema inmunol¨®gico se debilita y nos hace m¨¢s vulnerables
Los expertos lo han bautizado "estr¨¦s vacacional" o "baj¨®n veraniego", y es un s¨ªndrome cada vez m¨¢s frecuente entre los trabajadores al acercarse el descanso estival. Acostumbrados a la filosof¨ªa del "tengo que hacer" y de la hiperactividad, los veraneantes se encuentran despojados de repente de una de sus seguridades m¨¢s valiosas: la rutina. Pero, ?tan necesarios son los h¨¢bitos laborales para nuestro bienestar? Y, ?es posible prevenir este tipo de estr¨¦s?
Antes de nada, es fundamental conseguir que primen el equilibrio y el sentido com¨²n en la organizaci¨®n de las vacaciones. En opini¨®n de la psic¨®loga Elisa S¨¢nchez es muy importante prevenir este tipo de estr¨¦s, tanto para disfrutar de las vacaciones como para no caer en una depresi¨®n despu¨¦s del descanso veraniego. "Todo ocurre porque nuestro cuerpo se acostumbra, durante el a?o, a unos ritmos que disminuyen durante las vacaciones. Y despu¨¦s cuesta volver al ritmo normal. Por eso el par¨®n de un mes puede ser excesivo, por lo que es m¨¢s conveniente repartir las vacaciones en dos descansos de dos semanas", explica. Adem¨¢s, a?ade, es deseable tener unas expectativas adecuadas, que se puedan ajustar a unos ritmos realistas. Por ejemplo, la pretensi¨®n de visitar cuatro ciudades europeas en una semana no es viable ni recomendable. Sin embargo, cada vez hay m¨¢s veraneantes que lo hacen porque s¨®lo as¨ª est¨¢n convencidos de disfrutar de su tiempo libre. "Esta actitud no hace m¨¢s que multiplicar el estr¨¦s", dice S¨¢nchez, que imparte cursos de control del estr¨¦s. "En los ¨²ltimos tiempos he detectado que hay personas que no consiguen desconectar. Se pasan las vacaciones leyendo correos electr¨®nicos y contestando llamadas". Y es que las nuevas tecnolog¨ªas son decisivas, porque pueden atarnos al trabajo en lugar de agilizar nuestros ritmos. "A muchos jefes, adem¨¢s, les parece m¨¢s razonable exigir que los empleados est¨¦n permanentemente conectados, cuando en realidad no puede ser as¨ª. En vacaciones hay que desconectar, en todos los sentidos", comenta.
Una encuesta de la empresa de trabajo temporal Randstad tiene algo que decir a este respecto: un 34 % de los empleados no est¨¢ seguro de que el trabajo puede salir adelante sin su aportaci¨®n. Adem¨¢s, m¨¢s del 30% de los consultados afirma recibir correo electr¨®nico o llamadas telef¨®nicas profesionales durante las vacaciones, mientras que un 15% asegura haber empezado entre agobios su descanso por no haber preparado con tiempo este periodo. Tambi¨¦n hay un 8% que nunca se coge m¨¢s de una semana de vacaciones por el temor a que en la oficina las cosas no vayan bien o se compliquen durante su ausencia.
Se trata de un problema cultural, seg¨²n los expertos. Muchos piensan que su presencia en la oficina es imprescindible y que su trabajo no se puede remplazar. "Sin embargo, si una empresa est¨¢ bien organizada, y los turnos de vacaciones se reparten con criterio, no se tienen que dar estos problemas", concluye Elisa S¨¢nchez.
Pero la realidad es que demasiadas veces se estrenan los d¨ªas de descanso estival con algunos inconvenientes an¨ªmicos y, en algunos casos, tambi¨¦n de car¨¢cter estrictamente m¨¦dico. Porque nuestro sistema inmunol¨®gico, al ralentizar el ritmo de vida, est¨¢ m¨¢s expuesto y vulnerable.
Algo parecido ocurre, desde hace algunos a?os, tambi¨¦n con nuestras emociones. No es una casualidad que una tercera parte de los matrimonios que se separan en Espa?a lo haga durante la vuelta de las vacaciones. Acostumbrados a atender m¨¢s a las obligaciones laborales que a la pareja, la familia, o los amigos, la abundancia de tiempo libre nos otorga una libertad a la que no estamos acostumbrados y que, de alguna manera, nos desconcierta. Esta realidad expresa, seg¨²n ha destacado I?aki Eguiluz, jefe del Servicio de Psiquiatr¨ªa del Hospital de Cruces (Barakaldo), una idea que subyace en el mundo de la psiquiatr¨ªa: "Irse de vacaciones no es una decisi¨®n f¨¢cil de tomar", asegur¨® el mes pasado en el foro Encuentros con la salud.
Este experto entiende, por ejemplo, que "las vacaciones en ocasiones se idealizan, generando, en algunos casos, sentimientos de frustraci¨®n. Adem¨¢s, la convivencia con familia y amigos es m¨¢s intensa, lo que deriva bien en satisfacci¨®n o bien en un conflicto, seg¨²n se desarrolle la misma. La oportunidad que ofrece el periodo vacacional de romper con la rutina en verano puede provocar en algunas personas estados de ansiedad, fobias y depresiones, puesto que han de decidir d¨®nde ir, c¨®mo y con qui¨¦n".
Estas decisiones tienen que ver, en realidad, con una concepci¨®n de car¨¢cter cultural del ocio. Se trata de una idea que ha ido cambiando a lo largo de los a?os, y de la que depende nuestro estilo de vida. En otras ¨¦pocas, por ejemplo, "el concepto de ocio iba ligado al de producci¨®n", en palabras de Eguiluz. "El descanso se percib¨ªa como un simple medio para recuperar fuerzas y seguir trabajando. Hoy el escenario ha cambiado: se trabaja para satisfacer necesidades elementales y para comprar tiempo libre que permita el disfrute y la realizaci¨®n de la persona como ser l¨²dico".
Ante esta situaci¨®n, Eguiluz se plantea la cuesti¨®n: ?qu¨¦ se puede hacer para disfrutar plenamente de las vacaciones tan esperadas? "Hay que tener en cuenta que no es tan importante el tiempo que hay de vacaciones, como qu¨¦ se va a hacer con ese tiempo del que se dispone. El principal objetivo de las vacaciones es el de ganar una oportunidad para cuidarse, disfrutar haciendo lo que a uno le gusta como vacuna para contrarrestar el estr¨¦s y romper con la monoton¨ªa en la que se vive d¨ªa a d¨ªa".
De todas formas, "durante ese periodo pueden emerger distintos estados de ansiedad". ?Por qu¨¦? Por la rutina. "A lo largo del a?o, la rutina sirve como red de soporte, en el entorno familiar y en el trabajo". Por eso su rotura, en algunas personas vulnerables, puede implicar "desestabilizaciones emocionales".
I?aki Eguiluz recuerda adem¨¢s que "muchos referentes sociofamiliares se modifican durante las vacaciones, las personas que necesitan ese apoyo y carecen del mismo pueden sentirse con miedo e inseguridad". El verano, as¨ª, puede convertirse en una temporada m¨¢s exigente de lo habitual en cuanto a la convivencia se refiere. Precisamente por eso. Porque la vida durante las vacaciones no tiene nada que ver con la del resto del a?o.
Durante el periodo laboral, la vida gira en torno al trabajo y obligaciones. Los horarios, los plazos se adaptan a ellas hasta el punto en que establecemos nuestros ritmos en funci¨®n del trabajo y no siempre en relaci¨®n con la pareja o la familia. Por eso, irse de vacaciones es, emocionalmente, m¨¢s complicado de lo que parece. "No siempre sabe uno adaptarse a las nuevas circunstancias que se presentan en vacaciones", destaca el psiquiatra.
En opini¨®n de este experto, adem¨¢s, "existen dos momentos clave en el calendario: la Navidad (fin de a?o) y el regreso de las vacaciones. Ambos son momentos de reflexi¨®n para comenzar algo y/o terminar con lo que no satisface". Por esta raz¨®n es muy importante "observar un especial cuidado emocional durante estas fechas para evitar decisiones sin reflexi¨®n", lo que podr¨ªa convertirse en una causa m¨¢s de una depresi¨®n generada por las circunstancias vacacionales.
Cuando, a principios de la d¨¦cada, la cl¨ªnica psiqui¨¢trica austriaca Wagner-Jauregg, de Linz, empez¨® a tratar a algunos pacientes que padec¨ªan una extra?a ansiedad, acu?¨® la expresi¨®n "depresi¨®n de la tumbona" para referirse a este tipo de s¨ªndrome. Para evitarlo, y para los casos m¨¢s graves, los especialistas aconsejaron dos estrategias: irse muy lejos. Cambiar radicalmente de escenario y "desaparecer" en un pa¨ªs o lugar completamente alejado y desconectado de las preocupaciones del trabajo. Un lugar, por ejemplo, donde ni siquiera haya cobertura para tel¨¦fonos m¨®viles. O tambi¨¦n puede resultar eficaz la estrategia contraria: por ejemplo, quedarse en casa los primeros d¨ªas de vacaciones para acostumbrarse a la nueva situaci¨®n de descanso antes de salir de viaje.
En Espa?a, la mayor¨ªa de expertos coinciden en recomendar algunas pautas a seguir antes del, en muchos casos esperados, ¨²ltimo d¨ªa de trabajo. Seg¨²n el estudio realizado por Randstad, casi un cuarto de los entrevistados, el 24%, ten¨ªa por ejemplo la impresi¨®n de no haber acabado su trabajo el ¨²ltimo d¨ªa antes de las vacaciones. A este respecto, habr¨ªa que intentar acabar todo el trabajo antes de irse sin dejar nada pendiente. Y hacer todo lo posible para que el ¨²ltimo d¨ªa de trabajo nos resulte agradable. En cuanto a la hiperactividad, los expertos han elaborado un entrenamiento espec¨ªfico para los que la padecen. ?En qu¨¦ consiste? Hay que empezar durante el periodo laboral, y se trata de reflexionar durante los d¨ªas festivos sobre cu¨¢nto se piensa en el trabajo y luego evaluar si este tiempo resulta rentable y beneficioso para el trabajo mismo, la empresa y nuestra familia. Tras varias de estas reflexiones, se debe tomar una decisi¨®n sobre cu¨¢nto queremos pensar en el trabajo durante las vacaciones, y seguirla a rajatabla. De este modo, seremos capaces de desconectar con mayor facilidad. Adem¨¢s, es deseable preguntarse si todas esas actividades que tenemos que hacer de forma obligatoria durante las vacaciones son realmente necesarias o no. ?De verdad tenemos que madrugar para visitar cinco museos? Las elecciones tambi¨¦n son cuesti¨®n de palabras. Los psic¨®logos recomiendan sustituir la expresi¨®n "tengo que hacer" con "me apetece o me gustar¨ªa hacer".
Las prisas y la precipitaci¨®n en la elecci¨®n de destino y la contrataci¨®n de viaje, vuelo, u hotel, adem¨¢s, no son buenos consejeros. Tener que dejar todo preparado en el ¨²ltimo momento puede convertirse en una de las mayores fuentes de estr¨¦s, que por otro lado est¨¢ a menudo al acecho. Las vacaciones, sobre todo los viajes, suelen estar plagadas de imprevistos y situaciones inc¨®modas como colas, cancelaciones... Tal vez la mejor forma de hacer frente a los efectos de estas circunstancias consiste en elegir el tipo de vacaciones m¨¢s parecido al car¨¢cter de cada uno. Si alguien es m¨¢s obsesivo y ordenado, probablemente pueda pasar una agradable semana de descanso en Copenhague o Estocolmo y alrededores. Si, en cambio, nos gusta m¨¢s la aventura y buscamos nuevas experiencias, ser¨¢ m¨¢s l¨®gico ajustarnos a un plan m¨¢s propio de un trotamundos.
Porque, de todas formas, es muy importante que nuestras expectativas puedan cumplirse. Y, al volver a casa, ya en el trabajo, consigamos disfrutar del llamado rosy view effect, que nos lleva a embellecer los recuerdos m¨¢s agradables.
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