Cuba, un cambio sin venganza
En la madrugada del 13 de julio de 1989, el general Arnaldo Ochoa, su ayudante el capit¨¢n Jorge Mart¨ªnez, mi padre el coronel Antonio de la Guardia y su subordinado el mayor Amado Padr¨®n fueron abatidos por las balas de un pelot¨®n de fusilamiento cerca de la playa de Baracoa, al oeste de La Habana.
Por no haber denunciado o injuriado a su hermano Antonio, mi t¨ªo el general Patricio de la Guardia fue condenado a 30 a?os de prisi¨®n. As¨ª conclu¨ªa la parodia del conocido proceso Ochoa-De la Guardia, en el que, acusados de corrupci¨®n y tr¨¢fico de drogas, fueron llevados ante los tribunales un grupo de oficiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior. Sus "abogados defensores" fueron impuestos por el propio Estado cubano y todos eran oficiales de la Seguridad del Estado. Ninguna prueba material pudo ser mostrada contra los inculpados. En tan s¨®lo un mes -pues mi padre fue detenido el 13 de junio del mismo a?o- se desarroll¨® la investigaci¨®n, el proceso judicial y el cumplimiento de las sentencias.
La mayor¨ªa de los cubanos quiere para su pa¨ªs un futuro donde quepan todos
Urge la liberaci¨®n de los m¨¢s de 300 detenidos en la isla por sus opiniones
Dos versiones pueden adelantarse para explicar tanta urgencia. Una: los servicios norteamericanos de lucha contra el tr¨¢fico de drogas estaban al tanto de supuestas operaciones de narcotr¨¢fico lanzadas desde La Habana, y Fidel Castro, para limpiar su imagen, utiliz¨® a estos oficiales como chivos expiatorios. Otra, la m¨¢s cre¨ªble: estos oficiales cansados de guerrear en distintas latitudes -algunos de ellos acababan de regresar de la guerra de Angola-, bajo la influencia de los aires de perestroika que soplaban desde la Uni¨®n Sovi¨¦tica y, sobre todo, ante la permanente crisis de la situaci¨®n cubana y la ausencia de las libertades m¨¢s elementales, comenzaron a criticar (esto me consta) en sus c¨ªrculos m¨¢s allegados a la direcci¨®n del pa¨ªs. Teniendo en cuenta su nivel de responsabilidad militar y temiendo que sus comentarios pudieran llegar a convertirse en una corriente de opini¨®n en el seno de las Fuerzas Armadas, Fidel y Ra¨²l Castro decidieron sacrificarlos.
En todo caso, espero que alg¨²n d¨ªa la historia y una verdadera justicia aclaren lo sucedido. Ahora hay que decir que el proceso Ochoa-De la Guardia fue un episodio m¨¢s de esta siniestra farsa en la que los cubanos somos v¨ªctimas y actores desde hace 49 largos a?os.
Hoy nuestra responsabilidad est¨¢ en el futuro. Hoy y ma?ana pedir venganza s¨®lo puede generar m¨¢s violencia. Fue pidiendo venganza como comenz¨® el drama en 1959. ?O es que acaso se puede olvidar, aunque yo a¨²n no hab¨ªa nacido, a un pueblo fanatizado pidiendo "pared¨®n" para los victimarios del r¨¦gimen reci¨¦n derrocado del dictador Batista?No, ni a esa ni a esta Cuba podemos volver ni en sus formas ni en sus m¨¦todos.
Hace cerca de un mes, la escritora cubana Zo¨¦ Vald¨¦s mostraba en su blog el testimonio del suplicio del escritor Ren¨¦ Ariza, injustamente encarcelado en Cuba, a partir de 1971, durante ocho a?os y que muri¨® en el exilio en 1994. El testimonio es conmovedor, pero lo preocupante son las conclusiones de la escritora. Vald¨¦s afirma que "todos los militares (cubanos) sin excepci¨®n deber¨ªan pedir perd¨®n, a coro, en la plaza de la Revoluci¨®n, y sus hijos deber¨¢n callarse para siempre". Aparte de este concepto escalofriante de "justicia" mao¨ªsta que la escritora reivindica, en la que unas personas son obligadas a pedir perd¨®n en la plaza p¨²blica, asombra el que se permita tambi¨¦n exigirnos a los hijos de los militares que callemos para siempre. Yo, por supuesto, no pienso hacerlo.
Parece que la escritora cubana tiene una insaciable necesidad de darse un lustre de anticastrista visceral de toda la vida, luego de haber sido diplom¨¢tica cubana en Par¨ªs durante los a?os 80 y alta funcionaria del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematogr¨¢fica (ICAIC). Recientemente public¨® en Espa?a un ensayo titulado La ficci¨®n Fidel en el que, adem¨¢s de comenzar con un "yo acuso" e incluir numerosas exageraciones, falsificaciones y errores hist¨®ricos, pretende enlodar la memoria de mi padre, que fue fusilado, y de mi t¨ªo, condenado a 30 a?os de reclusi¨®n. Por cierto, menciona a este ¨²ltimo dos veces como si tambi¨¦n hubiera sido ejecutado.
Zo¨¦ Vald¨¦s, que en su libro llega a caracterizar a los cubanos como "corderos", es emblem¨¢tica de un sector minoritario de la oposici¨®n cubana que, en mi opini¨®n, compromete el futuro de mi pa¨ªs con este tipo de planteamientos. La mayor¨ªa de los cubanos, en efecto, simplemente quiere construir un futuro donde todos podamos hablar. Donde los que se fueron antes, los que nos fuimos despu¨¦s y los que se quedaron, todos juntos propongamos una Cuba mejor.
Pienso que el discurso de la venganza, de los ajustes de cuentas y de las falsedades hist¨®ricas s¨®lo sirve para alimentar a los que desde el poder en La Habana se esfuerzan en frenar la din¨¢mica de cambio que se ha instalado en los cubanos.
Hace ya dos a?os que Fidel Castro abandon¨® el poder. Su hermano, el actual presidente Ra¨²l Castro, anunci¨® cambios de concepto y estructurales para enfrentar la aguda crisis econ¨®mica, pol¨ªtica y social que vive Cuba. Por el momento se han visto pocos resultados. Sin negar que la firma por Cuba del Pacto de Derechos Econ¨®micos, Sociales y Culturales y tambi¨¦n el de Derechos Civiles y Pol¨ªticos de las Naciones Unidas tiene su importancia, as¨ª como la tienen algunas de las tibias medidas que ya permiten a los cubanos entrar en los hoteles, comprar un DVD o contratar una l¨ªnea de telefon¨ªa celular. Por lo dem¨¢s, una necesaria valorizaci¨®n de los salarios tambi¨¦n est¨¢ en curso. ?Suficiente? Por supuesto que no, pero la existencia de una din¨¢mica de cambio es innegable. No obstante, no puede olvidarse que la liberaci¨®n de m¨¢s de 300 prisioneros por delito de opini¨®n es un reclamo urgente.
Ser¨ªa doloroso que, una vez m¨¢s, las promesas sean incumplidas y los cubanos pierdan la esperanza. De momento, creo, todos los pasos que se den en el sentido del di¨¢logo pol¨ªtico, como lo acaba de hacer la Uni¨®n Europea, son positivos, pues alimentan esa din¨¢mica de cambio. Y ojal¨¢ la pr¨®xima Administraci¨®n estadounidense siga esa misma senda. Y sobre todo, que los dirigentes cubanos sean, por fin, sensibles a los deseos de su pueblo.
Desde hace 18 a?os vivo en el exilio y mi dolor sigue intacto, pero me esfuerzo por llevarlo con nobleza y dignidad, como tantas otras v¨ªctimas. Por eso quiero que en mi pa¨ªs el odio y la intolerancia sean, por fin, solo parte del pasado.
Ileana de la Guardia es exiliada cubana en Par¨ªs.
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