El viraje de Obama
Flip-flopping es un t¨¦rmino exclusivo de la jerga pol¨ªtica estadounidense. Seg¨²n el diccionario de Oxford, se aplica a las personas que dan un giro de 180 grados en sus posiciones pol¨ªticas. ?Es Barack Obama, candidato a la nominaci¨®n presidencial por el Partido Dem¨®crata, un flip-flopper, o simplemente un pol¨ªtico pragm¨¢tico que sabe que desde posiciones que la sociedad americana considera de izquierdas es m¨¢s que dudoso que pueda instalarse en la Casa Blanca despu¨¦s de las elecciones del pr¨®ximo noviembre? El senador por Illinois se prodiga estos d¨ªas en toda clase de foros para demostrar que sigue siendo el mismo de las primarias. El pol¨ªtico nuevo, no contaminado por las maneras de Washington, -vade retro para la mayor¨ªa de la ciudadan¨ªa-, que, con sus propuestas de nuevo cu?o, derrot¨® uno a uno a todos sus oponentes y, especialmente, a su contrincante m¨¢s fuerte, la senadora por Nueva York y ex primera dama, Hillary Clinton, hasta conseguir el n¨²mero suficiente de delegados que le asegura, salvo cataclismo imprevisto, -recu¨¦rdese la batalla campal de 1968 en la convenci¨®n de Chicago-, la nominaci¨®n dem¨®crata en Denver dentro de un mes.
Pero, ocurre que las primarias nada tienen que ver con las presidenciales. En las primeras, s¨®lo votan los fieles del partido, salvo en algunos Estados donde se permite votar a los independientes. En las segundas, se convoca a toda la ciudadan¨ªa. Y la historia de las elecciones presidenciales demuestra, y Obama y sus asesores lo saben, que desde posiciones de izquierda, o liberales para utilizar la terminolog¨ªa estadounidense, se satisface a un sector del Partido Dem¨®crata, pero se pierden los comicios. As¨ª ocurri¨® con Adlai Stevenson, George McGovern, Walter Mondale o Michael Dukakis, por citar s¨®lo las m¨¢s estrepitosas derrotas dem¨®cratas desde finales de la II Guerra Mundial. Bill Clinton, el dem¨®crata m¨¢s exitoso de las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas, lo comprendi¨® perfectamente y, como Tony Blair en el Reino Unido con su Tercera V¨ªa, se present¨® ante el electorado como un New Democrat, libre de ataduras con los elementos m¨¢s a la izquierda del partido.
?Qu¨¦ ha hecho Obama para merecer el rechazo de muchos dem¨®cratas, que lo acusan pr¨¢cticamente de apostas¨ªa? Simplemente aprender la lecci¨®n de las primarias en Estados clave como Ohio, Pensilvania, Virginia Occidental o Michigan, donde triunf¨® ampliamente el mensaje de su contrincante, Hillary Clinton. Obama y su equipo se dieron cuenta inmediatamente de que sin esos Estados nunca conseguir¨ªan la victoria en noviembre. Y empez¨® el viraje al centro. Desde entonces, Obama ha apoyado la decisi¨®n del Tribunal Supremo sobre el derecho constitucional a llevar armas; ha decidido cambiar la financiaci¨®n p¨²blica de su campa?a por la privada, gracias a su capacidad de recaudar fondos donde cuadruplica a su contrincante, John McCain, pero algo que dijo que no har¨ªa nunca; ha apoyado la ley, patrocinada por Bush, que concede inmunidad legal a las compa?¨ªas de telecomunicaci¨®n que colaboran con el Gobierno en la vigilancia telef¨®nica de posibles terroristas; apoya restricciones al aborto en los ¨²ltimos meses de gestaci¨®n; se ha convertido en m¨¢s halc¨®n que los propios halcones israel¨ªes hasta el punto de defender la indivisibilidad de Jerusal¨¦n, sin aceptar una capital palestina en la parte oriental de la capital jud¨ªa. Y, aunque el martes reiter¨® su disposici¨®n a retirar las tropas de combate de Irak, -?ojo, s¨®lo las tropas de combate!-, en 16 meses desde su toma de posesi¨®n, ha reconocido la mejora evidente de la situaci¨®n en el pa¨ªs, ha elogiado la labor del general David Petraeus y ha prometido trasladar todo el esfuerzo b¨¦lico estadounidense a Afganist¨¢n. Una petici¨®n, la de la retirada escalonada de Irak, que pierde atractivo al coincidir con la petici¨®n hecha por el primer ministro iraqu¨ª, Nuri al Maliki, a Washington de un calendario de retirada.
Su viraje le ha costado a Obama una reducci¨®n de 10 puntos en la ventaja que ten¨ªa sobre McCain, de 15 a 5, seg¨²n una encuesta reciente de Gallup. Pero, esta encuesta y otras iniciales, s¨®lo reflejan el desencanto inicial de los entusiastas. Porque lo que pierda por la izquierda lo ganar¨¢ por el centro, sobre todo ahora que John McCain se ha convertido en otro flip-flopper y ha protagonizado otro viraje, el suyo hacia la derecha. Es tremendamente instructivo leer la lista de asesores del candidato dem¨®crata. Encontrar¨¢n que muchos les suenan. No pod¨ªa ser de otra forma. La mayor¨ªa pertenece a los equipos de Bill Clinton en sus dos mandatos. Con esa asesor¨ªa, a nadie debe sorprender el golpe de tim¨®n al centro del candidato.
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