El primer preso juzgado en Guant¨¢namo niega todos los cargos
El antiguo ch¨®fer de Bin Laden comparece ante un tribunal militar
A pesar de que la c¨¢rcel de Guant¨¢namo (Cuba) se ha convertido en sin¨®nimo de ignominia y torturas, de que el Tribunal Supremo estadounidense ha reconocido que los presos tienen derechos constitucionales -incluido el de defenderse ante los tribunales civiles- y de que las asociaciones de derechos humanos llevan a?os exigiendo su cierre, el presidente de EE UU, George W. Bush, quiere llevar su proyecto de prisi¨®n antiterrorista hasta el final en sus ¨²ltimos meses de mandato. Ayer comenz¨® en la base militar el primer juicio de cr¨ªmenes de guerra que celebra este pa¨ªs desde la II Guerra Mundial. El acusado y supuesto "combatiente enemigo ilegal" es un yemen¨ª que trabaj¨® como ch¨®fer del l¨ªder de Al Qaeda, Osama Bin Laden.
"Este hombre no es m¨¢s que un simple conductor", afirma el abogado defensor
El tribunal no est¨¢ sujeto al derecho internacional ni al estadounidense
La ley que se va a aplicar a Salim Hamdan no est¨¢ clara. La "comisi¨®n militar" que va a juzgarlo es un tribunal de excepci¨®n que no est¨¢ sujeto al derecho internacional ni al estadounidense, pero que podr¨ªa condenarlo a cadena perpetua por "conspiraci¨®n y entrega de apoyo material para terrorismo". Para probar estos cargos podr¨¢n usarse testimonios obtenidos con m¨¦todos como el ahogamiento fingido, al que el Gobierno de Bush niega la categor¨ªa de tortura.
Hamdan, seg¨²n la acusaci¨®n, conduc¨ªa un coche lleno de armas cuando fue detenido en 2001 en Afganist¨¢n. Ayer se declar¨® inocente en la primera sesi¨®n de juicio, al que han acudido como observadores abogados, organizaciones de derechos humanos y periodistas. El acusado ha reconocido que trabaj¨® como ch¨®fer en una granja propiedad de Bin Laden en Kandahar (Afganist¨¢n) a cambio de 126 euros al mes, pero ha negado que estuviera involucrado en ninguna actividad terrorista. "Este hombre no es m¨¢s que un simple conductor", asegura desde Guant¨¢namo uno de sus abogados, Charles Swift. "El ch¨®fer de Hitler tampoco fue culpable del Holocausto", a?ade. A pesar de que Hamdan no es una pieza clave, para el Gobierno es importante la condena. Una absoluci¨®n cuestionar¨ªa de nuevo la legitimidad de las comisiones militares y pondr¨ªa en peligro los juicios pendientes contra los supuestos cerebros del 11-S.
Ninguno de los casi 800 detenidos que han pasado por Guant¨¢namo hab¨ªa sido juzgado por las comisiones militares. "Detenido" es el eufemismo que usa el Gobierno para referirse a presos que llevan a?os encarcelados. En estos momentos quedan en la prisi¨®n unas 270 personas, 420 han sido liberadas sin cargos y s¨®lo se han presentado acusaciones formales contra una veintena. El australiano David M. Hicks se declar¨® culpable de un delito de terrorismo el a?o pasado, lo devolvieron a su pa¨ªs y ya est¨¢ libre.
Los abogados de Hamdan intentaron la semana pasada paralizar este juicio. Despu¨¦s de que a mediados de junio el Tribunal Supremo sentenciara que los presos pod¨ªan defenderse ante la justicia ordinaria, los letrados alegaron que no ten¨ªa sentido celebrar un juicio que despu¨¦s podr¨ªa ser revocado por un tribunal civil. No tuvieron ¨¦xito: un juez federal, que estuvo sometido a una considerable presi¨®n, rechaz¨® la petici¨®n.
Los procesos, eso s¨ª, permiten a los acusados testificar en p¨²blico. Hamdan habl¨® el martes pasado en una vista previa al juicio y describi¨® su traslado de Afganist¨¢n a Guant¨¢namo con estas palabras: "Fueron tan terribles los dolores que realmente no puedo explicarlos". Asegur¨® que, en 2003, le impidieron dormir durante 50 d¨ªas golpeando su puerta cada pocos minutos.
Salim Hamdan consigui¨® una de las resoluciones m¨¢s relevantes del Supremo, en junio de 2006. El Tribunal determin¨® que las comisiones militares eran ilegales y que el Gobierno estadounidense ten¨ªa la obligaci¨®n de considerar prisioneros de guerra a los encarcelados en Guant¨¢namo y cumplir con la Convenci¨®n de Ginebra. No sirvi¨® de mucho. Como el Supremo hab¨ªa dicho que las comisiones eran "ilegales", el Gobierno elabor¨® una ley.
Una norma aprobada meses despu¨¦s por el Congreso -con mayor¨ªa republicana entonces- decret¨® que los "combatientes enemigos" ser¨ªan juzgados por tribunales militares especiales y les priv¨® de su derecho de h¨¢beas corpus, la capacidad legal para exigir ser informado de los cargos que se imputan y pedir la liberaci¨®n.
La ¨²ltima decisi¨®n del Supremo, de hace escasas semanas, supuso otro varapalo a la acci¨®n del Gobierno del presidente Bush. Aunque los juicios en las comisiones militares que ya est¨¢n en marcha sigan adelante, esta vez la sentencia obliga al Gobierno de Estados Unidos a tomar una decisi¨®n sobre los presos que quedan en Guant¨¢namo y est¨¢n empezando a recurrir sus encarcelamientos ante los tribunales civiles. Ayer, el fiscal general dijo que para que puedan ejercer sus derechos sin poner en peligro la seguridad nacional ser¨ªa necesario que el Congreso aprobara una nueva ley.
Desarrollo del juicio
- El jurado se seleccionar¨¢ entre los 13 oficiales estadounidenses de alto rango llegados a la base militar de Guant¨¢namo para el juicio. El panel final tendr¨¢ un m¨ªnimo de 5 miembros, pero puede llegar a 13.
- El veredicto de culpable o inocente se votar¨¢ por dos tercios del jurado, que decidir¨¢ tambi¨¦n sobre la eventual condena. Si la pena es superior a 10 a?os de c¨¢rcel, se requieren tres cuartos.
- Los jueces admiten distintas pruebas, incluidas las obtenidas bajo coacci¨®n.
- El juez y el jurado podr¨¢n interrogar a los testigos.
- El juicio se desarrollar¨¢ en la sala judicial de menor seguridad de Guant¨¢namo, pero si testifica Jalid Sheij Mohamed, considerado el m¨¢ximo cerebro de los atentados del 11-S, se trasladar¨¢ a la sala de m¨¢xima seguridad para mantener el secreto clasificado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.