Nuevo impulso de Europa hacia el Mediterr¨¢neo
La cumbre sobre el Mediterr¨¢neo auspiciada por la presidencia francesa de la UE ha sido un ¨¦xito personal del presidente Sarkozy y de su maquinaria diplom¨¢tica, puesta a trabajar desde hace meses al servicio de la idea de la Uni¨®n por el Mediterr¨¢neo (UpM). Una idea que se ha ido matizando y afinando: si la primera UpM propon¨ªa la creaci¨®n de un espacio de cooperaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica restringido en su composici¨®n y abierto a la participaci¨®n en los proyectos, que deb¨ªan ser los aut¨¦nticos vertebradores del espacio mediterr¨¢neo, la f¨®rmula actual combina esa noci¨®n de proyectos con otros elementos de institucionalizaci¨®n y apropiaci¨®n -secretariados, presidencias-, y sobre todo inscribe la iniciativa en el marco comunitario.
La Uni¨®n Europea ha de hacer frente al desaf¨ªo de construir un futuro com¨²n con su Sur
Desde Catalu?a no podemos dejar de felicitarnos por c¨®mo ha evolucionado el proyecto franc¨¦s inicial, en diversos aspectos. En primer lugar, la UpM recoge todo el acervo del Proceso de Barcelona. Un camino de trece a?os que -como es habitual- ofrece un balance con luces y sombras, pero que hab¨ªa sido objeto de una cr¨ªtica poco matizada.
En segundo lugar, la Cumbre de Par¨ªs da un nuevo impulso a la pol¨ªtica mediterr¨¢nea, una iniciativa que sigue siendo n¨ªtidamente comunitaria. La iniciativa de Sarkozy hab¨ªa planteado un reto grave a la Uni¨®n, al proponer unos marcos geogr¨¢ficos que distorsionaban o desafiaban la l¨®gica europea. La primera propuesta delineaba un espacio de cooperaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica a la medida de Francia y en competencia con el marco de la asociaci¨®n euromediterr¨¢nea. Sin embargo, de Par¨ªs sale un dise?o que hace suyo todo el camino recorrido, todos los instrumentos y toda la doctrina. Tenemos que repetirlo aqu¨ª: sin Europa no hay di¨¢logo pol¨ªtico ni sobre la paz y la guerra -?c¨®mo tratar el conflicto israelo-palestino sin hablar en nombre del Reino Unido o de Holanda?-. Sin Europa no hay autoridad moral ni instrumentos pr¨¢cticos con relaci¨®n al impulso a las reformas democr¨¢ticas y las mejoras de los Derechos Humanos. Y Europa debe seguir reconociendo que la problem¨¢tica del Mediterr¨¢neo, la fractura y el reto que representa, su car¨¢cter de espejo en el que nos miramos no es una cuesti¨®n que afecte s¨®lo a los territorios ribere?os, sino al conjunto del continente y del proyecto europeo.
En tercer y ¨²ltimo lugar, en Par¨ªs Espa?a propone la candidatura de Barcelona como sede para el Secretariado del Proceso de Barcelona: Uni¨®n por el Mediterr¨¢neo. Una candidatura que posee todo el valor simb¨®lico de los dos elementos anteriores -la vigencia de una iniciativa, de ya largo recorrido, que re¨²ne al conjunto de la Uni¨®n y a los Estados asociados de la ribera sur en torno a unos objetivos de desarrollo compartidos-, a los cuales se a?ade el hecho de que Catalu?a es una regi¨®n europea de una mediterraneidad muy profunda. Una condici¨®n que no deriva de una voluntad de influencia o de un proyecto paradiplom¨¢tico, sino de una lectura realista y consecuente del entorno territorial del cual es parte.
Esta lectura nos lleva a ser una regi¨®n activa en materia de relaciones exteriores y cooperaci¨®n t¨¦cnica: con Francia en el marco de la cooperaci¨®n regional europea, por ejemplo. Catalu?a impulsa, con sus propios recursos, m¨²ltiples proyectos que, por cierto, pueden hallar un espacio de inserci¨®n y crecimiento en el esquema m¨¢s abierto de la nueva Uni¨®n por el Mediterr¨¢neo. Vemos en la eurorregi¨®n Pirineos-Mediterr¨¢neo un primer espacio de concentraci¨®n, producci¨®n y conectividad que nos permita abordar en mejores condiciones, con mayor masa cr¨ªtica, el reto de la competitividad econ¨®mica. Mediterr¨¢nea es tambi¨¦n nuestra visi¨®n de los transportes: apostamos por una mejora radical de los medios ferroviarios y mar¨ªtimos, que conecten personas y mercanc¨ªas del espacio euromediterr¨¢neo de forma r¨¢pida y sostenible. Mediterr¨¢neo es el origen de la mayor parte de nuestra inmigraci¨®n... y podr¨ªamos seguir porque los ejemplos son m¨²ltiples y dan fe de que nuestra condici¨®n mediterr¨¢nea es integral. Una vocaci¨®n y una necesidad. Y a la vez la continuidad de la voluntad y del compromiso de la Uni¨®n Europea de hacer frente de forma conjunta al desaf¨ªo formidable de construir un futuro en com¨²n con su Sur: una realidad geogr¨¢fica, hist¨®rica y social con la que estamos profundamente enlazados.
Anna Terr¨®n i Cus¨ª es Delegada del Gobierno de la Generalitat ante la Uni¨®n Europea.
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