Amigos de nuevo
Hugo Ch¨¢vez, acendrado republicano, ha interpretado al pie de la letra, para no aplic¨¢rselo, el dicho de que la puntualidad es la cortes¨ªa de los reyes. La hora de retraso con la que lleg¨® ayer a su cita en Marivent con el rey Juan Carlos -quiz¨¢ influido por la similitud que encontr¨® entre Mallorca y el Caribe- debi¨® de darse, sin embargo, bien empleada por todos, puesto que la visita sellaba formalmente su reconciliaci¨®n ocho meses despu¨¦s del abrasivo "?Por qu¨¦ no te callas?".
La r¨¢pida jornada espa?ola del presidente venezolano ha discurrido libre de los sustos que se tem¨ªan algunos de quienes la hab¨ªan preparado con esmero durante meses. Aunque mantiene como marca de f¨¢brica sus excesos verbales, Ch¨¢vez es un pol¨ªtico relativamente amansado en los ¨²ltimos tiempos, sin duda tanto por sus reveses pol¨ªticos internos como por los fiascos que le ha deparado el escenario internacional, sobre todo su apoyo a la inicua guerrilla colombiana, para la que hace medio a?o todav¨ªa ped¨ªa el estatuto de beligerante. En cualquier caso, el mayor inter¨¦s de Hugo Ch¨¢vez, aparte el de resta?ar heridas, era recordarnos, como lo ha hecho en su entrevista con Rodr¨ªguez Zapatero, que la directiva de retorno aprobada por la Uni¨®n Europea, que complicar¨¢ la vida a muchos emigrantes latinoamericanos, sigue siendo un serio grano que Caracas -que hasta hace poco amenazaba con represalias urbi et orbi- est¨¢ dispuesta a combatir. Ch¨¢vez tiene ideas para hacerlo, pero de momento se las guarda.
Gestos aparte, Espa?a no era objetivo primordial del viaje concluido ayer en Madrid. Era Mosc¨². All¨ª, adem¨¢s de intentar arrastrar sin ¨¦xito al Kremlin a compartir su habitual rosario de vituperios contra el imperialismo opresor de Washington, Ch¨¢vez ha suscrito acuerdos petrol¨ªferos y de gas con el gigante energ¨¦tico ruso. Y, sobre todo, confirmando una l¨ªnea ascendente en los ¨²ltimos a?os, aparentemente poco en consonancia con el papel internacional de Venezuela, ha apalabrado una sustancial compra de armamento. No en vano, Caracas es el mayor cliente latinoamericano de las armas rusas.
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