?Superman, vuelve!
El 64% de los espectadores norteamericanos que han visto Batman ha declarado su intenci¨®n de volver a verla. Magn¨ªfico. Si me lo permite la Warner y esta especie de unanimidad planetaria, yo formo parte de ese otro 36% que no repetir¨¢ la experiencia a no ser que me metan en un cine con los pies por delante. Es m¨¢s, dentro de ese 36%, me sumo al porcentaje de arrepentidos, porque con mi dinero he contribuido a que esta pel¨ªcula alcance el dudoso honor de ser la m¨¢s taquillera de la historia en el primer fin de semana en Estados Unidos. Detesto estos r¨¦cords y el aplauso embobado de la prensa que se entrega a la celebraci¨®n de las m¨¢quinas registradoras. Antes hab¨ªa m¨¢s pudor para eso, sobre todo en pa¨ªses como Espa?a, donde pens¨¢bamos que los esp¨ªritus refinados no valoraban las obras por su cotizaci¨®n en el mercado. Pero hoy, hablar de cine es hablar de pasta. Y en esto, como reza la Biblia, al que tiene le ser¨¢ a?adido y al que no tiene le ser¨¢ negado. Pero vayamos a la nueva aventura del superh¨¦roe. A mi derecha se sent¨® un individuo con una caja de palomitas que dar¨ªa para que comiera una clase de ni?os de segundo de la ESO, y con un tanque de Pepsi-Cola. Comi¨® y sorbi¨® ostentosamente durante las dos horas y media (largas) que dura el filme. ?Contribuy¨® eso decisivamente a que no me gustara la pel¨ªcula? En lo absoluto. El ser humano se acostumbra a disfrutar en las peores condiciones, y en el azaroso reparto de butacas, a m¨ª siempre me toca al lado un cretino de este calibre. A mi izquierda, por fortuna, ten¨ªa un amigo. Antes de que comenzara la pel¨ªcula nos atormentaron con veinticinco tr¨¢ileres de lo que nos espera el pr¨®ximo oto?o. Creo que dedicar¨¦ dicha estaci¨®n a repasarme la filmograf¨ªa de John Ford. Le advert¨ª entonces a mi amigo que hab¨ªa le¨ªdo en The New Yorker una cr¨ªtica sobre esta nueva entrega y que la tachaban de vulgar y absurdamente violenta. Mi amigo me dijo: "Pero los de The New Yorker a veces son unos gilipollas, mira lo que lleva recaudado la pel¨ªcula". S¨ª, le dije, es verdad que el elitismo cultural niega a veces el consenso del p¨²blico, pero tambi¨¦n lo es que la disidencia en estos tiempos es un mecanismo de defensa. La pel¨ªcula empez¨® y termin¨® sin darnos tregua. Sin aquella iron¨ªa de las pel¨ªculas basadas en c¨®mics que serv¨ªa para advertir al espectador de que aquello era un juego, en esta entrega la violencia es violencia, sin m¨¢s; violencia que tiene una cualidad de terrorismo: una barriga que explota con una bomba dentro, cuerpos que se desploman desde los rascacielos, autobuses llenos de pasajeros que vuelan por los aires, ni?os a los que se les apunta directamente al cerebro. Lo ir¨®nico es que las grandes productoras cinematogr¨¢ficas, unidas contra el mal, advierten al comienzo de las pel¨ªculas de que no veremos a los personajes encender un cigarrillo. ?Gracias, nuestros ni?os est¨¢n a salvo! Eso s¨ª, por lo que veo, en lo que respecta a la calificaci¨®n moral que se le ha concedido, no hay ning¨²n problema en que vean este show de cuerpos descuartizados. Sal¨ª del cine con mal cuerpo; es como si mi est¨®mago de amante del cine, del independiente y del popular, no pudiera digerir este espect¨¢culo. ?Qu¨¦ tipo de espectador es el que este nuevo cine est¨¢ creando? Tal vez sea una generaci¨®n de espectadores de videojuegos, que no exigen que los hechos tengan alg¨²n tipo de justificaci¨®n argumental. Demasiado sofisticado. La pel¨ªcula tiene otra parte m¨¢s triste a¨²n: la actuaci¨®n de Heath Ledger, que, a pesar del disparate en el que se mueve, compone un Joker lleno de sutileza. Milagrosamente, el actor consigue contar algo m¨¢s all¨¢ de toda la vulgaridad que le rodea: cuando aparece, su rostro emana una especie de rara tristeza; ¨¦l es el loco al que un padre a¨²n m¨¢s loco desgarr¨® con una navaja las comisuras de la boca para que sonriera siempre, como una nueva versi¨®n de El hombre que r¨ªe, de Victor Hugo. Le han comparado con Marlon Brando y es un parecido evidente a nuestros ojos; tiene algo de su s¨®lida presencia f¨ªsica, los hombros, la manera de andar, que en s¨ª misma parece estar contando algo; detr¨¢s del maquillaje circense hay una persona real con m¨¢s razones, aunque sean atroces, para matar que tiene el relamido de Batman para salvar el mundo. Imposible no pensar en la muerte del actor; es como si su mirada, desquiciada pero melanc¨®lica, estuviera avisando de la mara?a mental que viv¨ªa en aquellos d¨ªas. L¨¢stima que haya sido la ¨²ltima oportunidad que tuvo de expresarse. No podemos saber cu¨¢ntos espectadores habr¨¢ atra¨ªdo el hecho mismo de su muerte. Yo, por ejemplo, fui por ¨¦l. Para aumentar el tono escabroso de la trastienda de esta pel¨ªcula, tenemos ahora la libertad bajo fianza, por agresi¨®n a su madre y a su hermana, de Christian Bale, Batman. Los peri¨®dicos sensacionalistas se relamen estos d¨ªas con la infancia n¨®mada de este hijo de payasa circense.
A pesar del disparate en el que se mueve la nueva entrega de 'Batman', Heath Ledger compone un Joker lleno de sutileza
A quien mi coraz¨®n llama para que salve el mundo es a Clark Kent. Lo m¨ªo es una inconsolable nostalgia de Superman
Me pregunto si he de considerarme desfasada por el simple hecho de disentir. No s¨¦ si es un consuelo, pero considero que este desacuerdo donde me devuelve es a la infancia. A quien mi coraz¨®n llama para que salve el mundo es a Clark Kent. Lo m¨ªo es una inconsolable nostalgia de Superman.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.