FBI contra el imperio del terror
La polic¨ªa federal de Estados Unidos cumple 100 a?os volcada en el cambio de prioridades que propici¨® el 11-S
El 4 de septiembre de 2001, Robert Mueller, ex fiscal federal en California, tom¨® posesi¨®n de su cargo como nuevo director del FBI, nombrado por el presidente George W. Bush. Siete d¨ªas despu¨¦s, a las nueve de la ma?ana, estaba en su despacho en el centro de Washington, prepar¨¢ndose para comenzar una serie de reuniones informativas. Un asistente irrumpi¨® entonces en su despacho. "Un avi¨®n se ha estrellado contra la torre norte del World Trade Center", le dijo. En ese mismo instante, la historia del FBI cambi¨® para siempre.
"Qued¨® claro entonces que la prioridad n¨²mero uno del FBI deb¨ªa ser la prevenci¨®n de otro ataque terrorista", explic¨® la semana pasada Mueller en un acto de homenaje oficial a esta agencia policial, que ayer cumpli¨® 100 a?os. El actual director es la persona que ha emprendido la mayor reestructuraci¨®n acometida sobre esta agencia desde los a?os cuarenta. Hoy, la lucha contra el terrorismo es el trabajo principal de los 12.000 agentes del FBI.
El bur¨® fall¨® sin paliativos a la hora de evitar el ataque a las Torres Gemelas
"Es crucial pasar de investigar ataques a prevenirlos", dice el fiscal general
Las investigaciones oficiales respecto a los ataques terroristas de 2001 han confirmado que el FBI fall¨® estrepitosamente a la hora de evitar ataques en suelo norteamericano. La comisi¨®n oficial de investigaci¨®n acus¨® a esta agencia de trabajar con "un entrenamiento insuficiente, barreras legales a la hora de compartir informaci¨®n y recursos inadecuados". Seg¨²n un informe del Inspector del Departamento de Justicia de 2005, el FBI sab¨ªa que dos de los terroristas suicidas, Nawaf Alhazmi y Jalid Almihdar, estaban en suelo estadounidense desde agosto de 2001. "El bur¨® no lo consider¨® un asunto urgente", asegura el documento.
Al descubrirse desprop¨®sitos de este tipo, el presidente George W. Bush incluy¨® una serie de normas en la llamada Ley Patri¨®tica que permiten el acceso del FBI a datos de las diversas agencias de inteligencia del Pent¨¢gono y, sobre todo, confieren a sus agentes la capacidad de investigar conversaciones telef¨®nicas, correos electr¨®nicos y dem¨¢s datos privados, sin autorizaci¨®n judicial. "Tuvimos que aprobar esta ley para tumbar los muros que exist¨ªan entre las investigaciones criminales del FBI y las agencias de inteligencia, para incrementar el flujo de informaci¨®n dentro del FBI", dijo la semana pasada el fiscal general (ministro de Justicia), Michael Mukasey, de cuyo departamento depende el departamento.
Ahora, el FBI es una inmensa telara?a encargada de mantener a salvo y libre de ataques el suelo norteamericano. Este objetivo en nada se parece al que ten¨ªa en mente el fiscal general Charles J. Bonaparte el 26 de julio de 1908, cuando reuni¨® a 34 agentes especiales y fund¨® el Federal Bureau of Investigation (Agencia Federal de Investigaci¨®n). "Una fuerza policial de esta naturaleza es, bajo las condiciones de la modernidad, absolutamente indispensable", escribi¨® Bonaparte tras la creaci¨®n del bur¨®. El trabajo de los agentes era, simplemente, luchar contra el crimen organizado, a nivel federal.
Hasta 1924, esta agencia no tuvo director. El primero cobr¨® unas dimensiones tan grandes que su sombra pervive hasta estos d¨ªas: con s¨®lo 29 a?os, J. Edgar Hoover, nacido en Washington y abogado de formaci¨®n, se hizo cargo de una organizaci¨®n que ya ten¨ªa 440 agentes. Con el lema personal de "la justicia es s¨®lo algo secundario a la ley y el orden", convirti¨® al FBI en una potent¨ªsima maquinaria para luchar contra la mafia, inaugurando lo que se ha venido a llamar las guerras g¨¢nster. Hoover muri¨® en 1972, bajo la presidencia de Richard Nixon, tras ocupar el cargo durante 48 a?os.
En los a?os treinta, los g¨¢nsteres cruzaban muy a menudo las fronteras entre un Estado y otro, y s¨®lo agentes federales como los del FBI ten¨ªan jurisdicci¨®n sobre cualquier rinc¨®n de EE UU. Tras duras negociaciones, Hoover logr¨® que el Congreso permitiera a los agentes usar armas y hacer arrestos. Fue el FBI el que abati¨® al m¨ªtico g¨¢nster John Dillinger en 1934. Sus agentes persiguieron a criminales como Al Capone, Bonnie Parker y Clyde Barrow.
Con los a?os y la progresiva desaparici¨®n del gangsterismo, el FBI se adentrar¨ªa en terrenos m¨¢s oscuros, en lo que la historiadora Ellen Schrecker ha bautizado como hooverismo. En los cuarenta y cincuenta, en plena guerra fr¨ªa, la agencia se convirti¨® en un instrumento de Hoover para apoyar la causa anticomunista. Entre 1946 y 1952, el director aument¨® el n¨²mero de agentes de 3.500 a 7.000. Con este refuerzo, el FBI se ocup¨® de investigaciones secretas sobre funcionarios y ciudadanos norteamericanos, siempre con la idea de descubrir a esp¨ªas sovi¨¦ticos.
Numerosos historiadores han detallado casos de abusos de poder en aquellos oscuros a?os: relatos de agentes entrando ilegalmente en viviendas privadas, interceptando cartas y escuchando conversaciones telef¨®nicas. El FBI irrumpi¨® hasta en 14 ocasiones en las oficinas del Sindicato de Abogados Nacionales, un bufete liberal que sol¨ªa defender a los acusados de ser comunistas. Hay quien ha querido ver en los a?os m¨¢s recientes del FBI, en sus pr¨¢cticas de espionaje a ciudadanos norteamericanos en aras de la lucha contra el terrorismo, un regreso a los a?os de Hoover.
"El Gobierno federal est¨¢ hostigando a estadounidenses inocentes. Merecemos una explicaci¨®n sobre lo que es, sin duda, un retorno a los a?os de las t¨¢cticas de J. Edgar Hoover", denunci¨® en 2003 el presidente del Sindicato de Libertades Civiles de EE UU, Anthony D. Romero, al enterarse de que el FBI hab¨ªa estado espiando a personas que se hab¨ªan manifestado en EE UU contra la guerra de Irak.
El Gobierno, sin embargo, ve en estas acciones un magro precio a pagar por un beneficio mucho m¨¢s alto. "Estamos m¨¢s a salvo hoy", dijo la semana pasada el fiscal general Mukasey, "porque el foco del FBI ha pasado de investigar ataques terroristas a prevenirlos. Y eso es crucial".
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