El bote se hunde
La crisis econ¨®mica sentencia las propinas ? Trabajadores de sectores como la hosteler¨ªa lamentan la p¨¦rdida del sobresueldo
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Arturo Prieto lleva 29 a?os detr¨¢s de la barra de un bar de Sevilla de los que se llenan los s¨¢bados y domingos de aficionados a ver el f¨²tbol en compa?¨ªa. Pero la euforia desatada que se vivi¨® all¨ª el d¨ªa de la final Espa?a-Alemania de la ¨²ltima Eurocopa no la hab¨ªa vivido antes. El partido tuvo su particular minuto de oro para el negocio: justo el siguiente al del gol de Torres. "La gente se volvi¨® loca. No s¨¦ cu¨¢ntas ca?as pude poner". Y, lo mejor, ¨¦l y sus dos empleados se repartieron esa noche 100 euros en propinas, lo mismo que normalmente sacan en 15 d¨ªas. "Te ped¨ªan dos cervezas, pagaban con cinco euros y te dejaban el cambio". A euro la ca?a, algunos clientes pagaron m¨¢s cara la propina que la consumici¨®n. "Despu¨¦s del partido empezaron con las copas largas y perd¨ª la cuenta. La gente se olvid¨® de la hipoteca y hasta del m¨¦dico", afirma Prieto.
"La gente coge todo el cambio. Te dejan el tique y el plato", dice un camarero
Los casinos son uno de los pocos sectores donde sobrevive la propina
Pasado el entusiasmo de la Eurocopa, los clientes han vuelto a su costumbre habitual: "Propinas, pocas", admite el camarero. El ministro de Econom¨ªa, Pedro Solbes, vincul¨® en diciembre pasado la inflaci¨®n a la falta de interiorizaci¨®n del euro entre los consumidores espa?oles y, para ilustrarlo, puso un ejemplo: "La gente se toma dos caf¨¦s y deja de propina un euro". Con un precio medio de 1,20 euros por caf¨¦, si la relaci¨®n establecida por el ministro fuera real, supondr¨ªa una propina media del 41,5% sobre el valor total de la consumici¨®n (2,40 euros) y los espa?oles ser¨ªan los clientes m¨¢s generosos del mundo a la hora de agasajar a los profesionales que les sirven. A juzgar por la experiencia de camareros, taxistas y peluqueros consultados, nada que ver con la exigua realidad de sus botes. Salvo ese d¨ªa, cada 44 a?os, en el que Espa?a gana la Eurocopa.
Los expertos y los profesionales de trabajos donde son habituales las propinas coinciden en que si el euro ha dejado alguna secuela en los botes ha sido a la baja. Y la crisis econ¨®mica est¨¢ acentuando esta tendencia. En opini¨®n de Jos¨¦ Luis Guerra, portavoz de la Federaci¨®n Espa?ola de Hosteler¨ªa, es cierto que la moneda ¨²nica desconcert¨® a los consumidores y supuso "un punto de inflexi¨®n" para su sector. Esta confusi¨®n tambi¨¦n afect¨® a las propinas: "Hubo un tiempo de paralizaci¨®n porque exist¨ªa miedo de no llegar o de pasarse", explica Guerra. Pero si bien el consumo se fue normalizando a medida que los clientes perdieron el miedo al euro, "la merma en las propinas se consolid¨®". "Sobre todo en las consumiciones peque?as, no se reinstaur¨® la costumbre", afirma Guerra.
La propina nunca ha sido una tradici¨®n con especial arraigo entre los espa?oles, pero en tiempos de crisis, el desapego crece. Los empleados del bar Barbiana, en la calle Albareda de Sevilla, abren cada 15 d¨ªas dos botes: el que guarda las propinas de los clientes de la barra y el del restaurante. Hasta hace cuatro o cinco meses, cada vez que hac¨ªan recuento se repart¨ªan entre los 12 camareros alrededor de 800 euros. "Ahora, no m¨¢s de 400", asegura Ra¨²l Caravaca, uno de los encargados del restaurante. "Se nota mucho la crisis, tanto en la propina como en que la gente se controla m¨¢s pidiendo", apunta.
Si los espa?oles han recortado su consumo debido a la subida de precios, parece de sentido com¨²n que esta pol¨ªtica de ahorro empiece por las propinas. Ana Mart¨ªnez P¨¦rez, profesora de Sociolog¨ªa del Consumo en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, encuentra una justificaci¨®n l¨®gica a esta conducta en el origen etimol¨®gico de la palabra propina, que procede del lat¨ªn propinare: "Dar de beber". "Era el dinero que se les daba a los esclavos en Roma para que se lo gastaran bebiendo", recuerda Mart¨ªnez, para quien no deja de ser curioso que los profesionales coincidan en que la crisis ha reducido sus propinas. "Si todos estamos recortando el gasto para ocio, consideramos que ellos tambi¨¦n deben hacerlo. Lo que pasa es que nosotros nos negamos a recortar mucho el gasto para asueto. Entendemos que hay que conservar ese espacio para el ocio, por lo que al final lo primero que se elimina es ese dinero que se le daba a ellos", dice.
La profesora coordina un proyecto de consumo responsable a trav¨¦s de la Confederaci¨®n Espa?ola de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (Ceapa). Mediante juegos did¨¢cticos, ense?an a los padres a gestionar la econom¨ªa familiar, diferenciar lo necesario de lo superfluo e inculc¨¢rselo a sus hijos. "Es importante educar en el consumo todos los d¨ªas, haya crisis o no", explica Mart¨ªnez. Hay que reservar dinero para la comida, para productos de primera necesidad, para la luz, el agua, la comunidad, el tel¨¦fono, Internet. Para el ocio, tambi¨¦n. Pero en esos c¨¢lculos nunca hay una reserva para la propina. "Cuando viajas o viene gente de fuera siempre se hace el c¨¢lculo. Aqu¨ª lo improvisamos. Dejas algo m¨¢s si conoces al camarero y para fidelizarte como cliente bien atendido. Si no vas a volver, a lo mejor te haces m¨¢s el tonto".
Los camareros de la taberna El 10, en Sevilla, tienen una apreciaci¨®n muy parecida a la de la profesora respecto a la actitud de los clientes ante la propina. "En el comedor s¨®lo 1 de cada 10 mesas te deja algo. Y no m¨¢s de dos o tres euros. Los clientes fijos son los que siempre dejan", explica uno de los camareros. Otros dos empleados, que le acompa?an detr¨¢s de la barra a mediod¨ªa de un jueves de julio, asienten. Entre los tres, hilan una gr¨¢fica descripci¨®n de los efectos de la crisis en sus propinas. "Se ha notado mucho", afirma uno. "La gente paga el desayuno con c¨¦ntimos. Pero con monedas de 1 y 2. Y si le tienes que dar algo de cambio, lo cogen todo. Tenemos en la m¨¢quina dos cajones llenos de monedas de 1 y 2 c¨¦ntimos, el cobre que antes no quer¨ªa nadie". Ellos abren el bote una vez por semana. Aseguran que hasta hace unos meses, cada trabajador se llevaba "treinta y tantos euros" tras el reparto. Ahora, afirman, no llegan "ni a los 20". "Y habiendo reducido el personal de 11 a 8 camareros", advierten. Al mediod¨ªa y por la noche, la clientela es algo m¨¢s espl¨¦ndida, pero la generosidad va a menos en los ¨²ltimos meses. Los camareros reconocen que ya hasta buscan "trucos" para intentar que caiga algo, pero con escaso ¨¦xito. "Si le tienes que devolver a un cliente 1,10, le das una moneda de un euro y dos de cinco c¨¦ntimos, a ver si te las dejan. Pero se las llevan. Te quedas con el tique y el plato".
En los taxis, la situaci¨®n no es m¨¢s halag¨¹e?a. "Si le tienes que devolver cinco c¨¦ntimos, los esperan", apunta un taxista que aguarda a que le llegue el turno en la parada de un centro comercial. "Hay crisis, pero la gente sigue comprando. Yo ahora en rebajas llevo a todos cargados de bolsas". ?Entonces por qu¨¦ no dejan propinas? "Por alg¨²n sitio habr¨¢ que recortar. Yo tambi¨¦n espero los c¨¦ntimos de la vuelta del pan", reconoce.
Uno de los pocos sectores donde la crisis no ha acabado con las propinas es el de los casinos y salas de juego. "Ah¨ª puede m¨¢s la superstici¨®n", apunta Miguel ?ngel Rodr¨ªguez, secretario federal del sector del Juego de UGT. "Si el jugador suele dejar, por superstici¨®n sigue dejando, no sea que pierda". Seg¨²n el informe anual del Juego de 2006, el ¨²ltimo publicado por el Ministerio del Interior, los 39 casinos espa?oles ingresaron ese a?o 549,79 millones de euros, de los que 71,38 millones llegaron en concepto de propinas. Con todo, supone un 5,98% menos que el a?o anterior, a pesar de que los ingresos totales de los casinos crecieron un 0,55% en 2006 (de 549,88 a 552,91 millones).
Claro que de esa cifra millonaria de propinas, los empleados se quedaron s¨®lo una parte. El sector del juego es el ¨²nico en el que las propinas est¨¢n reguladas y el reparto suele quedar pactado en los convenios colectivos. "Lo normal es que los trabajadores se queden con el treinta y pico por ciento y la empresa con el resto", explica el representante sindical.
Los sindicatos no se muestran excesivamente preocupados por el descenso general de las propinas, porque en Espa?a, al contrario de lo que ocurre en otros pa¨ªses, como Estados Unidos, ¨¦stas representan una proporci¨®n muy peque?a de los ingresos globales del trabajador. "Es imposible concretar cifras porque depende mucho del lugar de trabajo, pero no conozco a nadie en Espa?a que viva de las propinas", asegura Fernando Medina, portavoz de la federaci¨®n de Comercio y Hosteler¨ªa de CC OO.
"Hay m¨¢s propinas por la noche"
- Miguel Gago, camarero. El due?o de La Taberna grita "?Bote!" y toca una campana cuando alguien deja propina. "?ltimamente, pocas veces", reconoce. En este bar de Sevilla el bote es un cubo de lat¨®n que se vac¨ªa tres veces al a?o: antes de Navidad, de Semana Santa y en septiembre. Despu¨¦s del ¨²ltimo reparto, los tres camareros se dividieron 300 euros. No han hecho recuento desde que empez¨® la crisis, aunque notan que las propinas han ca¨ªdo. De todas formas, var¨ªa seg¨²n el tramo del d¨ªa. "Los desayunos no dejan propinas", apunta Gago. A mediod¨ªa, algo, pero poco. "Por la noche, m¨¢s. La gente est¨¢ relajada, m¨¢s contenta". Los mayores beneficios salen de las reuniones que pagan a escote y redondean la cuenta o de clientes que quieren quedar bien delante de otros. "Una persona sola es raro que deje bote, pero cuando quiere aparentar delante de los amigos, deja el taco".
"Los j¨®venes arrasan con todo el cambio"
- Antonio Fito, taxista. Lleva 10 a?os al volante de su taxi y sostiene que la ca¨ªda de las propinas no es s¨®lo producto de la crisis. Aunque con ¨¦sta se ha consolidado. "Hay menos trabajo y el que hay deja menos bote", asegura. Trabaja en jornada de 12 horas y raro es el d¨ªa que saca m¨¢s de cuatro o cinco euros en propinas. Los j¨®venes son los m¨¢s taca?os. "Tienen lo justo y arrasan con todo el cambio". Los extranjeros, "m¨¢s, pero sin exagerar". "Saben que en Espa?a no se deja mucho". "Son mejores los clientes que est¨¢n trabajando, piden factura para la empresa y te dejan el piquillo de la vuelta", afirma.
"Con la propina pago el pr¨¦stamo del coche"
- David Ould, mozo de maletas en un hotel. Este mauritano de 30 a?os se reconoce afortunado. Estren¨® empleo hace dos meses, a las puertas de la crisis, y se ha encontrado con un aumento de ingresos. En el hotel en el que trabajaba antes los mejores d¨ªas sacaba 10 euros extra. En el actual, el Petit Palace Marqu¨¦s Santa Ana, hay d¨ªas que triplica esa cifra. De media, 220 euros al mes que se suman a los 900 de su n¨®mina. "La propina la guardo y con eso pago el pr¨¦stamo del coche. Antes ten¨ªa que poner dinero del sueldo para eso", cuenta. "En mi pa¨ªs, lo que yo tengo en propinas es un sueldo entero. Si esto es la crisis, yo quiero m¨¢s crisis".
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