Un descenso interminable
Miles de personas aguantaron bajo un sofocante calor una bajada de Celed¨®n que super¨® los cinco minutos
Entre varios miles de globos naranjas, que recordaban que la empresa de telefon¨ªa Euskaltel paga el 10% del coste de las fiestas de Vitoria, y cientos de cohetes, sali¨® ayer el mu?eco del Celed¨®n de la torre de San Miguel en una ceremonia que no por repetida para abrir las fiestas de La Blanca deja de impresionar: varios miles de personas asistiendo al balanceo del personaje en el cable que cruza la plaza de la Virgen Blanca y que anuncia el comienzo de semana m¨¢s festiva de la capital alavesa. Ayer, el tiempo transcurrido, porque el descenso del Celed¨®n cobra en ocasiones tintes deportivos, lleg¨® a los 5 minutos y 20 segundos que se hicieron interminables para la multitud que esperaba en la plaza bajo un coalor sofocante que apenas pod¨ªa mitigar el refresco de las mangueras de los bomberos. Los miles de concentrados entretuvieron la espera lanzando los corchos de las botellas de brebaje espumoso, mientras que los m¨¢s tradicionales se encend¨ªan un habano, como manda la tradici¨®n.
Una vez llegada la mutaci¨®n del mu?eco en forma humana (?y vaya formas las que despliega Gorka Ortiz de Urbina!), comenz¨® el delirio de la multitud. Ortiz de Urbina, pertrechado con su paraguas, macuto y txapela negra, comenz¨® el ascenso hacia la balconada de San Miguel. Los cronometadores oficiales estiman que el recorrido lo cumpli¨® en unos ocho minutos, a pesar de que contaba con la guardia pretoriana de blusas que le acompa?a desde el a?o pasado. Perdi¨® la txapela en el camino y fueron cientos las manos que tocaron su cuerpo, porque seg¨²n la leyenda urbana, quien llega a rozar al Celed¨®n, liga.
Al final, Ortiz de Urbina lleg¨® a las escalinatas y comenz¨® la ascensi¨®n hasta el mirador desde el que minutos antes Luis L¨®pez de Sosoaga y Antonio Gonz¨¢lez hab¨ªan lanzado el txupinazo anunciador de las fiestas. Y, como cada a?o, expres¨® un sucinto mensaje festivo, que en esta ocasi¨®n hac¨ªa referencia, seg¨²n el propio protagonista, al fallecimiento del primer Celed¨®n, Jos¨¦ Luis Isasi. "Un recuerdo para los que no pueden estar hoy aqu¨ª porque nos faltan", dijo con diplomacia vaticana, y cada cual pudo entender lo que quiso.
Pero se trataba, un a?o m¨¢s, de alcanzar ese momento de exaltaci¨®n de la amistad y de la fiesta que acompa?a a la ingesta de bebidas espirituosas, la principal dedicaci¨®n a la que se entregaba la mayor¨ªa de los presentes. As¨ª que comenz¨® la entonada del popular tema: "Celed¨®n se ha hecho una casa nueva / Celed¨®n con ventana y balc¨®n". En ese momento, Ortiz de Urbina ya hab¨ªa superado el trayecto atropellado entre el gent¨ªo, hab¨ªa colocado el pa?uelo al alcalde, Patxi Lazcoz, y los dos txupineros y ejerc¨ªa inaugurador oficial de las 127 horas de fiestas que aguardan. "La sensaci¨®n ha sido impresionante, como nunca. Quiz¨¢s porque me he encontrado con m¨¢s gente que ning¨²n a?o, por la retirada de los parterres", comentaba minutos despu¨¦s.
La novedad ayer en la balconada la marcaba el equipo de gobierno, con el primer edil al frente, con camisetas a favor del soterramiento del ferrocarril: "Vitoria-Gasteiz soterramiento, nuestra oportunidad", rezaba el lema de las prendas.
Esta infraestructura vital para el futuro de la ciudad vive estos d¨ªas envuelta en la duda por los recelos del Gobierno vasco a financiar su parte correspondiente de la obra. Un gesto festivo y reivindicativo que fue la ¨²nica sorpresa en un gui¨®n que resulta m¨¢s que conocido por vitorianos y alaveses, pero que no dejan de protagonizar cada 4 de agosto, que tambi¨¦n cont¨® con la habitual pancarta a favor de los presos de ETA que un grupo de j¨®venes colg¨® en el monumento que preside la c¨¦ntrica explanada.
Y despu¨¦s del jolgorio, lleg¨® la hora de la recogida de los restos: hasta 50.000 botellas de cava vac¨ªas, inn¨²meras colillas de puros y unos jardines de la plaza de la Virgen Blanca que esperan que pase esta pr¨®rroga de seis d¨ªas para poder volver a vestirse de begonias, petunias y salvias, hasta que el pr¨®ximo a?o Celed¨®n vuelva a bajar desde el campanario de la torre de San Miguel.
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