Putin en guerra
La desproporcionada respuesta del l¨ªder ruso revela su voluntad de afirmar su autoridad en la regi¨®n
El inestable equilibrio en el C¨¢ucaso ha saltado por los aires desde que el presidente de Georgia, Mija¨ªl Saakashvili, decidi¨® intervenir militarmente en Osetia del Sur. Fue una decisi¨®n tr¨¢gica y equivocada, m¨¢s all¨¢ de las consideraciones acerca de si la situaci¨®n en esta rep¨²blica aut¨®noma, que proclam¨® su independencia en 1991, supon¨ªa un atentado a la integridad territorial georgiana.
Saakashvili no deb¨ªa haberse tomado la justicia por su mano, por graves que fueran las provocaciones de los independentistas y por complaciente que resultase la actitud rusa hacia ellos. El recurso a la fuerza contra Osetia no es s¨®lo injustificado, sino que constituye un error pol¨ªtico que tratar¨¢ de aprovechar Putin.
Con su desproporcionada respuesta a un ataque injustificable, Putin parece dispuesto a dirimir por la v¨ªa de la ejemplaridad asuntos que van m¨¢s all¨¢ de los contenciosos territoriales en el C¨¢ucaso. Su precipitado regreso desde Pek¨ªn para seguir las operaciones militares desde Osetia del Norte recuerda que el hombre fuerte de Rusia sigue siendo ¨¦l, y que su disposici¨®n a aplicar de nuevo los expeditivos m¨¦todos empleados en Chechenia permanece intacta. Resulta revelador que el presidente Medv¨¦dev haya cedido a Putin el protagonismo en esta crisis, algo que ¨¦l no hizo con sus primeros ministros en los sucesivos episodios del conflicto checheno, siempre resueltos a sangre y fuego.
Con el duro ataque contra Georgia, Putin quiere dejar claro, adem¨¢s, que el papel de Rusia como gran potencia es indiscutible y que, por tanto, no tolerar¨¢ cambios en el statu quo regional en contra de su voluntad. Porque consentir una iniciativa como la de Georgia en Osetia no s¨®lo supondr¨ªa debilitar la posici¨®n de Rusia en el C¨¢ucaso, sino arrojar sombras sobre el lugar que se propone ocupar en el ¨¢mbito internacional.
La presencia de Rusia en el Consejo de Seguridad hace dif¨ªcil que la ONU pueda contribuir a detener una guerra que se ha extendido a Abjazia y que podr¨ªa reabrir los conflictos de Chechenia, Ingusetia y Alto Karavaj. Eso convierte a la Uni¨®n Europea en uno de los pocos actores en situaci¨®n de contribuir a la detenci¨®n de la escalada, en la que Putin est¨¢ seguro de alcanzar una victoria militar que se traduzca en beneficios pol¨ªticos para su r¨¦gimen. Ayer ignor¨® una oferta georgiana de negociaciones tras anunciar un alto el fuego. Si la comunidad internacional no encuentra la manera de recordar al primer ministro ruso que sus intereses pol¨ªticos no est¨¢n por encima de las reglas, incluso cuando esas reglas hayan sido violadas por el presidente Saakashvili al atacar Osetia del Sur, Mosc¨² puede acabar cediendo a tentaciones cada vez m¨¢s peligrosas.
Por lo pronto, los bombardeos ordenados por Putin sobre Georgia son los primeros que Rusia lleva a cabo fuera de sus fronteras internacionales reconocidas desde la invasi¨®n de Afganist¨¢n en 1979. Por el bien de la paz y la seguridad mundiales, tendr¨ªan que ser los ¨²ltimos.
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