Crisis
El capitalismo es previsible. Lo cual tiene su m¨¦rito, trat¨¢ndose de un sistema perfectamente irracional. La mec¨¢nica es siempre la misma: durante el ciclo positivo, las empresas y los particulares se endeudan, los activos (sean acciones o pisos) alcanzan precios surrealistas y, por razones dif¨ªcilmente explicables, la gente cree que la prosperidad durar¨¢ siempre; cuando los niveles de deuda y especulaci¨®n se hacen insostenibles, la recesi¨®n y el frenazo del cr¨¦dito se encargan de bajar la fiebre. Por el camino quedan empleos, empresas, sue?os, unos cuantos magnates de pacotilla y unas cuantas carreras pol¨ªticas.
El espect¨¢culo del capitalismo limpiando fondos nunca fue bonito. Antes ofrec¨ªa mayor inter¨¦s, porque suscitaba un debate te¨®rico de cierta complejidad. Se pod¨ªa exigir al gobierno de turno que sostuviera o devaluara la moneda, que subiera o bajara los tipos de inter¨¦s. En otra ¨¦poca, las mejores mentes nacionales pod¨ªan dedicar meses a discutir sobre la conveniencia de importar cantidades masivas de pollo. El debate no serv¨ªa de gran cosa, pero alimentaba la convicci¨®n de que el sistema econ¨®mico era un mecanismo l¨®gico, y de que bastaba mover las palancas adecuadas para resolver la crisis. Entonces se cre¨ªa que los gobiernos ten¨ªan acceso a las palancas del sistema. Y, evidentemente, se cre¨ªa que las palancas funcionaban.
Desde las liberalizaciones de los a?os ochenta y desde el Tratado de Maastricht, los gobiernos europeos pueden hacer poco m¨¢s que mirar al cielo y esperar a que escampe. Tienen margen de maniobra antes, durante el ciclo positivo, pero entonces les da pereza: a nadie le gusta quedar como aguafiestas. En Espa?a, no parece que el Gobierno de Zapatero se esforzara en pinchar burbujas. M¨¢s bien lo contrario.
Lo m¨¢s pat¨¦tico viene ahora: a los gobiernos les toca simular que hacen algo para resolver la crisis. En el mejor de los casos, les veremos en las noticias bailando la danza de la lluvia. En el peor, har¨¢n alg¨²n otro estropicio. Luego, cuando cambie el ciclo, quienes manden ser¨¢n genios de la econom¨ªa. Y vuelta a empezar.
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