EE UU, el Joventut de los Juegos
Mi novia entr¨® en el cuarto mientras yo ve¨ªa c¨®mo el equipo estadounidense de baloncesto vapuleaba al espa?ol (119-82). Coment¨® que Espa?a iba perdiendo, pero a?adi¨® que no parec¨ªa que estuvieran perdiendo por mucho. El marcador era 115 a 78. Mi novia no sabe mucho de baloncesto, lo cual me encanta porque no estoy seguro de que me gusten las personas que saben mucho de baloncesto.
En caso de que haya otras personas que est¨¦n igual de confundidas, si ¨¦ste hubiera sido el a?o 1967 y el sitio hubiese sido Oriente Pr¨®ximo, los estadounidenses ser¨ªan Israel y Espa?a, la Pen¨ªnsula del Sina¨ª. Fue una paliza.
En estos d¨ªas he visto c¨®mo Estados Unidos destrozaba a dos contrincantes muy bien considerados. Hace dos, dio la impresi¨®n de que los griegos hab¨ªan apostado por los estadounidenses a pesar de que estuvieran jugando contra ellos. El resultado fue Estados Unidos, 92; Grecia, 69. Como Espa?a hab¨ªa jugado tan bien contra Grecia, cre¨ª que el partido contra Estados Unidos estar¨ªa muy igualado, pero estaba equivocado. Odio volverme un analista porque no me gusta que la gente se invente teor¨ªas causales en relaci¨®n con los acontecimientos deportivos. Pero he pensado algunas cosas.
Los jugadores estadounidenses son mucho mejores que los que han enviado el resto de los equipos. Odio tener que admitirlo porque animo a los otros pa¨ªses casi con las mismas ganas que sus seguidores, pero es verdad. En lo que respecta a jugadores individuales, los estadounidenses no tienen parang¨®n. Es evidente que el talento individual no siempre tiene como consecuencia la grandeza del equipo. En los encuentros internacionales de baloncesto m¨¢s recientes, la afirmaci¨®n anterior ha resultado ser cierta una y otra vez. Los equipos de Espa?a, Grecia, Argentina, Lituania e Italia compart¨ªan la bola y luego compartieron la gloria al ganar competiciones importantes. Los estadounidenses estaban atados de pies y manos por su actitud de lo primero soy yo.
En estos Juegos, la confluencia de dos tendencias ha desembocado en un cambio total: los estadounidenses est¨¢n jugando como los europeos y los europeos se comportan como estadounidenses. Sea cual sea la raz¨®n -la verg¨¹enza por los fracasos del pasado, una buena estructura de equipo o las comprometedoras fotos hechas por Jerry Colangelo-, los jugadores estadounidenses est¨¢n jugando con humildad y juntos. Tienen una defensa muy buena, se pasan la bola y dan la impresi¨®n de estar pas¨¢ndoselo bien. Son como el DKV Joventut de los Juegos.
Por otro lado, sus rivales, sobre todo Grecia y Espa?a, se han olvidado de lo que los hac¨ªa buenos. En vez de jugar como el que tiene menos posibilidades de ganar y saborear cada posesi¨®n, parece que piensan que s¨®lo con aparecer el marcador va a mantenerse igualado. ?sta sol¨ªa ser una caracter¨ªstica de los estadounidenses. Desde 2002 hasta ahora, los equipos estadounidenses daban por hecho que con ponerse las zapatillas y el uniforme ten¨ªan la victoria asegurada. Es como si la federaci¨®n espa?ola hubiera ido a la tienda de actitudes, pero no llevara el dinero suficiente. Quer¨ªa el cerebro de Kevin Garnett, pero el de Stephon Marbury estaba de rebajas, as¨ª que se decidi¨® por ¨¦ste. Error.
Por desgracia, puede que sea demasiado tarde para Grecia y Espa?a. Escribo esto con tristeza porque sigo sin querer que ganen los estadounidenses. No quiero tener que soportar o¨ªr lo estupendos que son. Tambi¨¦n s¨¦ que el cambio no es m¨¢s que una fachada. Estos mismos jugadores ol¨ªmpicos retomar¨¢n sus h¨¢bitos ego¨ªstas durante la pr¨®xima temporada.
Es hora de que pongamos todo el peso de nuestros ¨¢nimos colectivos en Lituania, Croacia y Argentina. Quiz¨¢s no sea demasiado tarde para ellos. Quiz¨¢s aprendan de los errores de Espa?a y Grecia. A lo mejor no tendr¨¦ que o¨ªr lo generoso que es Kobe Bryant y luego verle hacer 4 de 21 en un partido de los Lakers. Quiz¨¢s, pero lo dudo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.