Un cambio que se impone
El fracaso de la recientes negociaciones de la Ronda de Doha para la liberalizaci¨®n del comercio internacional, en el marco de un acuerdo -que no pudo alcanzarse- de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC), es muy representativo del estado de confusi¨®n en el que se halla sumido el mundo y de los nuevos equilibrios internacionales de fuerzas que se est¨¢n dise?ando en estos momentos. En una fase -t¨¦ngase en cuenta- de decadencia de Occidente...
Los pa¨ªses emergentes (Brasil, Rusia, la India, China) no desarrollar¨¢n, por ahora, estrategias comunes -por m¨¢s que el fracaso de la llamada Ronda de Doha, reunida en Ginebra, haya puesto de relieve una inesperada concertaci¨®n entre la India y China-, pero presentan desde luego pol¨ªticas propias y diferenciadas respecto a Estados Unidos y a la Uni¨®n Europea, que, en el ¨¢mbito econ¨®mico, han actuado muchas veces en los ¨²ltimos a?os de forma contradictoria.
A los gobernantes de la UE les cuesta reconocer que el neoliberalismo est¨¢ agotado
Por otro lado, los pa¨ªses productores de petr¨®leo y de gas -en un momento de crisis energ¨¦tica como el que estamos atravesando- tambi¨¦n se atienen a visiones estrat¨¦gicas propias y divergentes entre s¨ª. Oriente Pr¨®ximo, Arabia Saud¨ª, Irak (o lo que queda de ¨¦l) e Ir¨¢n son ejemplos de cuanto decimos, como en ?frica lo son Argelia, Libia, Nigeria o Angola, y en Latinoam¨¦rica M¨¦xico, Venezuela y Brasil, por no hablar de Rusia, pa¨ªs al que Putin, gracias al petr¨®leo y al gas, ha dado una nueva pujanza, econ¨®mica y pol¨ªtica, en el conjunto de las naciones.
Lo que ocurre es que la mayor¨ªa de los pa¨ªses citados, poseedores de grandes reservas de petr¨®leo y de gas, no siempre est¨¢n social y econ¨®micamente desarrollados seg¨²n los criterios de distribuci¨®n de la renta de la ONU, ni son democracias respetuosas con los derechos humanos. A?¨¢dase que Estados Unidos y la Uni¨®n Europea, en t¨¦rminos mundiales, est¨¢n perdiendo el prestigio y la fuerza de los que gozaron en el pasado.
Estados Unidos, en virtud de la deriva a la que ha conducido al pa¨ªs la pol¨ªtica de la Administraci¨®n de George W. Bush, tanto en el ¨¢mbito pol¨ªtico y geoestrat¨¦gico -guerras en Afganist¨¢n y en Irak, lucha contra el terrorismo sin respeto alguno por los derechos humanos- como en el econ¨®mico, teniendo en cuenta el desastre al que ha llevado el neoliberalismo radical (crisis financiera, inflaci¨®n, desempleo, subprime, quiebras de grandes bancos y empresas, bajada constante del valor del d¨®lar, etc¨¦tera).
En lo que a la Uni¨®n Europea se refiere, su desprestigio se debe m¨¢s a la omisi¨®n que a la acci¨®n, en virtud de cierta paralisis institucional, de omisiones en ¨¢mbito exterior y tambi¨¦n -hay que decirlo- de la falta de visi¨®n, en relaci¨®n al futuro, de algunos de los principales l¨ªderes europeos, como Sarkozy, Berlusconi o el propio Brown.
En estos momentos, adem¨¢s de la crisis energ¨¦tica, han surgido otras crisis acaso m¨¢s nefastas a¨²n: una crisis alimentaria (con la incontenible subida de precios de algunos g¨¦neros esenciales), otra econ¨®mica (con el aumento del coste de la vida, la recesi¨®n econ¨®mica, el desempleo), una crisis ambiental y la ya mencionada crisis financiera y de las bolsas.
Tanto en Estados Unidos como, ahora tambi¨¦n aunque a menor escala, en la Uni¨®n Europea. Las perspectivas no son halag¨¹e?as, y la mayor¨ªa de los gobernantes occidentales parecen estar a la espera de que la situaci¨®n mejore, como por milagro, sin atreverse a hacerle frente. Error fatal, que todos acabaremos por pagar caro.
Curiosamente, George W. Bush, casi al final de su mandato, est¨¢ renegando de su doctrina de siempre -el neoliberalismo- y, discretamente, ha intervenido creando un gran fondo federal para salvar a los bancos, a las empresas y a los propietarios endeudados con la compra de su vivienda a cr¨¦dito (subprime). Un fondo de 300 billones de d¨®lares, del que podr¨¢n beneficiarse 400.000 propietarios... Sin querer, casi forzados por las circunstancias, viene a d¨¢rsele la raz¨®n al viejo Keynes y al new deal de Roosevelt, tan odiados por los republicanos.
En la Uni¨®n Europea no se ha llegado a¨²n tan lejos. Sin embargo, a sus gobernantes les cuesta reconocer que, despu¨¦s de tantos a?os de propaganda, el neoliberalismo est¨¢ agotado. Que es preciso cambiar de paradigma. La democracia liberal y la "teologizaci¨®n" del mercado han de ser sustituidas por la democracia social y ambiental, con una regulaci¨®n de los mercados por parte de los Estados nacionales, y una regulaci¨®n de la globalizaci¨®n por parte de la ONU.
Es ¨¦sta la tarea que le corresponde impulsar a Barak Obama, una vez que gane las elecciones de noviembre. Una tarea para cuya adaptaci¨®n a la Uni¨®n Europea le queda poco tiempo, y que pasa por reforzar la asociaci¨®n estrat¨¦gica euroatl¨¢ntica y por el entendimiento con los pa¨ªses iberoamericanos, en el propio inter¨¦s de Occidente. Ser¨¢ el ¨²nico medio de evitar la decadencia que se anuncia y de asegurar el cambio que se impone.
M¨¢rio Soares es ex presidente y ex primer ministro de Portugal. Traducci¨®n de Carlos Gumpert.
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