La cirug¨ªa est¨¦tica ya es un producto de consumo m¨¢s
Espa?a se consolida como cuarto pa¨ªs en n¨²mero de intervenciones mientras vive el 'boom' de los implantes mamarios entre las j¨®venes
Marta tiene 21 a?os. Con 19 pas¨® por el quir¨®fano para tener m¨¢s pecho: "Soy muy delgadita, estaba acomplejada, iba siempre con rellenos". Esta universitaria no es la primera ni la ¨²nica de su grupo de amigas en someterse a una operaci¨®n de este tipo para subir de una tacada varias tallas de sujetador. Dos de ellas probaron el bistur¨ª a su misma edad. Una tercera lo hizo incluso m¨¢s pronto, a los 17 a?os, y por duplicado. Primero con implantes de suero fisiol¨®gico, pero la cosa no sali¨® bien y tuvo que volver a operarse para ponerse unas pr¨®tesis de silicona.
Atr¨¢s quedan los tiempos en que s¨®lo se tocaban orejas de soplillo o narices
Las operaciones pl¨¢sticas entraron en el IPC el a?o pasado
"Las tres se han pasado de tama?o, se las han dejado demasiado grandes", relata Marta. Hasta el punto de que una de ellas "ahora se las quiere quitar". Una prima suya, de 24 a?os, tambi¨¦n se anim¨® tras ver sus resultados. "Para mi gusto, se ha puesto demasiado". Marta, a quien sus padres sufragaron la intervenci¨®n (unos 3.000 euros), se ha quedado en una 90, la talla media de las espa?olas, seg¨²n los cirujanos. Lo suyo es "algo discreto, pero bien", seg¨²n cuenta. Suficiente para sentirse a gusto en biquini o cuando viste una camiseta ajustada. "Si son muy grandes queda muy basto, pero hay muchas chicas que lo que quieren es mucho volumen".
Marta, sus tres amigas y su prima ilustran el furor que cada vez m¨¢s despierta entre las veintea?eras espa?olas tener pechos grandes. Hay "un boom tremendo" entre gente "muy joven" que acude a las consultas para aumentar de talla, explica Miguel Chamosa, secretario nacional para Espa?a de la Sociedad Internacional de Cirug¨ªa Pl¨¢stica y Est¨¦tica (ISAPS), que agrupa a un millar de especialistas en todo el mundo. Chamosa estima que en los ¨²ltimos 10 a?os se han podido multiplicar por cuatro o cinco estas operaciones. "Una aut¨¦ntica locura", dice. Corporaci¨®n Dermoest¨¦tica, la compa?¨ªa l¨ªder del sector, apunta un incremento del 30% en tres a?os.
Atr¨¢s quedan los tiempos en los que la especialidad se centraba en reparar narices excesivas u orejas de soplillo. Tampoco es que haya descendido el n¨²mero de personas de mediana edad (mujeres en el 80% de los casos) que acude a esta especialidad para combatir los efectos de la edad y se somete a estiramientos, liposucciones, se corrige las bolsas de los ojos o reafirma sus senos, ca¨ªdos tras la maternidad. Pero en los ¨²ltimos tiempos se ha abierto un importante segmento de negocio entre j¨®venes obsesionadas por un canon de belleza que pasa por tener una talla 95, o incluso superior, de sujetador.
Hasta el punto de que esta moda ha convertido los implantes en "un producto de consumo m¨¢s", como reconoce Antonio Porcuna, responsable de la Sociedad Espa?ola de Cirug¨ªa Pl¨¢stica, Reparadora y Est¨¦tica (SECPRE). No es casualidad que las operaciones de est¨¦tica se introdujeran el a?o pasado en los productos de referencia que sirven para elaborar el ¨ªndice de precios al consumo (IPC).
La SECPRE recomienda que ninguna menor de edad entre en el quir¨®fano para un aumento de pecho. Pese a todo, no es extra?a la presencia de adolescentes en las consultas "Hace poco vino una ni?a de 14 a?os con su madre insisti¨¦ndome en que la operara", comenta el representante en Espa?a de la ISAPS. Salvador Rodr¨ªguez-Camps, un cirujano de Valencia que practica medio millar de intervenciones al a?o, recomienda siempre esperar, como m¨ªnimo, tres a?os despu¨¦s de la primera menstruaci¨®n en el caso de implantes de pecho o rinoplastias ya que el cuerpo sigue desarroll¨¢ndose hasta entonces. Y si se trata de un menor, contar no s¨®lo con el consentimiento de sus padres, sino tambi¨¦n con la opini¨®n del psic¨®logo escolar.
Estos consejos son s¨®lo facultativos. ?nicamente Andaluc¨ªa ha regulado las intervenciones de cirug¨ªa est¨¦tica a menores, que requerir¨¢n un informe psicol¨®gico y el visto bueno de los padres si se trata de chicas de menos de 16 a?os. La decisi¨®n final est¨¢ en manos del cirujano. "Muchas veces si no lo haces t¨² lo hace el m¨¦dico de al lado", admite un especialista que prefiere no dar su nombre.
Los datos de la ISAPS apuntalan la percepci¨®n de los cirujanos y confirman que el comportamiento de Marta, sus amigas y su prima no es un caso aislado. Su ¨²ltimo informe, elaborado en 2005 con datos del a?o anterior, indica que el 40,1% de los tratamientos de est¨¦tica (quir¨²rgicos y no quir¨²rgicos) que se practican en Espa?a son a menores de 21 a?os (la media europea es del 13%). Adem¨¢s, sit¨²a a Espa?a en el cuarto lugar por n¨²mero de procedimientos en el mundo, con un porcentaje del 8,14%, por detr¨¢s de Estados Unidos (12,9%), M¨¦xico (9,23%) o Argentina (8,46%) y por delante de Francia (6,5%).
El estudio se cimienta en los datos enviados por miembros de las sociedades nacionales, lo que no representa necesariamente la actividad real del pa¨ªs, a pesar de los factores de correcci¨®n introducidos, como explica telef¨®nicamente Catherine B. Foss, la secretaria ejecutiva de la sociedad, a quien le cuesta creer que Espa?a sea el primer pa¨ªs europeo en la clasificaci¨®n. "El informe se basa en una muestra muy peque?a", apunta.
Apenas existen m¨¢s documentos, ni nacionales ni internacionales, que puedan servir para analizar el n¨²mero o el perfil de clientes de este tipo de tratamientos. De hecho, la propia sociedad internacional est¨¢ trabajando en nuevos informes como reconoce la propia Foss: "Existe mucho inter¨¦s en conocer estas cifras; todo el mundo pregunta, pero nadie lo sabe. Imag¨ªnese, s¨®lo el principal hospital de Shanghai tiene 100 cirujanos y nadie sabe muy bien qu¨¦ est¨¢ pasando en China; no hay informaci¨®n estad¨ªstica". Con todo, el representante de ISAPS en Espa?a concede a este documento un importante valor orientativo: "Es un hecho que la poblaci¨®n que acude a las consultas es cada vez m¨¢s joven".
La falta de informaci¨®n precisa es extrapolable a Espa?a. La sociedad cient¨ªfica m¨¢s importante del sector, la SECPRE, habla de 400.000 intervenciones y de un incremento de actividad del 8% anual. Pero todos estos datos son estimaciones fruto de las sensaciones a pie de campo de los cirujanos asociados. El hecho de que se trate de una pr¨¢ctica monopolizada por el sector privado, con una fuerte competencia, implica que sea dif¨ªcil conocer tarifas o que se declare la actividad real, en buena medida por motivos fiscales.
Ni siquiera las grandes compa?¨ªas, como Corporaci¨®n Dermoest¨¦tica, ofrecen datos precisos sobre el tipo y n¨²mero de intervenciones: "Forma parte de nuestra estrategia respecto a la competencia". Fuentes de la firma se?alan que en 2007 practicaron "m¨¢s de 500.000 tratamientos en todas las cl¨ªnicas del grupo", en los que se incluyen desde la depilaci¨®n por l¨¢ser o la eliminaci¨®n de manchas faciales hasta cirug¨ªa m¨¢s compleja como la abdominoplastia o la rinoplastia.
Esta opacidad hace bastante complicado conocer el volumen de negocio de esta actividad, que el responsable de la SECPRE, Antonio Porcuna, estima en unos 800 millones de euros el a?o pasado. Corporaci¨®n Dermoest¨¦tica tuvo en 2007 un beneficio neto de 1,17 millones de euros y el importe neto de la cifra de negocio fue de 80,1 millones de euros.
La falta de registros se extiende a la Administraci¨®n sanitaria. No existen archivos de este tipo de actividad quir¨²rgica -m¨¢s all¨¢ de las labores de inspecci¨®n sanitaria-, ni ¨¦stos entran en los planes del Ministerio de Sanidad. El ¨²nico esfuerzo que se puso en marcha fue el intento de la SECPRE de crear un registro nacional de pr¨®tesis mamarias que naufrag¨® nada m¨¢s iniciar su singladura. De los pocos datos incontestables, que salen de los libros de cuentas de los fabricantes de pr¨®tesis, es el n¨²mero de implantes vendidos el a?o pasado: 48.000. Aunque no todas son para fines puramente est¨¦ticos, ya que en esta cifra se incluyen los destinados a reconstrucciones tras un tumor de pecho.
Los cirujanos consultados coinciden en que la irrupci¨®n en el mercado de las grandes compa?¨ªas y sus potentes campa?as publicitarias han supuesto un importante empuj¨®n al sector, algo que los m¨¦dicos con consulta privada observan con recelo. Tienen capacidad para financiar las intervenciones, en un momento en que cada vez es m¨¢s dif¨ªcil conseguir un cr¨¦dito al consumo en un banco, y despliegan agresivas t¨¦cnicas comerciales. La cadena Dorsia, por ejemplo, lanz¨® una oferta la pasada Navidad que inclu¨ªa hasta un 40% de descuento en tratamientos. Corporaci¨®n Dermoest¨¦tica no cobra la primera visita y sortea un tratamiento por importe de 1.500 euros entre quienes remitan un formulario con sus datos a la firma.
El empleo de t¨¦cnicas menos invasivas, anestesias m¨¢s suaves, posoperatorios m¨¢s llevaderos o cicatrices que cada vez dejan menos marca han ido en paralelo a la expansi¨®n de este tipo de cirug¨ªa. Otro de los grandes beneficiados de estos avances ha sido los tratamientos de liposucci¨®n, un procedimiento que lleva 30 a?os en el mercado y que consiste en aspirar a trav¨¦s de una c¨¢nula los ac¨²mulos de grasa depositados en caderas, muslos, rodillas, tobillos, brazos, abdomen o cara. Desde la SECPRE, Antonio Porcuna eleva a 150.000 las liposucciones que se practicaron el a?o pasado.
El botox (aprobado en Espa?a en 2004) es otra de las estrellas emergentes en el negocio de la est¨¦tica. La aplicaci¨®n a trav¨¦s de inyecciones de este complejo neurot¨®xico -toxina botul¨ªnica de tipo A- relaja la musculatura, hace desaparecer las patas de gallo, arrugas del entrecejo y eleva ligeramente las cejas. Allergan, la empresa que comercializa esta sustancia para aplicaciones est¨¦ticas bajo el nombre de Vistabel, vendi¨® unos 80.000 viales en Espa?a el a?o pasado (cada uno sirve para varias aplicaciones), seg¨²n datos de la SECPRE.
Bastante m¨¢s reciente, apenas meses, es la t¨¦cnica de relleno de pechos con ¨¢cido hialur¨®nico. Una nueva presentaci¨®n comercial (Macrolane) de esta sustancia con mol¨¦culas m¨¢s grandes permite su uso como sustitutivo de los implantes. Tiene la ventaja de ser un tratamiento que se aplica en una sesi¨®n de media hora, no requiere intervenci¨®n quir¨²rgica ni ingreso hospitalario, apenas deja cicatriz y que ofrece unos resultados m¨¢s naturales que las pr¨®tesis. Pero, frente a los implantes, tiene un efecto no permanente, de forma que al cabo de un a?o las pacientes pierden un 40% del volumen inyectado, ya que el organismo lo biodegrada progresivamente. Adem¨¢s, es relativamente caro, sale por unos 4.000 euros, y permite un volumen limitado, por lo que no es el producto ideal para la gente m¨¢s joven que quiere aumentar vertiginosamente de pecho.
"La mayor¨ªa pide una talla 95 o 100 y se enfada si te quedas corto", apunta Jos¨¦ Mallent, jefe de la Unidad de Cirug¨ªa Pl¨¢stica y Reparadora del hospital de Alzira, uno de los primeros en aplicar esta t¨¦cnica en Espa?a en su consulta privada de Valencia. "Muchas chicas ni siquiera buscan algo natural, sino que se note, cuanto m¨¢s forma de bola mejor. Es una moda absurda, veremos c¨®mo evoluciona en los pr¨®ximos a?os".
Lo que cada vez est¨¢ m¨¢s claro es que la bonanza del sector de los ¨²ltimos a?os tiene fecha de caducidad. Algunos cirujanos ya han notado un descenso de actividad durante este a?o, pero habr¨¢ que esperar hasta despu¨¦s de las vacaciones para conocer la incidencia real. "En la crisis de 1993 el batacazo vino tras el verano. A ver ahora qu¨¦ pasa", apunta Antonio de la Fuente, presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Cirug¨ªa Pl¨¢stica Est¨¦tica.
Tampoco hay demasiadas esperanzas en compensar el previsible baj¨®n con un aumento del mercado masculino, que, pese a un ligero aumento, no pasa del 20% del total de las intervenciones. "El hombre es un ser miedoso", comenta Miguel Chamosa. "Ve una aguja y se pone a temblar".
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