El 'sprint' hacia la Convenci¨®n Dem¨®crata
En estas elecciones presidenciales tan at¨ªpicas hay un grupo de Republicanos por Obama, y otro, el PUMA, formado por dem¨®cratas partidarios de los Clinton, que amenaza con boicotear la convenci¨®n
Los t¨¦rminos anticuados como izquierda y derecha ya no sirven para definir este periodo. Desde los exuberantes d¨ªas de El gran Gatsby, escrita por F. Scott Fitzgerald en los a?os veinte, no se presenciaba tanta irresponsabilidad sin igual. Nuestros bancos han sido irresponsables en lo financiero, han hecho que mucha gente pierda su hogar y han contribuido al desempleo; el Gobierno estadounidense ha sumido al pa¨ªs en una irresponsable deuda exterior y ha llevado adelante una guerra todav¨ªa m¨¢s irresponsable en Irak. Los incesantes esc¨¢ndalos sexuales -la aventura de John Edwards no es m¨¢s que el m¨¢s reciente-, que no parecen ser, en ning¨²n caso, aut¨¦nticos tri¨¢ngulos amorosos, dan a entender que la emoci¨®n de la irresponsabilidad es la recompensa suprema para quien intenta dirigir el mundo.
No es que Obama haya cambiado EE UU, es que un pa¨ªs transformado hace posible su elecci¨®n
Joe Biden, experto en pol¨ªtica exterior, se perfila como favorito a vicepresidente
A nanosegundos del inicio de la Convenci¨®n Dem¨®crata, en el momento en el que deber¨ªa estar preparando su discurso de apertura en apoyo de Obama, John Edwards estaba ofreciendo su s¨®rdido mea culpa en televisi¨®n (los peri¨®dicos ya hab¨ªan publicado las fotos del ex senador con el ni?o presuntamente fruto de su aventura con la enloquecida Rielle Hunter). La relaci¨®n surgi¨® en 2006, justo cuando Edwards estaba a punto de ser quiz¨¢ el siguiente candidato dem¨®crata o, en su defecto, futuro ministro de Justicia de Obama. El esc¨¢ndalo sexual deja un gusto especialmente amargo porque la mujer de Edwards, Elizabeth, padece un c¨¢ncer en grado 4. Los republicanos no han querido hablar del incidente porque McCain dej¨® a su esposa enferma para casarse con Cindy.
Los dem¨®cratas no han tenido m¨¢s remedio que preguntarse por qu¨¦, en una era en la que los periodistas, bloggers y adictos al ciberespacio han sustituido al Gobierno en el papel del Gran Hermano vigilante de Orwell, Edwards se coloc¨® a s¨ª mismo y al Partido Dem¨®crata en una situaci¨®n precaria, en la que sus amigos ricos acabaron haciendo torpes donaciones de dinero para establecer a Rielle y su hijo en una casa de tres millones de d¨®lares en Los ?ngeles. Ahora que Edwards se ha apartado de la escena pol¨ªtica, la cuesti¨®n es a qui¨¦n va a escoger Obama como vicepresidente. Desde la invasi¨®n rusa de Georgia, Joe Biden, el experto en pol¨ªtica exterior m¨¢s veterano del Partido Dem¨®crata, se perfila como favorito.
Y los Clinton siguen siendo los Clinton. Su actitud ante la convenci¨®n es la de intentar obtener todo el poder que puedan. Pero, como dijo Lyndon B. Johnson, "es mejor tener a tus enemigos dentro de la tienda y meando hacia afuera que fuera de la tienda y meando hacia adentro". El m¨¦todo de Obama para ocuparse de los rebeldes Clinton -Hillary quiere conseguir la promesa clara de que ser¨¢ la candidata dem¨®crata en el futuro, un futuro que, desde su punto de vista, cuanto antes llegue, mejor- es concederles, a primera vista, todo lo que piden. Eso significa pagar parte de las deudas de Hillary y dar a Bill, a Hillary e incluso a Chelsea, un generoso espacio como oradores en la convenci¨®n.
Mientras tanto, detendr¨¢ el intento de Hillary de situarse como cabeza de un movimiento feminista ofreciendo responsabilidades importantes a una nueva generaci¨®n de mujeres que quiz¨¢ tengan tambi¨¦n, un d¨ªa, la oportunidad de ser candidatas a la presidencia. Entre las oradoras estar¨¢n la presidenta de la C¨¢mara de representantes, Nancy Pelosi, y la senadora por Misuri Claire McCaskill. Michelle Obama ser¨¢ la oradora estrella. La gobernadora de Kansas, Kathleen Sebelius, una fuerza en ascenso dentro del partido, es tambi¨¦n una de las favoritas para ser candidata a vicepresidenta.
En el Partido Dem¨®crata est¨¢ apareciendo una generaci¨®n de mujeres fant¨¢sticas. Y entre los republicanos tambi¨¦n est¨¢n surgiendo una serie de mujeres de gran fuerza. Para las mujeres, los temas est¨¢n claros. McCain ha dejado muy claro que har¨¢ todo lo posible (mediante sus nombramientos para el Tribunal Supremo) para revocar la legislaci¨®n que permite el aborto. Obama est¨¢ a favor de esa legislaci¨®n. Pese a ello, Hillary y Bill han hecho todo lo que han podido para sabotear la campa?a de Obama. El relato que ofrece el ¨²ltimo n¨²mero de Atlantic Monthly de los movimientos entre bastidores en la campa?a de Clinton (un barullo de rivalidades, dinero despilfarrado y rabietas) cuenta la c¨ªnica recomendaci¨®n del asesor Mark Penn a Hillary de que dijera que Obama ten¨ªa unos valores no americanos (otra forma de reprocharle que sea negro); luego le sugiri¨® que la mejor estrategia -que ella adopt¨® en la ¨²ltima fase de la campa?a- era presentarse como l¨ªder de las mujeres y defensora de la clase obrera.
Hillary nunca ha encabezado un movimiento feminista, aunque sus m¨¢s acendrados partidarios en el grupo PUMA -un grupo de dem¨®cratas radicalmente opuestos a la candidatura de Obama-, que amenazan con celebrar manifestaciones y causar disturbios en la convenci¨®n, tratar¨¢n de alegar que son un movimiento constituido. Es posible que Hillary defendiera la causa de la mujer en la universidad, pero luego se convirti¨® en la esposa del brillante y temerario Bill y, a partir de ah¨ª, se labr¨® una carrera pol¨ªtica. Entre los dos han acumulado entre 30 y 50 millones de d¨®lares, en buena parte, gracias a sus 16 a?os de poder en Washington.
Obama piensa contrarrestar las cr¨ªticas de que no es suficientemente americano ni patriota subrayando el tema de la convenci¨®n: que los dem¨®cratas representan a la nueva familia estadounidense. El nuevo censo que acaba de hacerse p¨²blico esta semana lo deja claro. En el plazo de 15 a?os, el n¨²mero de nacimientos de ni?os no blancos superar¨¢ al de blancos. Y un factor nuevo en nuestra sociedad es que muchos estadounidenses j¨®venes -en unos lugares m¨¢s que otros- no ven el color de la piel. No lo ven, no porque sean progresistas al viejo estilo -que s¨ª ve¨ªan el color y aceptaban la diferencia como prueba inequ¨ªvoca de sus credenciales de izquierdas-, sino porque han crecido en un pa¨ªs que ha dejado de ser blanco. No es Obama el que est¨¢ transformando Estados Unidos, sino un pa¨ªs transformado el que hace que la elecci¨®n de Obama sea posible. Si los menores de 35 a?os acuden a votar, Obama seguramente ganar¨¢. Si no votan, en una elecci¨®n tan ajustada, quiz¨¢ pierda.
Es verdad que Obama pod¨ªa tener menos aires de profesor. Quiz¨¢ necesita criticar a McCain tan directamente como McCain le ha criticado a ¨¦l. (McCain se limita a soltar soluciones simples. "?Qu¨¦ har¨¦ con el mal? Lo derrotar¨¦". "?Cu¨¢ndo se convierte el feto en una vida? En el momento de la concepci¨®n". Y as¨ª sucesivamente). Aunque esas frases pueden resultar atractivas para parte de la base republicana, al ala m¨¢s liberal y econ¨®mica del partido le dan miedo. En esta elecci¨®n at¨ªpica, en la que lo importante realmente es que el pa¨ªs est¨¢ redefini¨¦ndose, un grupo poderoso, muy rico y muy influyente de republicanos, ha formado "Republicanos por Obama". Entre sus inspiradores est¨¢n el ex congresista Jim Leach y la abogada y fil¨¢ntropa neoyorquina Rita Hauser. Hauser ha pedido a los republicanos que devuelvan el sentido com¨²n al partido, que abandonen las guerras irresponsables y la deuda irresponsable. Destaca que la mayor¨ªa de las mujeres estadounidenses, incluidas muchas que votan a los republicanos, est¨¢n a favor de la libertad de abortar.
Desde luego, los ideologizados a?os de Bush han sido los m¨¢s irresponsables de la historia de Estados Unidos. Lo que es importante recordar es que el c¨ªrculo ¨ªntimo de Bush -Cheney, Rumsfeld y Wolfowitz- estaba formado por personas nombradas, no elegidas, para las que no significaban nada ni el Gobierno ni la moral tal como se expresa en la Constituci¨®n; no les cost¨® nada abolir los controles constitucionales. Se violaron normas hist¨®ricas contra el uso de la tortura (McCain, que no pertenec¨ªa a ese c¨ªrculo, siempre se opuso). En la pr¨¢ctica, ese c¨ªrculo ¨ªntimo no electo llev¨® a cabo una especie de golpe silencioso dentro del Gobierno, se apoder¨® del Partido Republicano y viol¨® fatalmente las salvaguardias normales de nuestro sistema de los tres poderes. Esos c¨ªrculos de Washington, semiinvisibles hasta que fue demasiado tarde y que no respond¨ªan ante nadie, son los que ahora deben ser responsables y visibles. La nueva generaci¨®n de periodistas de investigaci¨®n tiene ante s¨ª una buena tarea. Confiemos en que sus descubrimientos convenzan a la poblaci¨®n de que es preciso votar.
Barbara Probst Solomon es periodista y escritora estadounidense. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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