Obama gana una hist¨®rica nominaci¨®n
El candidato dem¨®crata obtiene la designaci¨®n oficial en su peor momento de popularidad
Sorteados los obst¨¢culos de una convenci¨®n azarosa y temporalmente aplacadas las huestes de Hillary Clinton tras el llamamiento de la senadora a la unidad, Barack Obama recib¨ªa anoche por fin la designaci¨®n oficial como candidato presidencial del Partido Dem¨®crata, un hecho de dimensi¨®n hist¨®rica que le llega en su peor momento de popularidad y en una fase de gran incertidumbre en la campa?a electoral.
Obama ha demostrado ya en otras ocasiones su capacidad para revertir con un vibrante discurso el rumbo de los acontecimientos. Necesita hacerlo con su discurso de hoy, el m¨¢s importante de su carrera y el que cierra una convenci¨®n que no ha sido el paseo triunfal hacia la coronaci¨®n con el que los dem¨®cratas contaban hasta hace pocas semanas.
El senador cierra hoy el c¨®nclave con su discurso m¨¢s importante
Coincide con el 45? aniversario del "Yo tengo un sue?o" de Luther King
De hecho, la nominaci¨®n de Obama se produce justo un d¨ªa despu¨¦s de que el candidato republicano, John McCain, se pusiera delante, por primera vez, por dos puntos en el sondeo diario que realiza Gallup.
Esa encuesta fue hecha antes de la intervenci¨®n de Clinton el martes y no incluye, por tanto, el efecto que eso ha tenido entre los dem¨®cratas que hasta ahora se resist¨ªan a aceptar el resultado de las primarias. Pero aunque el sondeo en s¨ª no sea lo m¨¢s significativo, s¨ª lo es la dificultad de la Convenci¨®n Dem¨®crata para expandir un mensaje ganador entre los votantes.
En los dos ¨²ltimos d¨ªas se han ido corrigiendo errores y la asamblea llega a su final en mejor tono del que empez¨®. Pero hay que esperar hasta el discurso final de Obama para comprobar si Denver ha servido para revitalizar la candidatura dem¨®crata o ¨¦sta ha sido una oportunidad perdida.
El tono ha mejorado, sobre todo, porque Hillary Clinton -y Bill Clinton, que intervino anoche- cumpli¨® finalmente con el ¨²nico papel que le correspond¨ªa en esta reuni¨®n e hizo un inequ¨ªvoco, aunque no apasionado, mensaje de unidad. "Barack Obama es mi candidato y tiene que ser nuestro presidente", dijo. Ante las dudas provocadas por la propaganda republicana sobre si los dem¨®cratas han acertado en su elecci¨®n, hubiera ayudado m¨¢s decir que Obama es el mejor candidato posible. Pero no lo dijo.
"Tanto si votasteis por m¨ª o votasteis por Barack, ¨¦ste es el momento de unirnos como un ¨²nico partido con un ¨²nico prop¨®sito. Estamos en el mismo equipo y ninguno puede quedarse al margen", afirm¨® la ex primera dama.
Muchos de los que la escuchaban hubieran a?adido un punto m¨¢s de emoci¨®n a esas palabras y alg¨²n que otro elogio al candidato. Pero para los responsables de la candidatura de Obama eso es suficiente, y prefieren ahora intentar dejar este conflicto atr¨¢s y centrarse en derrotar a McCain.
Subsist¨ªan anoche, no obstante, algunos flecos de esa divisi¨®n que se reflejaron en la dificultad para establecer el mecanismo de nominaci¨®n de forma que se viera satisfecha la exigencia de Clinton de ver su nombre en las votaciones sin perjudicar la impresi¨®n de s¨®lido respaldo a Obama.
Los ¨²ltimos oradores han intentado, no obstante, mirar hacia adelante y fijar una estrategia para robustecer al candidato finalmente elegido. Esa estrategia tiene dos pilares: vincular la imagen de Obama, ex¨®tica para muchos votantes, a la del estadounidense medio y denunciar a McCain como un mero continuador de la pol¨ªtica de Bush.
En estos dos aspectos se han centrado todos los que han ido subiendo al podio del Pepsi Center. "McCain incrementar¨¢ el d¨¦ficit y continuar¨¢ gastando 10.000 millones de d¨®lares al mes en Irak. No nos podemos permitir cuatro a?os m¨¢s de lo mismo", dijo el martes el ex gobernador de Virginia, Mark Warner, que fue, como Obama hace cuatro a?os, el orador estrella de esta convenci¨®n.
Warner relacion¨® su propio origen humilde con la biograf¨ªa de Obama y afirm¨® que ambos son testimonio del sue?o americano. "Barack Obama forma parte de esa Am¨¦rica, la Am¨¦rica de las oportunidades", a?adi¨®.
Deval Patrick, el gobernador de Massachusetts, es negro como Obama, de familia pobre, como Obama, y crecido en el South Side de Chicago, donde Obama se form¨® pol¨ªticamente. Ambos comparten amistad, asesor electoral y el mismo mensaje interracial. Ambos son, como dijo, Patrick, "una historia americana".
Una historia americana es lo que Obama necesita contarles hoy a sus compatriotas para responder al desconocimiento o las dudas sobre su candidatura. En los ¨²ltimos d¨ªas, Obama ha sido ante el p¨²blico el que los republicanos han dicho que era: un extra?o, un inexperto y un liberal. Obama intentar¨¢ hoy decirle a los estadounidenses qui¨¦n es en realidad: un sencillo padre de familia, un trabajador, un so?ador y un moderado capaz de unir diferentes ideas, clases o razas.
Obama captur¨® la atenci¨®n nacional hace cuatro a?os con su famoso discurso sobre el final de los Estados rojos (el color republicano) y los Estados azules (el color dem¨®crata). Es muy posible que vuelva a ese argumento esta noche, su gran noche, en su primer discurso en directo ante todas las cadenas de televisi¨®n en horario estelar, que coincide con el 45? aniversario del c¨¦lebre discurso de Martin Luther King I Have a Dream (Yo tengo un sue?o). Ser¨¢ la primera vez que muchos estadounidenses vean su cara, la primera vez que presten atenci¨®n a lo que tiene que proponerles. Es un reto gigantesco. Nunca antes hab¨ªa aparecido en esa pantalla un candidato negro. Es una ocasi¨®n hist¨®rica, a veces infravalorada o distorsionada por los caprichos de la vanidad o las tensiones de la peque?a pol¨ªtica.
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