Todos contra el hambre

Es verdaderamente descorazonador el panorama de hambrunas que padecen tantos millones de seres humanos, especialmente ni?os, en tantos escenarios de nuestro insolidario planeta. Y es igualmente terrible que, ante realidad tan penosa, los pa¨ªses desarrollados de la Tierra no ofrezcan, ofrezcamos, apenas ayudas para resolver, o al menos aliviar, esas pavorosas realidades.

Si pensamos que con s¨®lo un 1% de nuestros ingresos podr¨ªamos contribuir al remedio de esas situaciones no se puede comprender por qu¨¦ esas situaciones se repitan un a?o y otro y otro, con el mismo triste rango de penalidad irredenta y sin remedio.

Ser¨ªa deseable que alguna instituci¨®n, supranacional, solvente, honrada, especializada y adecuadamente auditada, se ocupara de promover y conducir las ayudas necesarias, para que fuera posible que las hambrunas de tantos seres humanos, especialmente ni?os, dejaran de ser de por vida una realidad maldita.

Con que todos y cada uno de nosotros, los que tenemos el privilegio de pertenecer a sociedades libres y desarrolladas, aport¨¢ramos el 1% de nuestros ingresos, ver¨ªamos con infinito consuelo c¨®mo esas hambrunas desaparecer¨ªan para siempre de la faz de la Tierra.

Pongamos empe?o en esta idea, y seguro, seguro, que algo importante podremos conseguir con la colaboraci¨®n de todos. S¨®lo nos falta informaci¨®n sobre a qu¨¦ instituci¨®n, independiente, honesta y especializada, poder acudir. Porque los dem¨¢s sabremos hacer todo lo dem¨¢s, es decir, aportar nuestro 1% para que esa soluci¨®n pueda ser alg¨²n d¨ªa una realidad.