Compromiso o distancia
Steven Soderbergh abri¨® su carrera con Sexo, mentiras y cintas de v¨ªdeo (1989), que ten¨ªa mucho de declaraci¨®n de principios. Graham Dalton, el personaje encarnado por James Spader, bien podr¨ªa ser una contrafigura del director: un esteta de la c¨¢mara fr¨ªgida empe?ado en usar su objetivo como parapeto de toda implicaci¨®n emocional. No es casual que el mejor Soderbergh emerja cuando, directamente, se dispone a capturar el vac¨ªo: esas escenas de Ocean's thirteen donde Clooney y Pitt aluden, entre vaguedades y puntos suspensivos, a sus chicas exiliadas de la trama. Que Soderbergh se haya embarcado en el monumental proyecto de rodar un biopic en dos partes sobre la figura del Che es, en tal contexto, una noticia capaz de engendrar los m¨¢s razonables temores. A falta de ver Guerrilla -la pieza que cierra el discurso-, este cr¨ªtico no ha logrado que la prolija y desapasionada El argentino disipe esos temores.
CHE, EL ARGENTINO
Direcci¨®n: Steven Soderbergh.
Int¨¦rpretes: Benicio del Toro, Demi¨¢n Bichir, Rodrigo Santoro, Catalina Sandino Moreno, Unax Ugalde, Elvira M¨ªnguez.
G¨¦nero: biopic. Espa?a-Francia-Estados Unidos, 2008.
Duraci¨®n: 135 minutos.
En 1969, Richard Fleischer rod¨® un medianamente grotesco biopic del Che que, tras el espejismo de la narraci¨®n coral, acababa rindi¨¦ndose al manique¨ªsmo, la distorsi¨®n y el sentimentalismo populista: la secuencia clim¨¢tica en la que un pastor reprochaba al guerrillero que sus cabras ya no diesen leche era un hito de lo rid¨ªculo. Enfrentar las dos pel¨ªculas es un ejercicio interesante, en el que Soderbergh no sale tan bien parado como creer¨ªa: la escena del pastor es, en efecto, el paradigma de lo que Soderbergh nunca nos dar¨¢, pero las piezas que ¨¦ste aporta para armar un complejo retrato del Che no son, pese al cicl¨®peo metraje, ni m¨¢s numerosas, ni m¨¢s sustanciosas que las de Fleischer. Soderbergh no juega a la polifon¨ªa: su voz es la de los textos del propio Guevara, pero traducidos al registro, vaciado del fuego del compromiso, de un informe pericial. El argentino es, as¨ª, una hagiograf¨ªa que neutraliza su riesgo panfletario, a trav¨¦s de la voz funcionarial de un cineasta que utiliza su virtuosismo como salvoconducto.
El argentino alterna interferencias de textura documental que recrean la visita del Che a la ONU en 1964 en calidad de representante del Gobierno cubano con la cr¨®nica de la campa?a militar que culmin¨® con la ca¨ªda del r¨¦gimen de Batista. Tanto en un nivel de la narraci¨®n como en el otro, Soderbergh lima aristas: el discurso ante la ONU esquiva sus extremos m¨¢s incendiarios y el episodio en que el Che aplica la pena de muerte sobre sus ovejas descarriadas deja en el aire la evoluci¨®n de un criterio punitivo que la pel¨ªcula de Fleischer s¨ª tanteaba. Soderbergh se empe?a en mantener una distancia que coloca su pel¨ªcula m¨¢s cerca del cine did¨¢ctico que del cine pol¨ªtico.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.